Estrategias activa y pasiva de inversión: las tendencias se consolidan

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La participación de los fondos pasivos ha crecido consistentemente en las dos últimas décadas. Pero los fondos activos podrían tener un desempeño estelar en los próximos años: es probable que haya muchos títulos subvaluados, y los gerentes de fondos activos dicen ser especialistas en identificarlos.


En múltiples ocasiones se destaca el desempeño relativo de los vehículos de inversión de oferta pública que siguen estrategias activas (escogencia de títulos individuales) o pasivas (replicar la composición de un índice). Se ha observado que quienes siguen estrategias activas han registrado un desempeño inferior en las últimas décadas.

El desempeño financiero del pasado no es buen predictor de cómo será en el futuro. Pero las instituciones financieras se basan en los resultados históricos y en algunos atributos operativos de los vehículos de inversión para escoger los productos financieros que ofrecerán a sus clientes.

Los fondos de estrategias pasivas, diseñados en principio para atender al gran público inversionista, cobran mínimas comisiones, su desempeño es fácil de seguir y calzan muy bien con los planes de retiro de los empleados, pues ofrecen opciones de inversión estandarizadas. Con el tiempo, los fondos pasivos los han comenzado a usar inversionistas institucionales que quieren tener exposición a un sector de actividad en particular, al mercado accionario de un país o a familias de activos específicos, como pueden ser bonos, materias primas y hasta ciertos tipos de criptoactivos.

Los fondos activos, por su parte, ofrecen la posibilidad de identificar con anticipación los sectores económicos que liderarán el crecimiento económico. Por ello las comisiones que cobran son mayores que las de sus pares pasivos y están sometidos a un mayor escrutinio de los mercados, para verificar si la promesa de desempeño superior se cumple consistentemente.

La participación de los fondos pasivos en la actividad de manejo de fondos de inversión ha crecido consistentemente en las dos últimas décadas. Entre el comienzo del año 2000 y agosto de 2022 los administradores estadounidenses de fondos pasivos recibieron nuevos depósitos por el orden de cinco billones de dólares, mientras que los fondos activos sufrieron retiros por un poco más de un billón de dólares.

A finales de 2019 los fondos pasivos controlaban el 23 por ciento de los recursos asignados al sector de fondos administrados. En agosto de 2022 tal proporción subió a 28,5 por ciento.

Dentro de la familia de fondos pasivos vale la pena distinguir entre los que invierten en acciones y los que invierten en títulos de renta fija. Los primeros han crecido linealmente desde el año 2000, y a comienzos de 2022 alcanzaron el umbral de cincuenta por ciento de los recursos invertidos en su categoría. Por su parte, los vehículos pasivos que invierten en renta fija lograron una participación relativa de 46 por ciento en 2019 y subieron a 52 por ciento en agosto de 2022.

Con el alza de las tasas de interés en Estados Unidos los instrumentos de renta fija han comenzado a ofrecer retornos nunca vistos en los últimos quince años; de allí el creciente interés mostrado en 2022 por los fondos pasivos que invierten en esta clase de activos financieros. El volumen de transacciones en ETF de renta fija ha crecido en un 35 por ciento entre los años 2020 y 2021.

Existen también consideraciones impositivas que han estimulado la compra de fondos pasivos dedicados a la renta fija. Como bien se sabe, cuando las tasas de interés suben, los precios de estos instrumentos bajan. Por ello, en este momento, existe una enorme cantidad de títulos que podrían venderse a pérdida, y eso es lo que están haciendo muchos inversionistas institucionales.

Las pérdidas realizadas se usarán para reducir el pago de impuestos en 2023. El dinero obtenido por la venta de títulos de precios deprimidos se usará para comprar nuevas posiciones en el sector de renta fija y evitar, así, desbalancear la cartera de inversión. Algunos inversionistas, en lugar de comprar títulos individuales, prefieren adquirir fondos pasivos de renta fija que cada vez son más líquidos.

Se especula que los fondos activos podrían tener un desempeño estelar en los próximos años. Debido a la caída de los mercados de renta fija y variable ocurrida en 2022, es muy probable que haya muchos títulos subvaluados en ambas familias de activos. La gran pregunta es si los inversionistas les darán un voto de confianza y les colocarán nuevos fondos, o seguirán prefiriendo los fondos pasivos, menos ambiciosos pero más efectivos para cumplir su promesa de valor. ¿Se mantendrá la tendencia?


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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