Educación inclusiva y de calidad: ¿en quién recae la responsabilidad?

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Fotografía: kkDonut / Stockvault

La educación es clave para el desarrollo sostenible. Desde la perspectiva de derechos humanos, los Estados son responsables y eso los convierte en beneficiarios de la cooperación internacional. Pero la sociedad civil organizada puede contribuir a dar un salto cualitativo en esta materia.

María Gabriela Mata Carnevali / 9 de marzo de 2020


 

Educación es la clave para el desarrollo sostenible y la paz y la estabilidad dentro y entre los países, y en consecuencia es indispensable para la gente participar de lleno en las sociedades y economías globalizadas del siglo 21 para defenderla y promoverla.

Kailash Satyarthi

 

El objetivo de las naciones de lograr una educación inclusiva y de calidad para todos se basa en la firme convicción de que la educación es uno de los motores más poderosos para avanzar hacia el desarrollo sostenible. La meta es asegurar que todos los niños completen su educación primaria y secundaria de manera gratuita para 2030 y que tengan acceso igualitario a una formación técnica y superior de calidad; también lo es ofrecer oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para quienes quieran seguir estudiando (PNUD, 2020). A la pregunta de en quién recae la responsabilidad —el sistema internacional, los Estados o la sociedad civil— la respuesta es: todas las anteriores.

Desde la perspectiva de los derechos humanos los Estados son los responsables de proveer educación a su población. Sin embargo, la cooperación internacional ha desempeñado y desempeña un papel fundamental en el mejoramiento de los índices generales y en la superación de algunas cifras trágicas en los lugares castigados por la pobreza y la guerra. Una mirada centrada en el Estado hace que la mayor parte de la ayuda se canalice mediante proyectos gubernamentales. Sin embargo, cabe destacar la importancia creciente de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en esta materia.

La sociedad civil organizada, con o sin apoyo internacional, puede contribuir, y de hecho contribuye, a dar un salto cualitativo en materia de educación en distintos países

En diversas conferencias internacionales celebradas en lo que va del siglo XXI se ha hecho hincapié en la función de la sociedad civil organizada para el logro de las metas de desarrollo social, entre ellas la de «educación para todos». El Marco de Acción de Dakar, vigente hasta 2015, subraya la necesidad de garantizar el compromiso y la participación de la sociedad civil en el desarrollo educacional. Entre las razones, Nitya Rao (2000), activista india, señala lo siguiente:

Dada su fuerza en términos de flexibilidad, sensibilidad frente a las necesidades, capacidad para dirigir proyectos piloto innovadores, puede contribuir substancialmente a mejorar la calidad de la educación — una educación adecuada para las condiciones de vida cotidiana de la comunidad, para las necesidades de los marginados, de las mujeres y de los grupos que se encuentran al margen del sistema de educación formal, en términos de contenido, lengua y cultura; una educación que se centre en el educando, que facilite el proceso de análisis crítico y de aplicación, en lugar del mero aprendizaje de memoria.

La sociedad civil, por medio de sus distintas organizaciones, puede llenar vacíos importantes en las políticas públicas para el sector educativo con empuje y creatividad. Otra función de los grupos comprometidos en esta materia es facilitar el vínculo con otros programas para el desarrollo. Así, una campaña de alfabetización puede ir ligada a acciones para la toma de conciencia en el área de salud, el incentivo del ahorro y la gestión del crédito, el manejo de vertientes de agua y la planificación de recursos o la capacitación de mujeres.

La sociedad civil organizada, con o sin apoyo internacional, puede contribuir, y de hecho contribuye, a dar un salto cualitativo en materia de educación en distintos países. Quizás el impacto en números es todavía pequeño, pero ha sido decisivo en las vidas de quienes se han beneficiado, como mostró una experiencia con cinco ONG indias en 2005: SEWA, una asociación de mujeres empresarias con un programa de educativo diseñado para el empoderamiento de las mujeres; CRY y Vidya and Child, que ofrecen educación para los niños menos privilegiados; Adi Gram Samiti, que ofrece educación no formal para niñas musulmanas; y Bodh School, una escuela para niños especiales en Hyderabad (Mata, 2008). La fundación de Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz 2014, no se cansa de promover el derecho de las niñas a ser educadas al igual que sus hermanos varones, e insiste en que la educación de las niñas es la mejor inversión que pueda hacerse por su impacto favorable en las familias y en la economía (Mohamed, 2017).

En el caso de Venezuela Amnistía Internacional ha asumido, junto con otras ONG, la tarea de formación en derechos humanos, con una reconocida labor entre estudiantes y maestros. Muy exitosa resultó la campaña de hace un par de años contra el acoso en las escuelas. La violencia escolar es probablemente uno de los problemas más arraigados en Venezuela, y afecta a buena parte de los actores de la comunidad educativa, especialmente los estudiantes. Sin embargo, muchas instituciones educativas siguen aceptando comportamientos violentos entre pares, al asumir una cultura de «silencio» que ayuda a perpetuar la violencia escolar como forma relacional «aceptable» y a cubrirla de un manto de impunidad (Petraglia, 2017).

El trabajo de Fe y Alegría no necesita presentación y sí todo el apoyo que se le pueda brindar. En marzo de 2020 cumple 65 años de labor ininterrumpida en favor de la educación de los niños de las zonas populares. Se hace así realidad el sueño del padre José María Vélaz, quien fundó la primera escuela en una humilde casa donada por el albañil Abraham Reyes en la parroquia 23 de Enero, en Caracas.

Los gremios de maestros y profesores han asumido con valentía la lucha por una educación de calidad en el marco de un deterioro generalizado de la convención colectiva y las edificaciones educativas, males atribuidos a los ocupantes de Miraflores, que estarían buscando poner de rodillas al sector por razones ideológicas. Dada la saña particular exhibida contra las casas de educación superior, estas han debido afinar sus estrategias y llevar la querella a las más diversas instancias, incluidas la Organización de Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Voa, 2019; Aula Abierta Prensa, 2017).

El objetivo es atender con prioridad la situación de los derechos vinculados al sector universitario en Venezuela (libertad académica, autonomía universitaria y no discriminación en la asignación de cupos), además de señalar la recurrente criminalización de la protesta y el abuso de poder en la detención y el procesamiento de universitarios ante la justicia civil y militar. La defensa de la democracia cobra cada vez mayor relevancia, al considerarse que la superación de los problemas en materia de educación requiere el cambio del gobierno.

El solo reconocimiento del papel de la educación en el desarrollo ya no es suficiente. Es hora de llevar a la práctica las reformas y modificaciones necesarias para cumplir las metas de una «educación para todos», para que hombres y mujeres participen por igual en la vida moderna y los países puedan integrarse en mejores condiciones a la rápida evolución de la humanidad.

La responsabilidad central es del Estado. Por ende, el gobierno debe garantizar la entrega de servicios educacionales y proteger este derecho de las fuerzas del mercado o cualquier tipo de prejuicios que puedan causar la exclusión de grupos desfavorecidos. Sin embargo, como sucede con otros derechos económicos y sociales, cuando el Estado no responde, la sociedad civil puede y debe tomar cartas directas en el asunto, y prepararse para gestionar parte de la ayuda internacional.

Dado que las ONG cumplen una labor tan importante, convendría pensar en mecanismos para hacer de sus innovaciones una tendencia dominante (Rao, 2000). Esto ayudaría a trascender la idea funcional e instrumental de la educación como un medio para aumentar la productividad, reducir la población o eliminar la pobreza, e impulsar su valor en términos de capacitación de los individuos y de las comunidades para ejercer una ciudadanía plena, consolidar gobiernos democráticos y fomentar una cultura de paz.

 

Referencias

  • Aula Abierta Prensa (2017): «ONGs venezolanas piden al Alto Comisionado de ONU sobre DDHH atender derechos universitarios en Venezuela». Aula Abierta. http://aulaabiertavenezuela.org/index.php/2017/10/26/ongs-venezolanas-piden-al-alto-comisionado-de-onu-sobre-ddhh-atender-derechos-universitarios-en-venezuela/
  • Mata, M. G. (2008): «India: educación con reservas». Educere. Vol. 12. No. 42: 635-643. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102008000300025&lng=es&nrm=iso
  • Mohamed, F. (2017): «Girls’ education is the best investment we can make to grow the world’s economies». Quartz. https://qz.com/1119055/malala-fund-ceo-girls-education-is-the-best-investment-to-grow-the-worlds-economies/?utm_source=qzfb
  • Petraglia, E. (2017): «Cómplices y encubridores del acoso escolar-bullying». Amnistía Internacional. https://www.amnistia.org/ve/blog/2017/05/2220/campana-contra-el-acoso-escolar
  • PNUD (2020): «Objetivo 4: educación de calidad». Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals/goal-4-quality-education.html
  • Rao, N. (2000): «Cooperación con la sociedad civil para lograr los objetivos sociales a través de la educación». Revista EAD-Educación de Adultos y Desarrollo 55/2000. https://www.dvv-international.de/es/educacion-de-adultos-y-desarrollo/ediciones/ead-552000/dakar-educacion-para-todos/cooperacion-con-la-sociedad-civil-para-lograr-los-objetivos-sociales-a-traves-de-la-educacion/
  • Voa (2019): «Docentes en paro en Venezuela: “Suben la carne y los maestros mueren de hambre”». Voa Noticias. https://www.voanoticias.com/a/maestros-convocan-a-paro-de-labores-en-venezuela/5118314.html

María Gabriela Mata Carnevali, profesora del Área de Relaciones Internacionales y Globales, Universidad Central de Venezuela / @mariagab2016