La nueva «Ley de protección de las pensiones de seguridad social» crea un impuesto adicional a las empresas venezolanas en un contexto de extrema presión fiscal. Inevitablemente, el consumidor pagará los costos.
El gobierno venezolano decretó una nueva carga tributaria para el sector privado. En efecto, el 8 de mayo de 2024 se publicó la nueva «Ley de protección de las pensiones de seguridad social», que establece un impuesto adicional a las empresas para financiar un nuevo fondo de pensiones.
El impuesto será de nueve por ciento de la contribución total a los trabajadores (esto es, salario más bonificaciones). Este nuevo fondo de pensiones lo administrará el Estado y las empresas deberán pagar mensualmente el recién creado impuesto, con algunas excepciones a nuevos negocios a criterio de la Presidencia de la República. El nuevo impuesto, que solo lo pagarán las empresas privadas y no el sector público, se suma a una ya considerable exigencia fiscal sobre el sector privado.
Las empresas venezolanas pagan una tasa efectiva de cincuenta por ciento de impuestos sobre margen neto en obligaciones fiscales, la mayor de América Latina.
La perspectiva académica puede aclarar el fundamento y la historia de este tipo de impuestos. Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía, distingue dos tipos principales de impuestos: directos e indirectos. Los indirectos se encuentran básicamente en actividades como importaciones aduaneras y algunos consumos específicos. Por su parte, los impuestos directos se dividen en tres clases: sobre los ingresos de los individuos, sobre los ingresos de las sociedades y las cotizaciones a la seguridad social. El nuevo impuesto venezolano puede ubicarse en esta última clase de tributos directos: un porcentaje fijo de los salarios utilizado para financiar la seguridad social. En principio, todo tipo de impuesto, según Stiglitz, trae consigo efectos conductuales, financieros y organizativos, efectos en el equilibrio general y efectos del anuncio y la capitalización.
Efectos económicos de los impuestos
Conductuales | Trabajo, educación y jubilación; ahorro, inversión y asunción de riesgos; energía dedicada a evitar impuestos en lugar de crear riqueza; matrimonio y divorcio |
Financieros | Prestaciones en especies y estructura financiera de las empresas |
Organizativos | Sociedades anónimas frente a empresas no constituidas y entrelazamientos con efectos financieros |
Efectos en el equilibrio general | Efectos indirectos de impuestos cuya base tributaria es amplia, como los salarios o los intereses |
Efectos de anuncio y capitalización | Futuros impuestos sobre un activo reflejados («capitalizados») en el precio del activo cuando se anuncia el impuesto |
Fuente: Stiglitz, J. E. (2000). La economía del sector público. Antoni Bosch (p. 488).
¿Cuál es la situación actual de las empresas venezolanas en relación con el pago de impuestos? Actualmente, las empresas pagan una tasa efectiva de cincuenta por ciento de impuestos sobre margen neto en obligaciones fiscales, la mayor de América Latina.
Tasa efectiva de impuestos sobre ingresos netos de empresas formales en América Latina
(porcentajes)
Fuente: Oliveros, A. R., Palacios, J. y Guzmán, A. (2023, 4 de septiembre). Enfrentando a Goliat: el impacto de los impuestos municipales en las empresas. Typing Business. https://shorturl.at/PAHQy
La nueva medida ha ocasionado efectos asociados a su anuncio por los voceros del gobierno. Generalmente, según Stiglitz, el anuncio del tratamiento fiscal de un activo repercute inmediatamente en su valor, debido a razones de oferta y demanda. Este principio puede extrapolarse a escenarios en los cuales el impuesto se destine a financiar seguridad social con fondos privados.
Cada vez que se anuncia un nuevo tributo, las personas y las sociedades toman medidas para protegerse, mucho más en Venezuela, donde las empresas se encuentran en una situación operativa límite. Entre las reacciones más comunes de las empresas para reducir el impacto de un nuevo impuesto se encuentran el alza de los precios o el estancamiento de los salarios, medidas que afectan directamente al trabajador, al que, en teoría, en el caso de Venezuela, el nuevo impuesto de las pensiones pretende beneficiar. En consecuencia, los efectos de los impuestos no recaen realmente sobre el agente al que se le exige el pago (las empresas), sino que se trasladan a otro, el consumidor.
No se ha aclarado, hasta ahora, si el nuevo impuesto sustituye al ya existente a las sociedades para lo relativo a la seguridad social de los trabajadores.
Otro tipo de efectos, según Stiglitz, es la influencia en el equilibrio general. ¿Por qué el gobierno decreta este tipo de medidas? La respuesta es sencilla: necesita dinero. Con el nuevo impuesto de las pensiones, el gobierno venezolano intenta incrementar sus fondos, aun cuando afecte al agente económico más perjudicado por la crisis económica: el ciudadano de a pie.
Otro gran efecto al que se refiere Stiglitz está vinculado con la conducta. El nuevo impuesto disminuirá el poder adquisitivo del consumidor venezolano. Esto, a su vez, ocasionará un cambio de conducta en las empresas, que deberán redefinir sus estrategias en un contexto de supervivencia financiera y fuerte presión fiscal. Además, las empresas buscarán la forma de ser más eficientes, al mismo tiempo que evitarán aumentar los salarios de sus empleados, pues ese aumento incrementaría la contribución al fondo de pensiones. Al igual que los individuos, las empresas modificarán su conducta y dedicarán su energía a evitar los efectos del nuevo impuesto, en vez de perseguir su fin último de crear riqueza.
El último gran efecto mencionado por Stiglitz es el organizativo. A medida que la carga fiscal se hace más exigente, las empresas no tienen incentivos para ser sociedades legales objeto de contribución tributaria. Esto fomenta la desaparición de negocios constituidos y aumenta la presencia de sectores informales. En consecuencia, el empresario retira su capital del mercado o muta a formas de negocio que perjudican el desarrollo del país.
El impuesto se destinará a financiar un nuevo fondo administrado por el gobierno. Sin políticas definidas para su administración, el Estado podría gestionar esos recursos con total libertad. Tampoco se ha aclarado, hasta ahora, si el nuevo impuesto sustituye al ya existente a las sociedades para lo relativo a la seguridad social de los trabajadores. En consecuencia, el Estado podría recaudar simultáneamente dos contribuciones destinadas al mismo fin, con los efectos negativos financieros, económicos y sociales que esto supone.
Toda nueva carga fiscal directa pretende captar fondos para atender necesidades gubernamentales. Pero, a mediano y largo plazo, ocasiona distorsiones en la economía, debido a las múltiples reacciones de individuos y sociedades, desde la forma cómo se organizan hasta su conducta cotidiana.
Aunque la gestión gubernamental justifique este tipo de medidas con el fin último de beneficiar a las personas, los impuestos no permanecen inertes en la economía y su efecto se traslada finalmente al bolsillo del consumidor. Además, un impuesto adicional tiene un gran impacto en las empresas venezolanas, en su forma de existir y las diferentes medidas que deben adoptar para proteger su estabilidad, rentabilidad y supervivencia.
Adonai Hernández, fundador de la firma de consultoría gerencial Hernández & Villanueva.
José Manuel Puente, profesor titular del IESA y profesor asociado de IE Univesity (España).