El refugio en las criptomonedas está marcado con alertas rojas y amarillas

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Imagen de Pete Linforth en Pixabay

Venezuela es uno de los países del mundo cuya población se ha visto más atraída hacia los criptoactivos como alternativa financiera, pero ese mundo tiene sus riesgos.


 

Crisis económica y restricciones en los mercados nacional e internacional han llevado a que el uso de criptomonedas adquiera más importancia en Venezuela que en muchos otros países latinoamericanos. Algo similar ocurrió con los argentinos, que buscaron protección en estos activos ante la caída abrupta de su moneda y evitar el escrutinio o la intervención de entidades reguladoras.

Existen regulaciones para las criptomonedas. Pero esa es un área en desarrollo y dista mucho de la legislación del sistema financiero tradicional.

 

 

Gobiernos que usan criptomonedas

Muchos venezolanos tienden a ver con buenos ojos las «criptos» en contextos financieros turbulentos, y muchos gobiernos acuden también a esta alternativa. En 2018 el gobierno de Nicolás Maduro creó el «petro», una moneda digital con la función de servir de salvavidas económico ante las sanciones impuestas por Estados Unidos y la devaluación del bolívar.

La iniciativa no resultó tan satisfactoria. Evidencia de ello fue el escándalo PDVSA-Cripto, una combinación de operaciones petroleras y monedas digitales que ocasionó destrozos al Estado, según anunciaron las autoridades en su momento. Sin embargo, no deja de ser un caso de un gobierno que recurre a este tipo de monedas.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que siempre ha cuestionado el sistema financiero tradicional, decretó al bitcóin como moneda legal en 2021; de hecho, fue el primer país en hacerlo su divisa oficial y con ello sorprendió al mundo. Según fuentes oficiales, las ganancias de El Salvador resultaron en unos treinta millones de dólares, que el gobierno atribuye a mantener partes de sus reservas en moneda digital. Aun así, el Fondo Monetario Internacional se muestra preocupado y no lo recomienda.


«El ciberdelito en general tiene penas menores, no es tan perseguido por las fuerzas de seguridad y es mucho más difícil identificarlo».


 

Ucrania es otro país que recurrió a las criptomonedas para recaudar fondos internacionales dirigidos a sus habitantes castigados por la guerra. Esto ocurrió en un sistema financiero mundial con prohibiciones o limitaciones que afectaban el flujo normal de las divisas.

Más allá de estos casos emblemáticos existe un mundo de criptomonedas que se ha vuelto cada vez más poderoso y que crece a pasos acelerados. Pero también aumentan las advertencias, pues los ciberdelincuentes están encontrando en las criptos una vía regia para hacer de las suyas.

 

Campo fértil para ciberdelincuentes

Algunos expertos recomiendan tener mucho cuidado con el sistema de las criptomonedas. No hay que criminalizar a las monedas virtuales, pero sí tomar conciencia de que las alertas van en aumento a medida que los delincuentes recurren cada vez más a ellas para operar, lo que revela un lado perverso del sistema financiero digital.

Los ciberdelitos —como el robo de contraseñas, la suplantación de identidad para acceder a cuentas bancarias (phishing) o el secuestro de datos empresariales (ransomware) por el que piden rescate— están a la orden del día. Además, las «cuevas financieras» —esos lugares ambulantes o virtuales que se dedican a realizar transacciones al margen de la ley— se han extendido por toda América Latina.

Las redes delictivas internacionales no tienen fronteras ni vías digitales definidas. En ellas los controles son más laxos o incluso prácticamente imposibles. Ya no es sorpresa que las criptomonedas desaparezcan súbitamente de las billeteras virtuales, o sea imposible convertirlas.

Recientemente se llevó a cabo en Montevideo un Congreso de Lavado de Activos con participación de expertos de América Latina. Los estudios mostraron que las bandas —antes dedicadas al tráfico de estupefacientes— han diversificado sus negocios hacia el ciberdelito y se nota una mayor participación de las criptos en esto.

«Hoy el lavado de dinero es con criptos», dijo categóricamente y sin medias tintas Alejandro Musso, fiscal a cargo de la Unidad Especializada en la Investigación del Ciberdelito del Departamento Judicial de San Isidro (Provincia de Buenos Aires, Argentina), en entrevista con El País, de Uruguay.[1] Para Musso, esto ocurre fundamentalmente porque el ciberdelito en general tiene penas menores, no es tan perseguido por las fuerzas de seguridad (a diferencia del delito físico tradicional, como pasar dinero en un maletín por la aduana) y es mucho más difícil identificarlo.

«Las criptos son, por esencia, activos virtuales que están en el ciberespacio y nadie las controla salvo la persona que las tiene bajo su dominio y la persona que las va a recibir. En el medio no hay nada: no hay gobiernos, no hay agentes que las puedan monitorear realmente, y ese es el desafío», declaró Musso.

En este contexto incierto y peligroso, las alertas amarillas y rojas se multiplican tanto para las autoridades como para el sistema financiero y la población general. No es para menos. Y esto va in crescendo.


Fabiana Culshaw, periodista y psicóloga empresarial

 

Nota

[1] Culshaw, F. (2024, 1 de septiembre). Entrevista: «cuevas financieras» en Uruguay, el uso cripto para lavar, ciberdelincuentes, Lázaro Báez y más. El País (Uruguay). https://www.elpais.com.uy/negocios/noticias/entrevista-cuevas-financieras-en-uruguay-el-uso-cripto-para-lavar-ciberdelincuentes-lazaro-baez-y-mas