Innovación empresarial en Venezuela: de la declaración a la acción

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Foto de Matt Ridley en Unsplash

Buena parte de las empresas venezolanas afirman hacer esfuerzos y adecuar sus estructuras para ser innovadoras. La materia pendiente es acompañar esta declaración con recursos, incentivos, cultura de tolerancia al error y un verdadero empoderamiento de los equipos.


 

La mayoría de los gerentes venezolanos declara que la innovación es parte medular de la estrategia de sus empresas, aunque poco más de la mitad define claramente los objetivos de la innovación. Las empresas invierten alrededor del 3,5 por ciento de su facturación en innovación, pero las empresas emergentes (startups) pueden llegar a invertir hasta el 50 por ciento.

Los factores más influyentes para innovar son aumentar las ventas, la participación de mercado y la rentabilidad. Uno de los factores de menor peso es innovar para competir en mercados internacionales. La gran mayoría afirma que existe receptividad a las nuevas ideas por parte de la dirección de la empresa. Sin embargo, poco más de la mitad de las empresas confiere a sus colaboradores la autonomía, el tiempo y los recursos para innovar.

Estos son algunos de los resultados del segundo «Estudio sobre innovación empresarial en Venezuela», llevado a cabo por el IESA en el primer trimestre de 2024, poco más de diez años después de una primera investigación efectuada en 2013. El objetivo es entender cómo las empresas venezolanas han enfrentado los desafíos de los últimos años y desarrollado estrategias de innovación. En el estudio participaron 256 gerentes de diversas empresas venezolanas de todos los tamaños y gran parte de los sectores económicos del país.

Durante los últimos diez años se ha desatado una «tormenta perfecta» en el entorno empresarial venezolano. En este ambiente turbulento, las empresas que han sobrevivido o las nuevas que han surgido han tenido que desarrollar modelos innovadores. Este proceso de reinvención constante está reseñado en el libro La reinvención de las empresas venezolanas, un trabajo de veinte profesores y expertos del IESA publicado en 2023.

El segundo «Estudio sobre innovación empresarial en Venezuela» ofrece una visión actualizada de cómo las empresas del país abordan la innovación desde un modelo de cinco pilares: 1) innovación, 2) cultura de innovación, 3) estructura y sistemas de gestión, 4) procesos organizacionales, y 5) indicadores de control y evaluación.

El objetivo de la investigación es identificar las mejores prácticas y las áreas de mejora de las empresas del país para fomentar un ecosistema empresarial más innovador. Esta primera entrega de los resultados del estudio se centra en el gobierno, las motivaciones y la cultura de la innovación.

 

El gobierno de la innovación

Para que la innovación se desarrolle de manera permanente en una organización, es indispensable que no se la vea como una actividad o un proceso aislado, sino como una práctica permanente alineada con la dirección estratégica general de la empresa. El gobierno de la innovación es un proceso sistémico que conecta la estrategia, la estructura y el empoderamiento de los colaboradores para articular dirección, recursos y capacidades.

En este sentido, el 72 por ciento de los gerentes declara que en su misión, visión o valores la innovación aparece de manera explícita y el 74 por ciento que la estrategia toma en consideración las oportunidades y las tendencias del mercado. Declarar en la estrategia (misión, visión o valores) la orientación a la innovación es un primer paso; sin embargo, solo el 56 por ciento define claramente los objetivos de la innovación, un aspecto esencial para articular esfuerzos, aprovechar las oportunidades y trabajar con una lógica de medición de desempeño.

Se midieron también aspectos relacionados con el manejo de escenarios estratégicos de corto y largo plazo, una habilidad etiquetada como «ambidestreza», un concepto que plantea la necesidad de que las organizaciones combinen la capacidad de explotar eficientemente su negocio actual (explotación a corto plazo) mientras exploran nuevas oportunidades (exploración a largo plazo). La ambidestreza permitiría equilibrar la estabilidad y el cambio, y combinar la exploración de nuevas tecnologías o mercados con la mejora de las capacidades actuales. A este respecto, el 64 por ciento de las empresas declara hacer gestión por escenarios de corto y largo plazo, lo que les facilita mantener una dirección estratégica mientras flexibilizan la ruta en función de los cambios rápidos del entorno.

En cuanto a la estructura, el 46 por ciento declara tener responsables y recursos asignados al proceso de innovación. Entre estas empresas, en el 27 por ciento los responsables de la innovación se reúnen en un comité de alta gerencia; en el 33 por ciento la innovación es una función del departamento de mercadeo; en el 27 por ciento hay una estructura formal de investigación y desarrollo, y en el 18 por ciento la innovación la gestiona el área de operaciones. Sin embargo, en cuanto a los recursos asignados, existe gran variabilidad; en promedio, las empresas invierten alrededor del 3,5 por ciento de su facturación en innovación, con picos de hasta 50 por ciento en organizaciones pequeñas en etapas de desarrollo, en particular empresas emergentes (startups) con gran componente tecnológico.

El 66 por ciento de los entrevistados afirma que la alta dirección faculta a los colaboradores de la empresa para innovar y un 64 por ciento considera que la estrategia de innovación es central para reforzar el posicionamiento de la empresa en el mercado.

 

El gobierno de la innovación
(suma de los porcentajes de las respuestas «De acuerdo» y «Totalmente de acuerdo»)

 

Motivación para innovar

Las empresas se embarcan en la innovación por diversas razones. En primer lugar, buscan mantener su ventaja competitiva en un mercado en constante evolución. La innovación les permite diferenciarse de la competencia y atraer a clientes que buscan productos y servicios de vanguardia. Además, la eficiencia y la optimización de costos son motivaciones clave; con la innovación, las empresas pueden mejorar sus procesos internos, reducir desperdicios y aumentar la productividad. También hay una necesidad creciente de adaptarse a las demandas cambiantes de los consumidores y a las nuevas tendencias tecnológicas, lo que obliga a las empresas a innovar para no quedarse atrás. Por último, pero no menos importante, la innovación puede abrir nuevas oportunidades de mercado, permitir a las empresas explorar áreas previamente inexploradas y expandir sus horizontes comerciales.

En cuanto a la motivación para innovar, el factor de mayor relevancia, con un 80 por ciento de la muestra, es aumentar las ventas y la participación de mercado, seguido por el incremento de la rentabilidad (79 por ciento), reforzar la diferenciación de los productos y servicios en el mercado (73), lograr una mayor eficiencia en costos (66) e incluir nuevas capacidades tecnológicas (63), que, sin duda, pueden sumar tanto en la diferenciación como en la eficiencia.

Dos elementos de las estrategias genéricas propuestas por Michael Porter —diferenciación y eficiencia en costos— se combinan para lograr los resultados de negocios. Así, la búsqueda de competitividad se basa en la articulación de ambas estrategias.

El 64 por ciento de las empresas innova para reaccionar a las acciones de los competidores; el 65 por ciento declara conocer que la innovación se manifiesta de forma explícita en la estrategia de sus competidores y tiene impacto sobre su empresa y mercado, mientras que solo un 10 por ciento desconoce la estrategia de sus competidores.

En cuanto a las motivaciones que pueden estar relacionadas con los principios de sostenibilidad empresarial —como los Objetivos de Desarrollo Sostenible o los Criterios Medioambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ESG, por sus siglas en inglés)—, el 57 por ciento declara que innovan para desarrollar ofertas más inclusivas o accesibles para clientes de menores ingresos; el 52 por ciento, para lograr un mayor impacto social, y solo un 43 por ciento para disminuir su impacto ambiental. Estos aspectos han registrado un importante crecimiento respecto a la encuesta del 2013, que pone en evidencia cómo los principios de sostenibilidad empiezan a permear las empresas venezolanas.

Uno de los factores de menor peso es innovar para competir en mercados internacionales, que ocupa solo a un 45 por ciento de las empresas.

 

Motivación para innovar
(suma de los porcentajes de las respuestas «De acuerdo» y «Totalmente de acuerdo»)

 

Cultura para innovar

La cultura para innovar es un entorno que habilita la experimentación y el aprendizaje continuo y crea un espacio de «seguridad psicológica» en el que los colaboradores se sienten libres para tomar riesgos, cometer errores y aprender de ellos sin temor a represalias. Para ello es necesario fomentar una cultura que promueva valores, creencias, comportamientos y prácticas en un entorno donde se valoran y promueven la experimentación, la colaboración, la agilidad y el liderazgo.

El 80 por ciento de los gerentes afirma que existe receptividad a las nuevas ideas por parte de la dirección de la empresa, y el 68 por ciento que se presentan y evalúan ideas de gran impacto. Sin embargo, poco más de la mitad valora a los colaboradores que introducen ideas innovadoras, les confiere la autonomía necesaria para el desarrollo de las ideas o les asigna tiempo y recursos para innovar.

El factor con la peor evaluación (36 por ciento) se relaciona con el otorgamiento de incentivos y premios para los individuos y equipos innovadores. Sin un sistema de incentivos apropiados, la receptividad de ideas innovadoras tiende a quedarse en un plano puramente retórico, pues falta el refuerzo a la alineación y la toma de riesgos. Se identifica aquí una tarea pendiente para las empresas, si desean mejorar sus resultados en los procesos de innovación.

 

Cultura para la innovación
(suma de los porcentajes de las respuestas «De acuerdo» y «Totalmente de acuerdo»)

 

Cerrar el círculo

Es clave superar el plano declarativo sobre la innovación. Si bien hay un acuerdo general en que la innovación es relevante en la estrategia de las empresas, si a esta declaración no se la acompaña, en la práctica, con recursos, incentivos, cultura de tolerancia al error y un verdadero empoderamiento de los equipos, se pone en riesgo el impacto real de la innovación en los negocios.

La segunda edición del «Estudio de innovación empresarial en Venezuela» cubre una muestra de 256 gerentes de organizaciones de todos los sectores que reflejan la estructura empresarial del país: servicios (el 28 por ciento de la muestra), manufactura (16), comercio (14) y consumo masivo (11), entre otros. El Estudio fue desarrollado durante el primer trimestre de 2024 por los estudiantes de la materia Innovación de la maestría en Administración de Empresas del IESA.

El 70 por ciento de las organizaciones encuestadas son pequeñas y medianas empresas de diferentes dimensiones; el 30 por ciento, empresas con más de cien empleados, pertenecientes a grupos empresariales nacionales y multinacionales. Las empresas familiares, uno de los grandes motores de la economía venezolana, representan el 56 por ciento de la muestra.

El modelo utilizado en la investigación fue desarrollado por el Centro de Innovación de la Fundación Dom Cabral (Brasil) y combina cinco pilares:

  1. Innovación como opción estratégica. Incluye las variables innovación vinculada con la estrategia empresarial, riesgos e incertidumbre, y carácter sistémico de la actividad emprendedora.
  2. Cultura de innovación, que define la cultura organizacional como elemento inhibidor o facilitador del proceso innovador, y como elemento de equilibrio entre estructuras formales e informales favorables a la manifestación creativa. Este pilar incluye también el liderazgo comprometido con la innovación y el espíritu empresarial.
  3. Estructura y sistema de gestión. Abarca los siguientes aspectos de las organizaciones: estructura de facilitadores de la innovación, gerentes y equipos responsables de innovar en las distintas áreas de la empresa, fuentes de recursos para financiar los proyectos de innovación y sistemas de gestión de proyectos y carteras de proyectos con distintos grados de incertidumbre.
  4. Procesos organizacionales tales como generación (o captación) de ideas a corto o mediano plazo, desarrollo de proyectos y gestión de flujos de innovación, evaluación y selección de ideas, seguimiento de los proyectos de innovación y desarrollo de prototipos (internos y externos).
  5. Indicadores para el control y la evaluación de la innovación, y para la evaluación tanto de los esfuerzos de desarrollo como de los resultados.

 

Nunzia Auletta, directora académica del IESA.

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