¿Un ilustre desconocido?

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Fotografía: Pixabay.

El impacto de una crisis política en Italia podría ser relativamente marginal en el resto del mundo. Pero el rendimiento de los bonos italianos se ha convertido en un indicador de la estabilidad política del país.

Carlos Jaramillo / 20 de septiembre de 2018


Hace unos años, quien averiguara cuáles eran los tres mercados de bonos más importantes del mundo encontraría que Estados Unidos y Japón ocupaban los puestos 1 y 2 de la clasificación: nada sorpresivo. Pero encontrar a Italia en el tercer lugar sería, para cualquier asomado en el tema, todo un descubrimiento.

En la actualidad el valor facial de los bonos italianos en circulación está en el orden de 2,3 billones de euros, un poco menos del doble del tamaño del mercado de bonos municipales de Estados Unidos. La deuda representa 132 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Italia, la segunda mayor de la Eurozona después de Grecia. Más de dos tercios de estos títulos los poseen inversionistas nacionales; apenas un cinco por ciento está en manos de inversionistas no europeos.

El impacto de una crisis política en Italia podría ser relativamente marginal en el resto del mundo. Pero el rendimiento de los bonos italianos se ha convertido en un indicador de la estabilidad política del país. El pasado mes de mayo, cuando la coalición de los populistas de ultraderecha conocidos como La Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas se preparaban para gobernar, el bono soberano italiano a diez años ofrecía un rendimiento a vencimiento de 2,32 por ciento: un máximo no visto desde el año 2014. La prima de riesgo sobre el papel soberano alemán al mismo plazo era 189 puntos básicos (uno por ciento representa cien puntos básicos): la mayor desde junio de 2017.

¿Qué ha ocurrido en los últimos meses, una vez que la coalición tuvo la oportunidad de mostrar su fuerza en las discusiones presupuestarias? Para sorpresa de muchos, quienes ofrecían un salario universal y una tasa impositiva plana han moderado su discurso. Por un lado, La Liga Norte ha tenido que enfrentar un caso de corrupción en el cual una corte de Ginebra autorizó a fiscales del Ministerio Público a decomisar 49 millones de euros en activos del partido. Por otro, el ministro estrella del grupo, Matteo Salvini, enfrenta cargos de secuestro por la retención de un grupo de emigrantes de Eritrea.

El hecho de que la coalición aceptase, sin pelear demasiado, un presupuesto que verán con muy buenos ojos los funcionarios de Bruselas —un presupuesto con un déficit del orden el 3 por ciento del PIB— hace recordar el comportamiento típico de los políticos italianos (que supuestamente esta coalición no quiere repetir): individuos fuertes que desafían la elite en el poder, que prometen exterminarla y después aprenden a convivir con ella (y con su agenda).

Lo extraño en esta ocasión es que el mercado de renta fija no termina de aceptar la idea de que los radicales parezcan no serlo. Si la hubiesen aceptado, el rendimiento del bono soberano italiano a diez años debería ser inferior al 2,32 por ciento alcanzado en mayo de este año, cuando la coalición entró en acción. Por el contrario, alcanzó niveles de 3 por ciento al comienzo de la discusión presupuestaria y se retrajo a 2,90 por ciento una vez alcanzado el consenso. Algo debe haber en el ambiente que no termina de disipar el miedo de los mercados a la coalición euroescéptica de La Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas.


Carlos Jaramillo, profesor del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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