Los sesgos políticos de las decisiones financieras

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Ilustración: Pixabay.

Los gerentes de fondos de inversión tienden a favorecer la adquisición de acciones de empresas manejadas por ejecutivos que comparten sus posiciones políticas; y los gerentes más jóvenes, a condicionar su escogencia de activos a sus preferencias electorales.

Carlos Jaramillo / 12 de diciembre de 2019


En enero de 2019, los profesores Wintoki y Xi, de la Universidad de Kansas, publicaron un artículo sobre posibles sesgos partidistas de los gerentes de fondos de inversión al diseñar sus carteras. Encontraron que los gerentes de inversión tienden a favorecer la adquisición de acciones de empresas manejadas por ejecutivos que comparten sus posiciones políticas. En Estados Unidos, los candidatos, tanto a la Presidencia como al Congreso, crean comités de recaudación de fondos para financiar sus campañas, y los datos relativos a quiénes y cuánto donan son de dominio público.

Los gerentes más jóvenes tienden a condicionar su escogencia de activos a sus preferencias electorales. Las carteras así constituidas presentan mayor volatilidad idiosincrática, no necesariamente mejor desempeño. El sesgo partidista se hace más evidente en fondos de inversión de menor tamaño y menor transparencia en la revelación de información, así como cuando el candidato presidencial es del partido que apoyan los gerentes de los fondos.

Wintoki y Xi explican que sus hallazgos se ubican en una línea de investigación en psicología social, desarrollada por Tajfel y Turner en los años setenta y conocida como teoría de la identidad social, según la cual los individuos se identifican con los grupos sociales en los cuales encuentran similitudes. Tal identificación se traduce en favoritismo hacia quienes son percibidos como iguales (que, además, son percibidos como superiores a los integrantes de otros grupos de referencia), lo que termina por afectar sus decisiones económicas.

La pertenencia a grupos de «iguales» abre la posibilidad de que los gerentes de fondos de inversión tengan acceso a información preferencial que impacte sus estrategias. Asimismo, es posible que entre quienes se perciben como iguales se produzca un efecto de familiaridad; es decir, como interactúan con mayor frecuencia en esos grupos, estarán mucho más familiarizados con sus formas de pensar, sus posiciones frente a temas clave, y por lo tanto se sentirán más cómodos si poseen activos de empresas «del circulo de la familiaridad».

Algunas investigaciones recientes muestran otros factores que contribuyen a la formación de grupos de iguales, más allá de las posiciones políticas. En la industria de fondos mutuales se han encontrado patrones similares de inversión entre administradores que viven en los mismos vecindarios, profesan las mismas creencias religiosas, crecieron en los mismos estados, estudiaron en las mismas universidades o han sufrido traumas similares. Por ejemplo, los administradores que sufrieron pérdidas en los valores de sus viviendas durante la crisis inmobiliaria de la década pasada tienden a reducir el riesgo de las carteras a su cargo.

El trabajo de Wintoki y Xi no sugiere que la pertenencia a grupos de iguales ocasione diseminación de información preferencial. Pero sí señala que los administradores de mayor experiencia tienden a sufrir menos sesgos partidistas. En todo caso, la idea de que los gerentes profesionales intenten maximizar el valor del patrimonio de sus clientes por encima de cualquier otra consideración se pone una vez más en entredicho. Por ello, no es de extrañar que los fondos indizados sean cada vez más populares.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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