El colapso eléctrico de Venezuela y los desafíos para superarlo

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Fotografía: Rajesh Ram / Unsplash

Venezuela vive desde hace varios años una crisis eléctrica, que se tornó en colapso. Superarla requiere algo más que disponer de suficientes recursos financieros.


Para que la electricidad llegue a todos los hogares, comercios y fábricas, en todo momento, un complejo sistema de generación, transmisión, distribución y comercialización tiene que estar a punto. En el momento en que cualquier persona prende un bombillo o arranca un motor, en algún lugar, esa energía tiene que ser generada por plantas hidroeléctricas y termoeléctricas, transportada a lo largo de muchos kilómetros de líneas de transmisión y subestaciones, distribuida por largas redes aéreas y subterráneas, y entregada al usuario.

Para que el servicio de electricidad sea confiable y de calidad, su infraestructura debe operar ininterrumpidamente las 24 horas del día y los 365 días del año. Se requiere de las empresas eléctricas un esfuerzo permanente para operar y realizar el mantenimiento, la modernización y la expansión de esa infraestructura. De lo contrario, sucede lo que ha venido ocurriendo desde hace varios años en Venezuela: un servicio eléctrico deficiente, con racionamiento, múltiples averías y «bajones» que afectan a todos.

En 1998 el sistema eléctrico venezolano, con empresas públicas y privadas, era considerado el mejor de América Latina, en cobertura (97 por ciento de la población), calidad de servicio, tecnología, robustez, estabilidad y confiabilidad. Hoy, en 2020, el sector es incapaz de atender la demanda de electricidad; pese a estar muy reducida por la crisis económica y la cuarentena.

La Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), la empresa eléctrica del Estado y responsable de prestar el servicio, presenta deficiencias técnicas y operativas, y está quebrada. La actual situación del sector eléctrico compromete la posibilidad futura de crecimiento económico.

El sistema eléctrico de Venezuela está formado por plantas hidroeléctricas y termoeléctricas. No se incluyen las plantas eólicas en Paraguaná y La Guajira, cuya construcción se inició pero no operan. Se cuenta con ocho plantas hidroeléctricas, entre las cuales se destacan por su capacidad Guri, Caruachi y Macagua, sobre el río Caroní, en el estado Bolívar. Ellas constituyen el polo de generación más importante del país, con una capacidad instalada de 15.000 megavatios (MW). Las otras cinco hidroeléctricas se encuentran en la zona andina: Planta Páez, San Agatón, La Vueltosa (Uribante-Caparo), Peña Larga y Masparro, con una capacidad instalada de generación de aproximadamente 1.100 MW. Venezuela cuenta también con plantas termoeléctricas que usan combustibles (gas, diésel y fueloil), cuya capacidad instalada es de aproximadamente 19.000 MW (no se incluyen las pequeñas plantas de generación distribuida, en su mayoría no operativas). La completa opacidad informativa oficial sobre el sector eléctrico impide precisión.

Para transportar la electricidad generada el país cuenta con un sistema de transmisión integrado por más de 24.000 kilómetros de líneas de alta tensión a 765, 400, 230, 115, 138 y 69 kilovoltios KV), más de 400 subestaciones y más de cien mil kilómetros de redes de distribución que llevan la energía a los usuarios (AVIEM, 2019; INE, 2014). No se dispone de información oficial sobre la construcción de nuevas líneas de transmisión; durante los últimos años han sido muy pocos los kilómetros construidos. Por último están las oficinas administrativas y comerciales de Corpoelec en todo el país.

La mayor parte de esta amplia infraestructura debe estar «siempre lista» para garantizar un buen servicio como requieren los usuarios. Gran parte de esta infraestructura deberá ser recuperada para contar con un servicio eléctrico de calidad.

El deterioro del sector eléctrico

La infraestructura eléctrica del país ha sufrido durante los últimos veinte años un proceso de deterioro gradual, pero sostenido, como consecuencia de las políticas y prácticas aplicadas por los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En 1999 paralizaron los planes de expansión en ejecución. En 2002 congelaron las tarifas eléctricas. En 2008 la crisis se hizo evidente para todos: hubo cuatro apagones nacionales. A finales de 2009, Corpoelec impuso restricciones al consumo de electricidad, por la fuerte sequía y la indisponibilidad del parque térmico. En 2010 se decretó la emergencia eléctrica y se aprobó una Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico, socialista, que prohíbe la participación privada en el sector. Las empresas eléctricas existentes fueron integradas en una sola: Corpoelec. Esta decisión se tradujo en un caos operativo, que agravó la crisis.

Las siete causas principales de la crisis eléctrica venezolana son las siguientes:

  1. Desprofesionalización de la industria.
  2. Abandono de la planificación a corto, mediano y largo plazo, en materia de operación, mantenimiento y expansión del sector.
  3. Abandono de los criterios técnicos y económicos para tomar decisiones.
  4. Partidización de todas las estructuras organizativas de Corpoelec.
  5. Abandono de la «calidad de servicio» como criterio fundamental.
  6. Abandono de la gestión comercial que redujo los ingresos y favoreció el aumento de pérdidas no técnicas.
  7. Corrupción que devoró miles de millones de dólares.

La insuficiencia y el deterioro actual de la infraestructura eléctrica han sido resultados del abandono de los planes de inversión y mantenimiento, y de malas decisiones de inversión, tomadas improvisadamente o por razones políticas.

Posteriormente, a partir de 2013, cuando el ingreso petrolero disminuyó por la caída de los precios y la gradual disminución de la producción y las exportaciones, la inversión eléctrica se redujo, el mantenimiento se dificultó o dejó de realizarse por insuficiencia de recursos, deudas con contratistas y falta de personal calificado, vehículos, equipos y repuestos, entre otros factores. La insuficiencia de combustible para las plantas térmicas contribuye a explicar la indisponibilidad de muchas de estas unidades.

A pesar de la reducción de la demanda eléctrica, por la crisis económica y la cuarentena, las fallas del servicio eléctrico se han intensificado, lo cual acarrea fallas de otros servicios como agua, telefonía, internet, metros y ferrocarriles, que operan con electricidad. Las causas de los problemas eléctricos son estructurales, estacionales y coyunturales: crisis en la generación, en la transmisión y en la distribución de electricidad a los consumidores, con repercusiones nacionales, regionales y locales.

Entre los problemas estructurales se encuentra un déficit de generación con respecto a la demanda máxima, desde 2006-2007, que obliga a Corpoelec a racionar la electricidad (Lara y Aguilar, 2018). El deterioro del Sistema Interconectado, columna vertebral del sistema eléctrico, contribuyó al agravamiento del déficit eléctrico, sobre todo en los estados de occidente.

A pesar de las cuantiosas inversiones para la adquisición de plantas de generación térmica por decenas de miles de millones de dólares realizadas a partir de 2010 por la emergencia eléctrica, no se logró superar el déficit de generación térmica. Buena parte de los montos «invertidos» en nuevas plantas no se tradujeron en aumento de la capacidad de generación disponible. Muchas de las nuevas plantas no pudieron operar continuamente por falta de combustible y «cuellos de botella» en transmisión. Gran parte de los recursos fueron malversados por sobreprecios y adquisiciones inapropiadas.

Corpoelec ha establecido zonas privilegiadas de suministro eléctrico (Caracas y Vargas); pero, también en estas zonas, las interrupciones del servicio se han intensificado. Los usuarios de Zulia, Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas, Lara, Falcón y Nueva Esparta, que sufren racionamiento diario, son los que perciben la peor calidad del servicio de toda Venezuela (OVSP, 2020).

Percepción y situación del servicio eléctrico (porcentajes)

Ciudad Valoración negativa Frecuencia de apagones
San Cristóbal 89,7 92,4
Barinas 89,0 87,3
Maracaibo 80,5 69,0
Barquisimeto 72,0 59,2
Punto Fijo 63,5 36,7
Valencia 56,9 23,5
Ciudad Bolívar 48,9 20,6
Porlamar 46,3 26,0
Barcelona 31,3 12,1
Caracas 26,9 8,1

Fuente: OVSP (2020).

Desafíos para superar el colapso eléctrico

Venezuela tiene ante sí el desafío de recuperar y estabilizar el sector eléctrico nacional, esencial para la recuperación económica y social del país, y enfrentar la emergencia humanitaria compleja. No será solo un asunto de inversiones cuantiosas.

Es necesario formular un plan integral que incluya todos los componentes del sistema eléctrico. Se requerirán inversiones considerables durante varios años en generación, transmisión, distribución y comercialización. Además, PDVSA deberá completar la infraestructura para el suministro de gas natural a las plantas termoeléctricas. Sin gas natural no puede haber recuperación eléctrica. Venezuela, sin suficientes ingresos de divisas por la caída de la producción y el precio del petróleo, solo podrá contar durante la emergencia con el apoyo de organismos financieros internacionales. Tales recursos deberán ser invertidos en los proyectos con mayor impacto para enfrentar la emergencia.

La recuperación eléctrica requerirá participación del sector privado. Para ello será necesario un marco legal que asegure a los inversionistas las garantías políticas y jurídicas necesarias. Se requerirá también establecer un nuevo modelo de desarrollo del sector eléctrico que asigne al Estado las funciones de formulación de planes y políticas, regulación y coordinación técnica, y que propenda gradualmente a que el sector privado asuma la mayor parte de las actividades de generación, transmisión, distribución y comercialización. Además del apoyo financiero será necesaria la asistencia técnica internacional, con personal calificado, y reclutar y formar el talento humano nacional indispensable para recuperar, operar y mantener la infraestructura.

Es indispensable que a mediano plazo el sistema eléctrico sea sustentable económica y financieramente. Para tal fin deberá establecerse un sistema tarifario que cubra los costos operativos y las nuevas inversiones. En las actuales condiciones de precariedad social e institucional, este proceso no será rápido ni políticamente fácil. Tardará varios años alcanzar la meta de sustentabilidad financiera y hará falta un sistema de subsidios directos, temporales y enfocados en los sectores sociales vulnerables, mediante el cual todos aporten, mucho o poco, según su capacidad.

Se requerirá también sentar las bases para la sustentabilidad ambiental del sistema eléctrico. Habrá que valorizar y aprovechar íntegramente el gas natural, el recurso no renovable más abundante en el país, y el más conveniente ambiental y financieramente, para desplazar los combustibles líquidos. Sin gas natural en las plantas termoeléctricas no habrá recuperación eléctrica sostenible. Venezuela deberá retomar el aprovechamiento de los recursos hidráulicos, e impulsar las energías eólica y solar.

Al ocurrir el cambio político tres serán los programas esenciales, en los cuales habrá que enfocar los recursos financieros disponibles para atacar la emergencia: 1) recuperación de algunas de las plantas térmicas instaladas, sobre todo en las regiones zuliana, andina y centroccidental, 2) recuperación del sistema nacional interconectado y 3) recuperación de las unidades de generación hidroeléctrica de Guri, Caruachi y Macagua. Paralelamente deberá comenzar la recuperación gradual de los sistemas de distribución, alumbrado público y comercialización en todo el país.

Referencias

  • AVIEM (2019): «AVIEM presente en el Plan País».  Revista Energía e Industria de la AVIEM (Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica, Mecánica y Profesiones Afines). 2. Número 6. Junio.
  • Lara, M. y Aguilar, J. G. (2018): «Acciones para la recuperación y modernización del sector eléctrico en Venezuela». Grupo Ricardo Zuloaga. https://elecciones7oenbilbao.files.wordpress.com/2019/02/resumen-ejecutivo-plan-de-acciones-para-recuperaciocc81n-y-modernizaciocc81n-sector-elecc81ctrico-en-venezuela.pdf
  • INE (2014): «Anuario Estadístico 2013». Caracas: Instituto Nacional de Estadística.
  • OVSP (2020): «OVSP: Ciudades del occidente del país son las que peor valoraron el servicio eléctrico». Observatorio Venezolano de Servicios Públicos. http://www.observatoriovsp.org/ovsp-ciudades-del-occidente-del-pais-son-las-que-peor-valoraron-el-servicio-electrico/

Manuel Guevara Baro. Miembro del equipo técnico del Plan País Electricidad. Integrante de Acuerdo Social, asociación civil dedicada a la elaboración de propuestas de políticas públicas para Venezuela (acuerdosocialvenezuela@gmail.com). Twitter: @manuelguevarab