Cuando Tina no es un nombre de mujer

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Fotografía: Marc Pascual / Pixabay

Tina es el acrónimo de la frase there is no alternative, utilizada en el contexto de las inversiones de oferta pública para indicar que no hay otra opción sino seguir comprando acciones de empresas.

Carlos Jaramillo / 16 de julio de 2020


 

Si algo adoran los comunicadores de habla inglesa es un acrónimo; en particular, si evoca una acción, el nombre de un animal o de una persona. Dentro de este grupo se ha vuelto muy popular últimamente «Tina», que no es un nombre de mujer ni un sinónimo de bañera, sino la versión corta de la frase there is no alternative («no hay alternativa»), que se usa en el contexto de las inversiones de oferta pública para indicar que, pese a sus altos precios, muchos inversionistas no encuentran otra alternativa que seguir comprando acciones de empresas.

La política de los bancos centrales de los países desarrollados de mantener bajas las tasas de interés —para enfrentar, primero, la Gran Crisis Financiera de la década pasada y, ahora, la pandemia más importante del último siglo— ha causado una gran distorsión en las reglas básicas del diseño de carteras de inversión. En un pasado muy reciente, quien quería ingresos compraba renta fija, y quien buscaba apreciación de capital la encontraba en acciones.

Hoy, cuando el rendimiento de los dividendos del S&P 500 está en el orden de 1,25 por ciento y el treasury a diez años oscila entre 0,6 y 0,8 por ciento, el mensaje oculto detrás de Tina es más que evidente. La diferencia de retorno entre renta variable y renta fija es aún más pronunciada en Europa, donde las políticas de dividendos de las empresas de oferta pública tienden a ser más generosas.

La percepción de que «no hay alternativa» produce, tanto en los gerentes de carteras de inversión como en sus clientes, la sensación de estar atrapados, de jugar el mismo juego que los demás, y muchos saben por experiencia que estas situaciones degeneran tarde o temprano en una burbuja financiera. Si bien puede haber nichos de inversión, como la tenencia de oro o la posesión de criptoactivos, tales familias de activos no son suficientemente abundantes para desplazar a las acciones de oferta pública, dentro de la mezcla de activos disponibles para la mayoría de los inversionistas.

Detrás de Tina hay un gran supuesto: muchas empresas de oferta pública serán capaces de navegar a través de la tormenta de la pandemia con márgenes de beneficios razonablemente aceptables. Pero si lo que está ocurriendo realmente es un interregnum, término extraído del derecho romano para designar situaciones en las que no existe liderazgo, el viejo orden deja de tener vigencia y no termina de emerger uno nuevo, entonces estamos en verdaderos problemas.

En un interregnum la recesión global se transformaría en una estancación: período de mínimo crecimiento económico acompañado de bajas utilidades corporativas, flujos de efectivos menguados y reducción de dividendos. Por lo tanto, los precios de las acciones deberían caer significativamente.

Tina es una estrategia de impulso (momentum) consistente en una apuesta: los factores que han empujado al alza a un sector de actividad económica seguirán haciéndolo durante un tiempo más. Ese impulso se mantendrá mientras los actores económicos así lo crean.

Para los inversionistas y sus asesores la pregunta es: ¿habrá llegado el momento de abandonar a Tina? No existe una respuesta clara a esta pregunta.

Todo dependerá de la evolución de la pandemia. Si las economías nacionales son capaces de abrirse nuevamente, manteniendo controlados los contagios y con los sistemas de salud operando por debajo de sus máximos de capacidad de atención, Tina seguirá siendo la mejor estrategia.

Pero si el escenario emergente es un interregnum habrá llegado el momento de abrazar la renta fija, con sus magros rendimientos. No habrá muchas cosas interesantes que contar a los nietos con esta estrategia, pero muy probablemente habrá algún dinero que dejarles.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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