Con mis carteras no te metas: las nuevas fronteras de la regulación

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Foto de Etienne Girardet en Unsplash

Ahora las fusiones y adquisiciones pueden verse afectadas por consideraciones antimonopólicas en sectores donde nadie se había planteado la posibilidad de tales conflictos. Así lo muestra la decisión de un tribunal de Nueva York de congelar la fusión de las empresas productoras de carteras Capri y Tapestry.


 

El pasado 25 de octubre de 2024, Jennifer Rochon, juez asignada para el Distrito Sur de la ciudad de Nueva York, congeló la fusión de las empresas Capri y Tapestry hasta que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) culmine una investigación para determinar si esa operación afecta los intereses de los consumidores estadounidenses.

Los nombres de estas empresas no deben decirles mucho a quienes no tengan algún interés particular en el mundo de la moda. Pero cuando se habla de marcas como Michael Kors, Versace y Jimmy Choo, que pertenecen a Capri Holdings, o Coach, Kate Spade o Stuart Weitzman, propiedad de Tapestry Inc., el tema comienza a ser más cercano.

Es frecuente ver a la FTC embarcarse en peleas con monopolios en distintas áreas de actividad comercial o industrial, pero verla enfilar sus baterías contra dos productores de carteras no deja de ser llamativo. Al fin y al cabo, las opciones de los consumidores en el mundo de la moda son infinitas y no es fácil entender cómo una fusión de este tipo puede afectarles.

Según palabras de un vocero del organismo regulador, «la decisión de hoy es una victoria no solo para la FTC, sino también para los consumidores de todo el país que buscan acceso a bolsos de calidad a precios asequibles […] La decisión garantizará que Tapestry y Capri continúen compitiendo cara a cara en beneficio del público estadounidense».[1]


Una fusión entre Capri y Tapestry podría traer como resultado la producción de artículos de moda de mayor precio y menor calidad.


La demanda de la FTC fue admitida por la corte neoyorquina porque, a juicio de la juez, estas compañías operan en el segmento denominado «lujo asequible» y en conjunto controlarían un 59 por ciento de ese mercado. La FTC usa un umbral de 30 por ciento como valor de referencia para señalar situaciones en las que la libre competencia pudiera estar en riesgo.

En opinión de la juez Rochon, la existencia de un gran mercado de moda donde compiten productos de toda la gama de precios no niega la existencia de nichos de consumidores que tienen derecho a recibir productos que satisfagan la relación calidad-precio requerida. Por lo tanto, una fusión entre Capri y Tapestry podría traer como resultado la producción de artículos de moda de mayor precio y menor calidad.

Las empresas afectadas se defendieron argumentando que ambas operan en una industria muy competitiva, donde tienen que enfrentarse a marcas de gran tradición y a nuevos actores que traen consigo nuevas propuestas. Estas empresas tienen la presión de apelar a la decisión de la juez debido a que tienen compromisos adquiridos para llevar a cabo la fusión, que debería culminar en febrero de 2025.

También se espera que el fallo tenga consecuencias para las casas de moda de todo el mundo, que hasta ahora no se preocupaban por el escrutinio antimonopolio. Grupos empresariales de la moda, como LVMH y Kering, han utilizado las adquisiciones de empresas como un elemento fundamental de su estrategia de crecimiento. Tales procesos han facilitado la inyección de capital en empresas pequeñas que lo necesitan para consolidarse o refrescar sus marcas. También le han dado a los fundadores de grandes compañías, como ha sido el caso del diseñador Michael Kors, la posibilidad transformar en efectivo el capital acumulado a lo largo de los años.

Ser parte de un grupo económico poderoso facilita a las empresas del sector de la moda sobrevivir a la volatilidad del gusto de sus clientes o a cambios geopolíticos que afectan la demanda de sus productos. Uno de los principales afectados por los cambios en el modelo de desarrollo chino, así como por las campañas anticorrupción de ese país, ha sido el sector de la moda: los funcionarios corruptos recibían con frecuencia sobornos disfrazados como regalos de artículos de lujo.

Capri Holdings y Tapestry Inc. tuvieron poco éxito tratando de probar en la corte neoyorquina que el mundo de las carteras no calza exactamente en la definición de nicho. Este es un aspecto que abrirá una línea de discusión en el ámbito de la regulación comercial.

Lo que cabría preguntarse es cómo se verá afectada la dinámica de las fusiones y adquisiciones de empresas cuando entran en juego consideraciones antimonopólicas en sectores donde los actores ni siquiera se habían planteado hasta ahora la posibilidad de que tales conflictos existiesen.


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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Nota

[1] Peiser, J. (2024, 24 de octubre). Judge sides with federal regulators, blocks luxury fashion merger. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/business/2024/10/24/tapestry-capri-merger-blocked/