Con inversión privada, Venezuela podría ser una potencia mundial del gas natural

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Imagen de Sergey Gorbachev en Pixabay

En Venezuela se necesitan unos 15.000 millones de dólares para aumentar, en unos siete u ocho años, la explotación de gas natural. El primer requisito para alcanzar esta meta es un amplio diálogo entre los sectores público y privado.


 

El director ejecutivo de la Asociación Venezolana de Productores de Gas (AVPG), Tito Bonadonna, afirmó que Venezuela cuenta con potencial para ser uno de los principales productores mundiales de gas natural, pues posee una amplia base de recursos calculada en 195 trillones de pies cúbicos (TCF) en reservas probadas. Estas reservas ubican al país en el noveno lugar a escala mundial y el segundo en América. Ahora bien, este ingeniero mecánico con maestría en el IESA advirtió que el aprovechamiento de este potencial requiere superar no pocos obstáculos.

Bonadonna presentó su ponencia «Capacidad de producción y potencial de desarrollo de la industria del gas natural de Venezuela» en el Diplomado Internacional del Negocio de Gas Natural llevado a cabo por el IESA. Para Bonadonna, la oportunidad es muy clara: el país podría llegar a producir entre 9.000 millones y 15.000 millones de pies cúbicos estándar por día (SPCD) de gas natural, que lo colocarían en el quinto lugar del mundo y el primero del continente americano. En palabras de Bonadonna:

Hemos hablado de reservas probadas, pero también tenemos reservas posibles y expectativas. Cuando sumamos estos factores, estamos hablando de que existe la posibilidad de incorporar en el orden de 277 trillones de pies cúbicos adicionales, por lo que podríamos elevar las reservas en el orden de los 472 trillones de pies cúbicos, lo que nos podría llevar perfectamente a tener la quinta reserva del mundo y la mayor en América, superando a Estados Unidos.

Ahora bien, el 82 por ciento de las reservas de gas natural está asociado a la producción petrolera, lo cual implica que su explotación está atada al desarrollo de la industria petrolera, aunque son negocios con dinámicas distintas.

 

Sin inversión privada no fluye el gas

Tito Bonadonna apuntó que el primer requisito para poner en marcha una estrategia seria de aprovechamiento del gas natural en Venezuela es un amplio diálogo entre los sectores público y privado. Se requiere una serie de reformas legales e institucionales para aprovechar este enorme potencial de producción y un plan de acción que parta de una evaluación amplia de la infraestructura para determinar inversiones en rehabilitación y ampliación.

Los números no son menores, según Bonadonna:

La cartera de proyectos requerida para lograr los objetivos de producción demanda inversiones estimadas, en un plazo de siete u ocho años, del orden de 15.000 millones a 18.500 millones de dólares, de los cuales el 40 o el 41 por ciento estaría destinado fundamentalmente a los desarrollos costa afuera, para alcanzar un factor de producción de entre 2.000 millones y 2.500 millones de pies cúbicos estándar por día.

Para el dirigente de la AVPG no es posible hacer este esfuerzo financiero sin la participación de inversionistas privados. El Estado se encuentra en una situación complicada para desarrollar estos proyectos.

Venezuela debe superar la declinación de su producción de gas natural ocasionada principalmente por la disminución de la producción petrolera. El objetivo es recuperar sostenidamente una producción de 7.900 millones de SPCD, que ha sido el máximo histórico.

Bonadonna aclara que no hay «que arrancar de cero», sino incrementar en alrededor del treinta por ciento el potencial de producción para alcanzar unos 10.000 millones de SPCD. Además, hay que trabajar para reducir la pérdida de gas arrojado o venteado, que supera los 1.300 millones de SPCD y se concentra en un sesenta por ciento en Monagas.

Otro elemento estratégico es la recuperación de la producción de líquido de gas natural (LGN) para recuperar el máximo de 189.000 barriles por día (bpd), que se alcanzó en 1999. La cifra más reciente del déficit es 19.000 bpd.

 

Las prioridades

Bonadonna especificó que la producción de gas natural no asociado debe alcanzar los 4.000 millones de SPCD. Esto implica el desarrollo pleno de las licencias vigentes y la recuperación de las áreas tradicionales de PDVSA Gas.

Este flujo de gas no asociado representaría cuarenta por ciento de la producción total. El sesenta por ciento restante provendría del hidrocarburo vinculado a la producción petrolera que, se prevé, podría alcanzar 6.500 millones de SPCD, lo cual depende de la recuperación del bombeo de crudo.

Este volumen de producción se distribuiría de la siguiente forma: 1.650 millones de SPCD serían dirigidos al sector eléctrico, lo que permitiría una sensible mejora de la generación termoeléctrica, equivalente a un 47 por ciento. Para la refinación petrolera se dirigirían 400 millones de SPCD, equivalentes a 11,4 por ciento del volumen total. Otros sectores recibirían los siguientes porcentajes: sectores siderúrgico y aluminio, 500 millones de SPCD cada uno para una proporción consolidada de 28,6 por ciento; manufactura, 220 millones de SPCD, que representan 6,3 por ciento; producción cementera y de cerámica, 120 millones de SPCD; y 110 millones para otros sectores. Además, el plan permitiría exportar 2.000 millones de SPCD. Como afirma Bonadonna:

La rehabilitación financiera, administrativa y técnica de PDVSA Gas es muy importante, porque toda la producción de gas natural gravita en esta empresa que, además, maneja el mercado final y recibe el gas de las licencias; por lo tanto, todo pasa por PDVSA Gas.

Para asegurar una corriente sostenida de exportación de gas natural, Bonadonna considera indispensable la flexibilidad financiera de las empresas. Esto requiere revisar el régimen legal para que sea competitivo. Así lo dice el ejecutivo:

La voluntad política de hacer estos cambios es un elemento indispensable para permitir el desarrollo pleno y sostenible de nuestra industria del gas natural. Tenemos que, como sociedad, trabajar en el desarrollo del gas para que sea competitivo y sostenible. Las ventajas comparativas las tenemos, pero tenemos que desarrollar estrategias de incentivos y organización de alta calidad.


Érika Hidalgo López, periodista.

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