
La mayoría de los trabajadores formales venezolanos tienen nivel educativo universitario completo, por lo que el promedio de sus sueldos es superior al de los chilenos. El aporte venezolano al fisco del país sureño hasta 2023 era equivalente a 14.000 subsidios habitacionales y a 74.000 aportes a pequeñas empresas.
Pagan el IVA, declaran rentas y forman empresas. Esas son las características de la mayor parte de los venezolanos residenciados en Chile desde 2017. De acuerdo con el informe del Servicio de Impuestos Internos (SII) de Chile, en 2024 se destacaron como el grupo de inmigrantes que más cumple sus obligaciones tributarias.
Cerca de 285.000 venezolanos declararon impuestos sobre la renta en el año comercial 2023, detalló el SII en su informe de octubre pasado. Representan el 37 por ciento de los 772.840 extranjeros que viven en Chile y declararon el impuesto a la renta en ese año.
Mariángel Urrieta y Jorge Pérez, un matrimonio venezolano, ilustran la realidad de muchos hogares de connacionales en Chile. Llegaron al país en momentos distintos. Él se aventuró primero hace siete años y, tres años después de establecido, logró que su esposa viajara.
En un comienzo ella empezó a trabajar como manicurista en una peluquería venezolana que cerró intempestivamente. La situación los impulsó a analizar sus opciones. Con sus conocimientos y algunos equipos, Mariángel se dedicó a trabajar en su domicilio, pero no era muy rentable. Jorge, entretanto, tenía dos trabajos: uno como encargado de mantenimiento de piscina y otro como entrenador deportivo. Luego de un tiempo les llegó la oportunidad de un crédito y así reunieron el capital para crear su propia pyme: el salón de belleza Buenamozas.
«Un día me llega una información de un banco que daba créditos personales. Así comenzó la búsqueda de locales por un par de meses. Luego preguntamos a la administradora del centro comercial donde ella había trabajado si nos podía arrendar el local. Ese local está equipado, ya que los dueños anteriores, otros venezolanos, se habían ido y dejaron todo», cuenta Pérez. Así, entre el crédito personal y las tarjetas de crédito hicieron capital suficiente para aventurarse con el salón de belleza ubicado en Macul, al sureste de Santiago.
La carga tributaria y los gastos en general para formar una empresa en Chile son pesados. Se deben pagar patentes, IVA del 19 por ciento, impuesto sobre la renta del 27 por ciento, impuesto a los sueldos, salarios y pensiones, retenciones y pagos provisionales del personal, entre otros, aparte del costo del arriendo, mobiliario, insumos y sueldos del personal. Sin embargo, el matrimonio Pérez Urrieta valora la situación como una inversión positiva.
«Muchos de los migrantes que emprendemos queremos hacer las cosas bien desde el principio, porque tenemos en cuenta que cumpliendo las obligaciones tributarias entregamos el aporte que el gobierno necesita para sustentar las estrategias de crecimiento del país y para financiar los programas sociales como vivienda, educación, salud, seguridad, etc.», explica Pérez.

Inversión positiva
Los inmigrantes gastan y aportan más al fisco chileno de lo que perciben en servicios de salud, educación, transferencias y subsidios. Hasta finales de 2023, el SII reportó que por cada peso que el Estado aportó a la comunidad venezolana, los connacionales pagaron 1,62 pesos en impuestos.
La recaudación del IVA entre la población venezolana fue de 254 millones de dólares, lo que representa el 0,9 por ciento de la recaudación total del IVA de Chile en 2022, último año informado por el Estado chileno. Son cifras del «Estudio de impacto económico de la migración venezolana en Chile: realidad vs. Potencial», presentado en octubre de 2024 por la Organización Internacional para las Migraciones Chile, perteneciente a la ONU, y la Agencia Internacional de Cooperación y Desarrollo Sueca, en conjunto con la Cámara Venezolana de Comercio de Chile (Cavecom) y las Cámaras Venezolanas Empresariales en el Exterior (Cavex).
El informe detalla que los venezolanos residentes en Chile gastaron en ese mismo año 93 millones de dólares en salud y 154 millones en educación. «Si bien el gasto se resume en 247 millones dólares, el saldo entre aportes de la población migrante venezolana residiendo en Chile y la inversión del Estado chileno es positivo, lo que da una cifra de 161.859.688 dólares», explica el informe.
El estudio se basó en la aplicación de 535 cuestionarios y 6 entrevistas semiestructuradas con venezolanos en Chile. Además, comparó las respuestas con la información disponible en los organismos del Estado chileno y concluyó que el aporte venezolano hasta 2023 equivale a 14.000 subsidios habitacionales y a 74.000 apoyos económicos a pymes de ese país.
El informe agrega que regularizar a los migrantes que ingresaron a Chile por pasos ilegales podría tener un efecto positivo en la economía del país sureño; especialmente, porque la mayoría cuenta con títulos universitarios en áreas como Administración, Ingeniería, Contabilidad y Docencia. «Los resultados muestran que el impacto fiscal potencial alcanzaría la suma de 510.1 millones de dólares, lo que representa el 1,12 por ciento del total de la recaudación fiscal en Chile del año 2022″, detalla el informe.
El informe «Aportes de la migración al desarrollo económico: contribuciones, oportunidades y propuestas», elaborado por el Centro de Políticas Migratorias y Espacio Público en 2024, señala que la población migrante aporta ingresos al Estado chileno por concepto de pago de trámites a extranjería. En el año 2022 la recaudación fue de 4.785 millones de pesos, según datos difundidos por la Tesorería General de la República de ese país.
Buenos trabajadores y creadores de empleo
Hasta noviembre de 2023 se contaban más de 7,7 millones de venezolanos en el mundo, de los cuales 444.000 residen en Chile.
Entre 2017 y 2023, los migrantes venezolanos crearon unos 863.000 nuevos empleos: 144 nuevos puestos de trabajo por día, según la oficina chilena de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU. Varios de esos nuevos empleos fueron para personas chilenas.
El salón de belleza Buenamozas, de la pareja venezolana Pérez Urrieta, es un ejemplo de ello. Cuentan entre su personal no solo a connacionales, sino también a otras nacionalidades en año y medio de actividades.
«A pesar de que el salón no es muy conocido y todavía cuesta que los clientes y clientas confíen, se ha ido ganando un puesto en su corazón, ya que no es un simple salón. Es un espacio donde las clientas se desconectan del mundo y pasan un día diferente. El ambiente es único y muy agradable. Nuestro personal está conformado por venezolanas, colombianas y chilenas, siendo así un lugar sin discriminación y multicultural», apunta Urrieta.
La Red de Observatorios Laborales del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo de Chile informó en diciembre de 2024 que 973.450 extranjeros tenían empleo formal en el ese país, de los cuales el 44,3 por ciento eran venezolanos, seguidos por peruanos (17,8), colombianos (11,9), bolivianos (6,7) y haitianos (5,6). Un 24,4 por ciento de los inmigrantes en Chile (237.067 personas) trabajan en comercio, seguido por servicios sociales y personales (20 por ciento), hoteles y restaurantes (11,3) industria manufacturera (9,4) y construcción (8,5), reveló la organización.
La Encuesta Casen 2023, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, mostró que debido al nivel educativo de los venezolanos el promedio de sus sueldos mensuales era superior al de los chilenos: 955.000 pesos contra 746.000. Los venezolanos en Chile desempeñan actividades principalmente en comercio (un 20,9 por ciento), alojamiento y servicios de comida (15,6) e industria manufacturera (13,4).
El informe, titulado «Aportes de la migración al desarrollo económico: contribuciones, oportunidades y propuestas» reveló que las empresas creadas por extranjeros en Chile pasaron del 3,4 por ciento en 2013 al 12,5 por ciento en 2021. Para 2023 existían 17.212 empresas individuales de responsabilidad limitada cuyo titular era de nacionalidad extranjera e iniciaron actividades 17.657 empresas que tenían al menos un socio extranjero.
Cifras reveladoras
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Lissette Carmona, periodista.