Batalla contra el coronavirus: dilemas y aprendizajes para Venezuela

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Fotografía: Anna Shvets / Pexels

La pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus (COVID-19) es un problema de gran complejidad y relevancia a escala global. Formular políticas públicas para solucionarlo exige a los gobiernos enfrentar varios dilemas. Urge examinar los aprendizajes para el caso de Venezuela.

Rosa Amelia González / 30 de marzo de 2020


 

Para el mundo entero la pandemia del coronavirus es un problema complejo; quizá el más complejo que podrían imaginar quienes se dedican a la docencia y la investigación sobre políticas públicas. Además de ser difícil formular el problema (por el limitado conocimiento del virus, sus patrones de contagio y consecuencias), las opciones de intervención para enfrentarlo plantean una serie de dilemas para los encargados de formular políticas públicas.

 

Coerción o análisis de datos

Desde finales de enero, la respuesta de China constituye una muestra palpable de un ejercicio de poder coercitivo. El gobierno aplicó medidas muy estrictas para mantener a cerca de sesenta millones de personas de la provincia de Hubei aisladas en sus hogares, prohibir casi todos los viajes dentro de China e imponer restricciones adicionales a unas 700 millones de personas en todo el país.

Otro enfoque fue empleado en Corea del Sur (Al Jazeera, 2020), donde el gobierno optó por producir masiva y rápidamente pruebas para el despistaje del virus, realizar más de 300.000 pruebas gratuitas y aislar a quienes resultaron positivos, y rastrear y aislar a todas las personas que estuvieron en contacto con ellos. En lugar de cuarentena y restricciones de movilidad universales, el gobierno utilizó el análisis de datos para rastrear las fuentes de contagio, mediante cámaras de seguridad, movimientos de tarjetas de crédito e información de ubicación (GPS) de automóviles y celulares.

Estas aproximaciones, ciertamente muy distintas, tienen algunos puntos de convergencia. Además de la cuarentena y otras restricciones, progresivamente el gobierno de China comenzó a hacer pruebas de despistaje, aislar los casos positivos y rastrear y aislar a posibles contagiados. Por su parte, el gobierno de Corea del Sur desplegó una campaña masiva de información (dos veces por día) y promoción del distanciamiento social, para impedir grandes concentraciones y frenar la propagación del virus.

También tienen en común un alto grado de injerencia del gobierno. Es posible que el tipo de control autoritario utilizado en China no pueda replicarse en sociedades abiertas. Mientras que, en algunos países, puede ser difícil aceptar la invasión de la privacidad que supone el enfoque surcoreano: el gobierno aplica una ley que le otorga amplia autoridad para tener acceso a información privada de bancos, empresas de vigilancia, operadoras de telefonía y otras fuentes.

 

Crisis de salud o crisis económica

Baldwin y Weder di Mauro (2020) mostraron la existencia de una relación inversa entre la efectividad de las medidas médicas para contener la aparición de nuevos casos (aplanar la curva) y la gravedad de la recesión que sufrirá la economía.

 

Las políticas de contención aplanan la curva médica, pero aumentan la curva de recesión

Fuente: Baldwin y Weder di Mauro (2020).

 

Ricardo Hausmann (2020) explica que las políticas médicas de contención afectan negativamente la economía por dos vías: contracción de la demanda y colapso de la oferta de bienes y servicios. En la medida en que la gente decide voluntariamente o es obligada a permanecer en su casa, demanda menos bienes y servicios. Por su parte, si las empresas no operan, porque sus empleados están recluidos en sus hogares, la producción se detiene.

Ambos impactos son peores en los países menos desarrollados, cuyas economías dependen en buena medida de actividades informales. El trabajador informal demanda menos no solo porque tiene restricciones para salir de su casa sino, también, porque después de iniciar su confinamiento tendrá menos recursos para comprar. Del lado de la oferta, la probabilidad de que los pequeños emprendimientos, así como micro y pequeñas empresas, puedan resistir un cierre prolongado es muy baja, y se ven obligadas a cerrar.

Si la población más vulnerable percibe que la probabilidad de morir de hambre en la casa es mucho mayor que morir a causa de la enfermedad, la cuarentena puede hacerse insostenible

En palabras de Hausmann: «Si la gente debe elegir entre un 10% de chance de morir si va a trabajar y se contagia el COVID-19 o morirse de hambre con seguridad si se queda en casa, es muy probable que opte por ir a trabajar». Este dilema probablemente explique por qué los gobiernos de varios países latinoamericanos, como México, Brasil, Cuba y Nicaragua, hayan sido tan renuentes a adoptar políticas médicas de contención. También explica las medidas económicas que, con el paso del tiempo, van tomando los gobiernos para amortiguar el impacto recesivo de las políticas médicas de contención: reducción de tasas de interés para préstamos, compra de bonos, subsidios a empresas y familias, prórrogas de pagos de créditos e impuestos, nuevos seguros al desempleo, entre otras.

 

Directriz clara o iniciativa propia

Apegado a la tesis de la inmunidad colectiva (herd immunity) —inmunidad a un patógeno que adquiere una población por la protección que brindan quienes ya han sido infectados o vacunados al resto— el gobierno británico concentró inicialmente sus esfuerzos en proteger ciertos grupos vulnerables, como los ancianos, sin tomar muchas medidas adicionales (Yong, 2020). En ausencia de una directriz clara del Estado, las instituciones y los ciudadanos británicos comenzaron a tomar decisiones, y fueron más allá de lo recomendado por el gobierno: las universidades cerraron y pospusieron los actos de graduación, los hogares de cuidado prohibieron las visitas, la Reina canceló sus compromisos públicos y hasta las ligas de fútbol suspendieron sus actividades.

En otros países federales o descentralizados, como Estados Unidos y Colombia, ante lo que las autoridades regionales y locales interpretaron como excesiva lentitud o falta de respuesta del gobierno nacional, gobernadores y alcaldes tomaron sus decisiones: promovieron el aislamiento social, impusieron la cuarentena o restringieron la movilidad. En Bogotá, la alcaldesa Claudia López decretó un «Simulacro vital obligatorio», para prepararse ante el avance de la pandemia, del 19 al 23 de marzo. Posteriormente, el 20 de marzo, el presidente de la República Iván Duque ordenó el aislamiento preventivo obligatorio de toda la población desde el martes 24 de marzo hasta el lunes 13 de abril.

 

Aprendizajes para Venezuela

Las situaciones descritas ponen en evidencia el dilema que existe entre la libertad de acción y la dificultad de coordinación (o necesidad de dirección), cuando un problema afecta a numerosos y diversos grupos poblacionales. A partir de estas experiencias pueden derivarse algunos aprendizajes para el caso de Venezuela:

  • Como todo problema complejo, la batalla contra el coronavirus requiere soluciones adaptadas a cada contexto. Si bien es cierto que el gobierno venezolano ha utilizado una estrategia de cuarentena y restricciones de movilidad universales, similar a la de China, no necesariamente puede esperarse el mismo grado de efectividad si no se implementan otros componentes, tales como pruebas de despistaje, aislamiento de casos positivos y rastreo de las fuentes de contagio.
  • Si la población más vulnerable percibe que la probabilidad de morir de hambre en la casa es mucho mayor que la de salir, contagiarse y morir a causa de la enfermedad, las medidas de cuarentena y restricciones de movilidad pueden hacerse insostenibles. Eso ocurrió en medio de la crisis del Ébola, cuando el gobierno de Liberia puso en cuarentena a West Point, uno de los barrios marginales más pobres de África.
  • El dilema entre crisis de salud y crisis económica es mucho más agudo en Venezuela que en otros países de América Latina, ninguno de los cuales ha perdido casi dos tercios de su riqueza (65 por ciento del PIB) en los últimos seis años (2014-2019). Eso implica un escaso margen de maniobra del gobierno venezolano para amortiguar el impacto recesivo de la crisis del coronavirus, en un contexto de caída del precio del petróleo.
  • La posibilidad de contar con una directriz clara del gobierno nacional requiere confianza y comunicación entre las autoridades y el público. Cuando no existen estas condiciones, otras organizaciones y liderazgos pueden tomar la iniciativa.

 

Referencias

  • Al Jazeera (2020): «How Italy, South Korea differ in tackling coronavirus outbreak», 13 de marzo: https://www.aljazeera.com/news/2020/03/italy-south-korea-differ-tackling-coronavirus-outbreak-200313062505781.html
  • Baldwin, R. y Weder di Mauro, B. (2020): «Mitigating the COVID economic crisis: act fast and do whatever it takes». CEPR Press VouxEU.org eBook: https://voxeu.org/print/65196
  • Hausmann, R. (2020): «Aplanar la curva del COVID-19 en los países en desarrollo». Project Syndicate, 24 de marzo: https://www.project-syndicate.org/commentary/flattening-covid19-curve-in-developing-countries-by-ricardo-hausmann-2020-03/spanish
  • Yong, E. (2020): «The U.K.’s coronavirus ‘herd immunity’ debacle». The Atlantic, 16 de marzo: https://www.theatlantic.com/health/archive/2020/03/coronavirus-pandemic-herd-immunity-uk-boris-johnson/608065/

Rosa Amelia González, profesora y coordinadora del Centro de Políticas Públicas del IESA.

Miembro de Acuerdo Social, asociación civil dedicada a la elaboración de propuestas de políticas públicas para Venezuela / acuerdosocialvenezuela@gmail.com