El péndulo de los mercados financieros

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Fotografía: Zerpixelt / Pixabay.

Si se pregunta a un grupo de inversionistas qué es lo más importante para invertir en bolsa, ¿qué dirían: una base sólida de conocimientos técnicos, mucho dinero o suerte? Hay algo fundamental que cualquiera necesita: controlar sus emociones ante los vaivenes del mercado.


Indudablemente, la tendencia a largo plazo de las acciones es al alza, porque son un reflejo del desarrollo constante de los países y sus economías. Pero este crecimiento no es una línea recta, por lo cual debe esperarse que los mercados tengan un comportamiento cíclico y eventualmente ocurran retrocesos en sus cotizaciones. El mercado estadounidense, por ejemplo, cayó diez por ciento o más cada dos años en el siglo pasado, y entró en un mercado bajista: una caída de veinte por ciento o más cada siete años. Históricamente hablando, las caídas son completamente normales.

 

El mercado es un péndulo

Independientemente de la situación en la que se encuentre el mercado, sea del lado eufórico o de la oscura cara bajista, los cambios de humor se asemejan al movimiento de un péndulo. En general, el punto medio es el que mejor representa su ubicación, pero la realidad es que pasa muy poco tiempo ahí. Casi siempre se mueve hacia o desde los extremos de su arco. Esta oscilación es una de las características más fiables del mundo de las inversiones.

Ya lo decía Benjamin Graham: «El mercado es un péndulo que oscila constantemente entre un optimismo insostenible (que hace que los activos sean muy caros) y un pesimismo injustificado (que hace que los activos sean muy baratos). El inversionista inteligente es una persona realista, que vende a optimistas y compra a pesimistas» (1949: 8).

 

Entender las oscilaciones del mercado conduce a una visión de largo plazo

La necesidad de ignorar los eventos del mercado conduce a una perspectiva de largo plazo y a estar dispuestos a mantener una inversión hasta que realice su valor potencial, sin importar lo que diga el público o lo que transmita el precio de la acción. Por esta razón, los partidarios de la inversión en valor consideran que solo a largo plazo los mercados tienden a la eficiencia y, en el largo plazo, el precio de una acción armonizará con su valor intrínseco. En cambio, a corto plazo, el mercado puede ser ineficiente y, por motivos coyunturales, el precio puede no reflejar el verdadero valor de una compañía.

Los inversionistas necesitan tomar en cuenta que, en momentos de extrema negatividad en los que bajan los precios de los activos, el riesgo de una pérdida permanente es muy improbable, lo que ofrece buenas oportunidades de inversión con bajo riesgo y alta rentabilidad a largo plazo. Por el contrario, deshacer posiciones en fases del mercado de máxima desesperanza y desilusión implica materializar pérdidas en el peor momento. Quizá sea este el mayor error que puede cometer un inversionista.

 

Volatilidad y paciencia son las mejores aliadas

Como bien ha expresado el gestor de fondos Francisco García Paramés (2016), la volatilidad permite conseguir oportunidades que sin ella no existirían. Cuanto más cae un mercado más oportunidades hay de encontrar compañías infravaloradas. El inversionista debe aprovechar las caídas para reforzar su cartera de inversión y tomar impulso en busca de mayor rentabilidad futura. Asimismo, la paciencia es uno de los grandes pilares sobre los que se sustenta la inversión. Los inversionistas necesitan ser pacientes al invertir en compañías que el mercado está penalizando, por el motivo que sea. Esa paciencia se sustenta en un exhaustivo análisis, para entender que los motivos del castigo son temporales y es un buen negocio con ventajas competitivas sostenibles en el largo plazo.

 

La misión del inversionista

Howard Marks escribió, en su libro The most important thing, que hay muy pocas cosas de las que los inversionistas pueden estar seguros. Una de ellas es que «el comportamiento extremo de los mercados siempre cambia de signo. Quienes piensan que el péndulo se va a mover siempre en una dirección sufrirán pérdidas de una manera u otra. Quienes sean capaces de entender la mecánica del movimiento pendular pueden obtener grandes beneficios» (2011: 79).

Todas las actividades deben partir de la certeza de que lo más importante para el éxito o el fracaso de una inversión se deriva de la relación entre el precio que se paga y lo que vale el activo. Esta relación depende, en gran medida, de cómo se ven las cosas en ese momento y de los factores de actitud que determinan el comportamiento del inversionista.

El efecto del comportamiento de los inversionistas en los precios de los activos será determinante para el éxito de las inversiones. La oscilación del mercado entre euforia y depresión, entre sobreprecio e infravaloración, es lo que genera las mejores oportunidades de inversión y es una de las pocas cosas en el mundo de las inversiones de las que cualquiera puede estar seguro.

 

Referencias

  • Graham, B. (1949): The intelligent investor. Nueva York: Harper & Brothers.
  • Marks, H. (2011): The most important thing. Nueva York: Columbia Business School.
  • Paramés, F. (2016): Invirtiendo a largo plazo. Madrid: Ediciones Deusto.

José Miguel Farías, gestor de fondos de Arca Asset Management y gerente de Mercado de MasValor Casa de Bolsa, S.A. Twitter: @Jmfariasu