Los peligros de las estampidas en el mercado accionario

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Fotografía: Skeeze / Pixabay.

Para los inversionistas de los mercados financieros la advertencia del momento es que el peligro no está solamente en la ocurrencia de un acontecimiento inesperado, sino también en las reacciones defensivas que produce en los diferentes actores.

Carlos Jaramillo / 22 de junio de 2019


 

Cuando el mercado de acciones se acerca a los máximos de la última temporada, y no existe consenso acerca de hacia dónde se dirigirá en los próximos meses, como sucede ahora en Estados Unidos, los inversionistas institucionales —en particular los fondos de cobertura, que sospechan que las acciones se moverán entre tres y cinco por ciento por encima o por debajo de las precios actuales— utilizan productos derivados para sacar provecho de los movimientos acotados entre dos bandas.

La estrategia típica de estos fondos es vender opciones call y put sobre el S&P 500 a plazos no mayores de un mes, cruzando los dedos para que no haya un gran cambio de tendencia en ese lapso. Así, al no haber movimientos que justifiquen el ejercicio de las opciones, los vendedores podrían embolsillarse las primas cobradas para asegurar el siniestro. Si no hay siniestro (cambio brusco de precios), no hay indemnización a los asegurados.

Steven Sears, especialista en derivados, calcula que en este momento existen coberturas como las descritas por el orden de cien millardos de dólares. A corto plazo, y mientras no haya nubes en el horizonte, la volatilidad del mercado accionario se reduce, pues los intermediarios financieros (dealers) garantizan las opciones vendidas por sus clientes con acciones que estos clientes poseen, lo que reduce los volúmenes de títulos transados. Sin embargo, cuando ocurre un evento sorpresivo, y el gobierno de Trump ha dado frecuentes muestras de tales sorpresas, los precios de las acciones caen por debajo de lo esperado por los vendedores de cobertura y las opciones put se aprecian considerablemente, lo que los obliga a recomprarlas para limitar sus pérdidas. Los intermediarios financieros cubren parte de las pérdidas sufridas por los inversionistas institucionales con la venta de acciones que sirven de colaterales.

Las ventas de acciones para cubrir las pérdidas de los inversionistas institucionales aumentan la volatilidad de esos títulos, en un contexto en el que los programas de computadoras de los intermediarios, los inversionistas institucionales, las empresas de seguros, los fondos de pensiones y los especuladores de todo plumaje producen movimientos que afectan los mercados de derivados (futuros y opciones) y los mercados accionarios: deprimen más aun los precios y reducen la liquidez. Finalmente, el proceso de caída de precios disparado por las coberturas de pérdidas se revierte cuando algunos grupos de inversionistas comienzan a percibir oportunidades de compra. Este comportamiento se conoce como buy in the dip: comprar en «la corrección». Las comillas indican que la corrección consiste en una caída de al menos diez por ciento de los precios, y las compras ocurren muchas veces antes de alcanzar tal nivel psicológico de precios.

Para los inversionistas, en general, la advertencia del momento es que el peligro no está solamente en la ocurrencia de un acontecimiento inesperado, sino también en las reacciones defensivas que produce en los diferentes actores del mercado. Muchos más pueden ser los caídos que huyen del fuego que los atrapados en el incendio.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.