
Desde finales de octubre de 2025, las criptomonedas han perdido más de un billón de dólares en valor de mercado. La volatilidad del precio es un elemento más en la búsqueda de un indicador que capte el estado de ánimo del mercado financiero. Quizá tal indicador no exista, pero la incorporación de los criptoactivos al nuevo sistema financiero mundial lo requiere.
Con una capitalización de unos tres billones de dólares, el mercado de criptoactivos gana peso relativo en la familia de activos financieros. Tal popularidad se debe a que la Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos aprobó el año pasado los fondos cotizados en bolsa (ETF) de criptomonedas y el Gobierno de Trump adoptó los tókenes digitales. El impacto de una corrección de precios puede tener mayores repercusiones en el resto de la economía que las de las caídas de años previos.
El auge de los ETF vinculados al bitcóin y otros activos digitales ha democratizado la propiedad y ha creado, también, nuevas fuentes de riesgo. Muestra de ello es que, durante la primera quincena de noviembre de 2025, cuando el bitcóin cayó brevemente por debajo de los 81.000 dólares, se activó un flujo de liquidaciones de los portafolios de ETF del orden de 3.800 millones de dólares.
La incorporación de criptomonedas en general, y el bitcóin en particular, al circuito de las finanzas convencionales abre la posibilidad de que los inversionistas utilicen el endeudamiento para financiar sus posiciones especulativas. En esos momentos es cuando se producen caídas súbitas de precios en las que muchas posiciones se liquidan para minimizar pérdidas.
Pero muchas veces las pérdidas del mundo de los criptoactivos se cubren también liquidando otros activos financieros, como acciones o bonos. De allí que no sea de extrañar que caídas momentáneas del mercado accionario estadounidense en los días siguientes a las de los precios de los criptoactivos —un fenómeno nuevo— obligue a los analistas de los mercados financieros a evaluar cómo se vincula la volatilidad de precios de los criptoactivos con la del resto de los instrumentos de oferta pública.
Hay un grupo importante de líderes de opinión de los mercados financieros que tratan de vincular los movimientos del bitcóin con el contexto general de la economía.
La aparición de nuevos activos financieros siempre hace surgir preguntas empíricas; por ejemplo, si la volatilidad del bitcóin puede crear riesgo sistémico al inducir, con sus movimientos, reacomodos en otros mercados financieros. Si este fuese el caso, el bitcóin podría ser el canario en la mina de los mercados de oferta pública que dé señales tempranas de olas de correcciones de precios más generalizadas. La información anecdótica sugiere que hay un grupo importante de líderes de opinión de los mercados financieros que tratan de vincular los movimientos del bitcóin con el contexto general de la economía.
En momentos como el presente, cuando el mercado alcista ocasionado por las inversiones en inteligencia artificial crea zozobra, cualquier pista que marque indicios de cómo será el futuro crea expectación. Muchos se preguntan si el alza de los precios de los títulos valores puede mantenerse o se avecina una corrección.
La volatilidad de precios del bitcóin es un elemento más en la búsqueda de ese indicador perfecto que capte con precisión el estado de ánimo de los mercados financieros. Probablemente tal indicador no exista, pero la incorporación de los criptoactivos al nuevo sistema financiero mundial obliga a tenerlos presentes. Al fin y al cabo, cada actor cuenta.
Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.
Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.
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