Si bien muchas empresas ya calculan las emisiones de gases de efecto invernadero en el país, aún faltan regulaciones e incentivos que promuevan la posibilidad de obtener la certificación de este importante indicador.
El concepto de huella de carbono se deriva de la medición del volumen de gases de efecto invernadero (GEI) que produce cualquier actividad humana. En las empresas se miden las emisiones de dióxido de carbono ocasionadas por sus actividades comerciales o por la fabricación de sus productos, en el entendido de que este no es un gas contaminante sino de efecto invernadero.
La huella de carbono permite cuantificar las consecuencias de actividades o procesos sobre el cambio climático, para reducir su impacto y beneficiar al ambiente y la sociedad. Para ahondar en este tema, Debates IESA conversó con José Solano, director de Sostenibilidad de la empresa consultora Innotica, y con Alejandro Padrino, consultor en sostenibilidad y cambio climático, quienes ofrecieron sus puntos de vista sobre el desarrollo y las limitaciones que aún existen para medir este indicador en Venezuela.
Compromisos globales
José Solano aclaró que, en Venezuela, la medición de la huella de carbono se ha realizado de forma voluntaria, para cumplir los compromisos globales previstos en la Agenda 2030 y el Acuerdo de París. También reconoce que en otros países de América Latina hay avances importantes en cuanto a los métodos para medir este indicador.
Existen tres normas fundamentales para la medición de la huella de carbono y sus alcances: la norma ISO 14064 en el ámbito organizacional, el protocolo internacional GEI y la iniciativa del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD, en inglés). Solano agrega la norma ISO 14067, aún no disponible en Venezuela, que permite determinar la huella de carbono de la fabricación de un producto a partir de su materia prima, los procesos de manufactura, el empaque utilizado y su distribución. «En la web se consiguen calculadoras online para medir la huella de carbono gratis, pero sus resultados no brindan ninguna validez a nivel internacional, porque no se sabe en cuáles estándares se basan».
«Los principales beneficios de contar con la huella de carbono tienen que ver con visibilidad internacional, mayores oportunidades en el mercado y una mejor imagen corporativa»
Por eso recomienda que este indicador se mida con el apoyo de profesionales, sean consultores externos o personal calificado de las empresas, para obtener resultados comparables dentro y fuera del país. Como empresa consultora en el área de sostenibilidad, Innotica ofrece mediciones de la huella de carbono en oficinas y edificios; para ello toma en cuenta factores como temperatura, humedad y dióxido de carbono. Aunque hoy la mayoría de sus clientes son oficinas de empresas, hoteles, constructoras y edificios residenciales, también espera incorporar los sectores farmacéutico, agroindustrial y textil.
Beneficios del indicador
Solano comenta que, si bien los protocolos para el cálculo del indicador son voluntarios, en algunos países de América Latina se exige a las empresas que reporten su huella de carbono, para llevar estadísticas nacionales referentes a emisiones de carbono. Más aún, la huella de carbono se ha convertido en un requisito para las empresas que desean participar en los mercados internacionales, pues se consideran los impactos socioambientales y climáticos de las operaciones de cada compañía para participar en licitaciones internacionales o solicitar financiamiento de proyectos ante organismos internacionales.
«Por esta razón, los principales beneficios para cualquier empresa de contar con la huella de carbono tienen que ver con visibilidad internacional, mayores oportunidades en el mercado y una mejor imagen corporativa», explica Solano. Agrega que este indicador, junto con una buena estrategia de sostenibilidad, asegura la permanencia de la empresa en el tiempo y ofrece beneficios y calidad de vida a sus grupos de interés, gracias a un enfoque dirigido no solo a lo económico, sino también a lo ambiental y lo social.
Las etapas del proceso
De acuerdo con el director de Sostenibilidad de Innotica, existen tres etapas fundamentales para la medición de la huella de carbono: diagnóstico, documentación y certificación. En la primera etapa se realiza un cálculo inicial de las emisiones; para ello se toma en cuenta la actividad de la empresa, su ubicación, el número de permisos con los que cuenta y la naturaleza de sus operaciones. Se obtienen, así, tres alcances: 1) emisiones directas (se determina si tienen planta de diésel, si hay fallas eléctricas y el estado de los aires acondicionados, por ejemplo); 2) emisiones indirectas (que tienen que ver con el consumo de energía eléctrica); y 3) emisiones producidas por la cadena de suministro, proveedores y distribuidores en su mayor extensión posible.
La mayoría de las empresas nacionales cuenta con un sistema de gestión de riesgo arcaico.
En la etapa de documentación se determina si la empresa cumple los requisitos previstos en normas y protocolos que permitan implementar un ciclo de mejora continua con el alcance y las actividades requeridas para obtener la validez internacional. La etapa de certificación tiene unos costos asociados al auditor y al organismo certificador, para demostrar en el ámbito internacional que el cálculo de la huella de carbono es válido y ha sido sometido a una verificación rigurosa.
Los consultores preparan la documentación que necesita la empresa para solicitar certificaciones internacionales, como las otorgadas por las organizaciones SGS y Bureau Veritas. Solano destaca que en Venezuela se trabaja en la posibilidad de obtener la certificación con Fondonorma, que es una institución autónoma de normalización.
En Venezuela apenas se empieza a entender la importancia y los beneficios de la huella de carbono para las empresas, pero falta divulgación sobre este tema, subraya Solano. «Como consultores les decimos a los clientes que analicen qué es más costoso, si el proceso de consultoría como tal o quedar por fuera de una licitación internacional por no cumplir con este indicador». Sostiene que la consultoría de sostenibilidad, si bien es algo relativamente nuevo en el país, permite convertir brechas en oportunidades y lograr una mayor visibilidad internacional.
Pocos incentivos en el país
En Venezuela se ha avanzado muy poco en la medición de la huella de carbono, pues no existen incentivos fiscales ni regulaciones al respecto, o un impuesto al carbono como lo hay en otros países de América Latina. Así lo indica Alejandro Padrino, quien agrega que la reducción de GEI solo se menciona en la Ley de Calidad de Aguas y Aires de 2015, en la cual se asoma la posibilidad de recibir algún incentivo del Estado. Pero eso hasta ahora no se ha instrumentado.
La mayoría de las empresas nacionales cuenta con un sistema de gestión de riesgo arcaico, revela el consultor en sostenibilidad y cambio climático. Por ello se han ido quedando sin inversionistas, sin mercados y sobre todo rezagadas desde un punto de vista competitivo. A su juicio, tampoco existen esfuerzos en materia de riesgos reputacionales, porque no existe la presión de regulaciones.
En su opinión, Venezuela se encuentra aislada de las grandes tendencias internacionales, como la reducción de GEI, sobre todo porque a los políticos no les ha importado el desempeño de las empresas en esta materia; más en un país que depende de la industria petrolera, una de las grandes emisoras de estos gases. «En vez de reforzar las energías renovables y alternativas, se ha invertido más en generación de energía con combustión. Por lo tanto, la narrativa de la lucha del cambio climático se queda en pura retórica en el país», comenta Padrino.
Falta financiamiento
Para Padrino, además de que el gobierno no maneja incentivos que permitan hacer más asequibles los costos de transición a cero emisiones netas de carbono en las empresas, otra limitación que se presenta en Venezuela es el escaso apoyo financiero del sector bancario. Solo el BBVA Provincial ofrece una línea de sostenibilidad. «En países como México, Colombia, Ecuador y Perú existen mecanismos y programas estables de incentivos que les permiten a las empresas las condiciones adecuadas para asumir esta transición y adoptar las medidas para reducir la cantidad de sus emisiones».
Padrino recuerda que los estándares relacionados con la huella de carbono sí están disponibles en el país y que los costos asociados a los procesos de transición son más gestionables que los costos de no hacerlo nunca, sin dejar de lado los costos reputacionales y la pérdida de oportunidades de negocios. A esto añade que todos los activos que ocasionan emisiones de carbono van perdiendo valor con el tiempo, se deprecian y terminan siendo poco competitivos frente a la inversión en equipos más eficientes.
Inventario de emisiones
Lograr un inventario detallado de emisiones de gases de efecto invernadero requiere, explica Padrino, recopilar datos de las actividades y procesos de una organización, que incluyen los relacionados con el consumo de combustible, el desplazamiento de vehículos, el consumo de energía eléctrica y el transporte de carga. Todo esto, a su juicio, representa una oportunidad de mejora que permite reducir los costos operativos y mejorar el flujo de caja. Según Padrino, «en Venezuela hay organizaciones acreditadas que manejan los estándares relacionados con el inventario de estas emisiones y la medición de huella de carbono, las cuales avalan estos procesos y si los mismos han cumplido con los estándares internacionales». No obstante, asegura, aún no existe un certificado de huella de carbono y para obtenerlo se debe recurrir a organismos internacionales.
David Rodríguez Andara, periodista.
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