Algunos ya quieren escapar de Twitter

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Imagen de Gordon Johnson en Pixabay

Lo que está en entredicho es cómo las redes sociales contribuyen o no a un sano debate político y, en definitiva, si es indispensable estar en esos espacios para mantener una comunicación efectiva con los ciudadanos.

Luis Ernesto Blanco / 20 de mayo de 2021


 

A comienzos de abril de 2021, la alcaldesa de Barcelona (España), Ada Colau, anunció su decisión de darse de baja de la aplicación Twitter. Lo comunicó en la misma red social y en sus perfiles de Facebook e Instagram, que sí mantendrá (Colau, 2021). Su argumento central es que Twitter «la aleja» de los objetivos de hacer buena política. «Encima, la sensación es que deforma la realidad: sobrerrepresenta las polémicas y los discursos de odio y te acaba casi convenciendo de que la humanidad es mala, desconfiada, egoísta» (El Periódico, 2021).

La decisión de Colau, que contaba con casi un millón de seguidores, pudiera representar un nuevo aviso de un problema para la red social, que durante años ha aprovechado la polémica y la creciente polarización del discurso político para mantener notoriedad e impacto entre sus seguidores. No pocos piensan que tanta discusión infértil ya es agotadora y desgastante.

Algunas respuestas a su tuit le daban la razón por su decisión y, a pesar de aparecer en la misma red social, no faltaba quien calificara la decisión de «una muestra de valentía y coherencia» (Albiach, 2021). Sin embargo, otros señalan que desaprovecha la oportunidad de conectar con una audiencia importante. Aunque no sea tan relevante como otras redes, Twitter supera los 300 millones de usuarios activos en todo el mundo; y, no obstante que está lejos de los 2.200 millones de Facebook, los 1.000 millones de Instagram o los 2.000 millones de YouTube, su influencia en la política y los medios es considerable.

 

¿Por qué ahora?

Para Carmen Beatriz Fernández, experta en mercadeo político, «la declaración sorprende porque hay pocos partidos españoles que sean tan digitales como Podemos y sus aliados. Ada Colau ha hecho un buen diagnóstico con el que es difícil no coincidir». Sin embargo, Fernández parece poner en duda las motivaciones reales de Colau.

Hoy Twitter es un espacio más sano que hace unos años. Miles de bots que intoxicaban la discusión y orquestaban soporte público fingiendo espontaneidad han sido eliminados. Hay menos anonimato, menos lenguaje insultante, intimidación o insultos; se castiga con la expulsión de la plataforma el discurso de odio (bien se trate de machismo, homofobia, racismo o xenofobia). Podría asegurar, incluso, que hoy Twitter es más saludable que cuando Colau ganó la alcaldía (Beers & Politics, 2021).

Más allá de la decisión de Colau, lo que está en entredicho es cómo las redes sociales, y Twitter en particular, contribuyen o no a un sano debate político y, en definitiva, si es indispensable estar en esos espacios para mantener una comunicación efectiva con los ciudadanos. A pesar de sus esfuerzos, Twitter no ha podido seguir convenciendo a la gente de lo indispensable de estar en el espacio ni frenar del todo el ambiente tóxico que muchos le atribuyen, lo que afecta cada vez más su credibilidad. El abandono, por parte de muchos usuarios y personas con repercusión mediática, «puede acabar suponiendo un efecto de arrastre que haga que Twitter pierda cada vez mayor influencia. De hecho, sus ingresos publicitarios son muy inferiores al de otras redes sociales. No es fácil para muchas empresas confiar sus acciones publicitarias a una plataforma que cada vez está más marcada por el odio» (Checa, 2021).

 

Polarización, redes sociales y populismo

Desde que Twitter abrió sus servicios, los usuarios tuvieron la oportunidad de opinar, expresar reivindicaciones, organizarse y hablarse de tú a tú con los gobiernos, sin necesidad de intermediarios en la comunicación como los medios tradicionales.

La realidad comenzó a cambiar cuando las redes sociales optaron por mejorar las funcionalidades, como la introducción del retuit, el like y el botón de «compartir» que fue aprovechado por empresas con fines de mercadeo y organizaciones periodísticas para ganar clics. En un extenso hilo publicado el 20 de abril de 2020, Carmela Ríos, periodista especializada en redes sociales, señalaba cómo los populismos y las redes sociales consiguen darse la mano y realimentarse mutuamente.

Rusia primero y muchos populismos después comprendieron que las redes sociales podían obtener para su comunicación política los mismos beneficios que las empresas de noticias de clics. Es decir, hacer que llegaran a las cuentas de Facebook o Twitter de los ciudadanos publicaciones que presentaran realidades más o menos alteradas. Tan preocupantes, emotivas o escandalosas que animaran al ciudadano a reaccionar y compartirlas con sus allegados (Ríos, 2021).

Los mensajes de algunos populismos se adaptan como un guante al ADN de las redes sociales. «Al igual que las redes sociales, la nueva propaganda se alimenta principalmente de emociones negativas porque éstas aseguran la mayor participación. Pero también cuenta con un lado festivo y liberador, demasiado a menudo pasado por alto», dice Ríos (2021), quien cree que el populismo seguirá creciendo más en países con ciudadanos ignorantes de estas herramientas y en sociedades donde el periodismo siga dirigiendo su atención hacia los escenarios de la política tradicional.

No obstante la decisión de Colau y otros políticos que la imiten, por legítimo cansancio o porque no soporten las manifestaciones de odio y el escrutinio público las 24 horas, por ahora el espacio seguirá teniendo repercusión y mucho más en entornos como el venezolano, donde resulta una válvula de escape contra la censura. Quien decida «no estar» también deberá pagar las consecuencias.


Luis Ernesto Blanco, profesor de periodismo digital en la Universidad Católica Andrés Bello y jefe de redacción del portal informativo Runrun.es.

Referencias

  • Albiach, J. (2021, 11 de abril). Una mostra de valentia i coherència, que hauria de fer reflexionar. @jessicaalbiach. https://twitter.com/jessicaalbiach/status/1381367086631518220
  • Beers & Politics (2021, 14 de abril). ¿Hace bien Ada Colau al dejar Twitter. https://beersandpolitics.com/hace-bien-ada-colau-al-dejar-twitter
  • Checa, F. (2021, 19 de abril). Política en Twitter: Del activismo al odio. The Conversation. https://theconversation.com/politica-en-twitter-del-activismo-al-odio-159156
  • Colau, A. (2021, abril 11). He decidido dejar Twitter con carácter indefinido. Aquí cuento mis razones. @adacolau. https://twitter.com/AdaColau/status/1381330340590055430
  • El Periódico. (2021, abril 11). Ada Colau anuncia que deja Twitter. https://www.elperiodico.com/es/politica/20210411/ada-colau-anuncia-deja-twitter-11649552
  • Ríos, C. (2021, 20 de abril). Por qué los populismos y las redes sociales hacen tan buena pareja. @carmelarios. https://twitter.com/CarmelaRios/status/1384552875859353603