La FED y las tasas negativas

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Ilustración: Jack Moreh / Stockvault

La implantación de un régimen de tasas de interés negativas enfrenta tres obstáculos en Estados Unidos: vacíos legales que impiden a la FED pagar tasas negativas a los depósitos, el papel de los fondos money market en la liquidez del sistema financiero y las experiencias negativas de los bancos centrales con esas tasas.

Carlos Jaramillo / 2 de abril de 2020


 

En días recientes Gavyn Davies, exbanquero de inversión de Goldman Sachs y miembro del Partido Laborista británico, analizó los impedimentos a la implantación de un régimen de tasas de interés negativas en Estados Unidos: vacíos legales que impiden a la Reserva Federal (FED) pagar tasas negativas a los depósitos bancarios; el papel de los fondos money market en el manejo de la liquidez del sistema financiero estadounidense y las experiencias negativas de los bancos centrales de los países desarrollados con ese tipo de tasas.

Existen serias dudas acerca de si la FED puede implantar un esquema de tasas negativas. La ley vigente desde 2006, que permite a esta institución pagar por los depósitos que capta de la banca, crea la duda de si aplicar una tasa negativa deja de ser un pago y se transforma en una comisión. Aunque la FED podría pedir al Congreso modificar la ley para permitir ese cobro, algunos especialistas consideran que la aspiración del Congreso de tener mayor injerencia en las actuaciones de este banco central le inhibe de emprender acciones que revelen una conducta injerencista.

Los fondos money market son receptores de excedentes temporales de liquidez de las empresas estadounidenses. Su funcionamiento se parece al de una cuenta corriente remunerada, por lo que no puede perderse dinero en los depósitos colocados en estos vehículos de inversión. Estos fondos mantienen balances del orden de cuatro billones de dólares, y la gran preocupación de la FED es que los mercados financieros no puedan procesar con claridad los eventuales retornos negativos que podrían tener en momentos de incertidumbre, como la que ocasiona la crisis de la covid-19.

El tercer y mayor impedimento viene dado por las experiencias de los bancos centrales de Japón y Europa con los regímenes de tasas negativas. No hay evidencia de que las tasas negativas reactiven la inversión y el consumo, y es posible que por debajo de cierto umbral esas tasas se transformen en un peso muerto para las economías nacionales.

Las tasas negativas pueden interpretarse como impuesto de los bancos centrales a la banca comercial al recibir sus depósitos. Los bancos comerciales podrían, a su vez, reaccionar con menos oferta de crédito. Ahora bien, es necesario recabar más información sobre el comportamiento de la banca en este tipo de entornos, para verificar o descartar la existencia de una contracción de la oferta crediticia.

¿Llegarán las tasas negativas a Estados Unidos? Solo si el Gobierno Federal no logra articular el paquete de medidas fiscales requerido para reactivar la economía. Lo lamentable sería que la FED se embarcara en una compleja reforma institucional para imponer un régimen de tasas que no logre sus cometidos.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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