El cambiante mercado de los títulos del Tesoro

61
Steve Buissinne en Pixabay

Desde 2021, los inversionistas privados han desplazado a los organismos oficiales en el dominio del mercado extranjero de bonos del Tesoro estadounidense. Esto imprime mayor volatilidad a los precios de los títulos de deuda, lo que merma el supuesto de que este mercado sirve como refugio.


 

Los bancos centrales y otras instituciones gubernamentales solían dominar el mercado extranjero de bonos del Tesoro estadounidense. Pero, desde el año 2021, ha ocurrido una recomposición de este mercado: los inversionistas privados han desplazado en alguna medida a los organismos oficiales al aumentar su participación en el orden de 2,3 billones de dólares. La participación de los bancos centrales ha caído en el mismo periodo en 301.000 millones de dólares.

El mercado de deuda estadounidense es el más grande del mundo y acoge todo tipo de compradores: bancos centrales, fondos de pensiones, fondos de cobertura, bancos hipotecarios, empresas de seguros y bancos comerciales, entre otros. El monto de los títulos en circulación ha crecido a una tasa del 8,5 por ciento anual en la última década.

Las consideraciones de los bancos centrales al incorporar bonos del Tesoro estadounidense a sus carteras de inversión van más allá de las meramente crematísticas. Toman en cuenta tendencias inflacionarias y la estabilidad monetaria por encima de la búsqueda de rentabilidad.

Los inversionistas privados, por su parte, compran títulos del Tesoro solamente cuando la rentabilidad que ofrecen es atractiva. Si factores como la inflación esperada o la tasa de crecimiento de la deuda federal se vuelven motivo de preocupación, estos actores reducen su participación.


Las consideraciones de los bancos centrales al incorporar bonos del Tesoro estadounidense a sus carteras de inversión van más allá de las meramente crematísticas.


Cuando los inversionistas privados ganan importancia relativa en el mercado de deuda estadounidense, imprimen una volatilidad a los precios de los títulos de deuda mayor que la existente cuando ese mercado era dominado mayoritariamente por organismos gubernamentales. La volatilidad creciente merma en alguna medida la idea de que este mercado sirve como refugio frente a los vaivenes de la economía real y los eventos geopolíticos.

La percepción de un aumento del riesgo de este mercado tiende a impulsar los rendimientos pagados y a reducir los precios de los títulos en circulación. Como es sabido, los precios de los bonos se mueven en sentido inverso al de las tasas de interés.

Los cambios geopolíticos han obligado a los inversionistas públicos y privados a reducir su exposición al dólar. Los bancos centrales han disminuido sus reservas en dólares, en los últimos once años, del 67 al 58 por ciento. Si bien no se espera que el dólar deje de ser en las próximas décadas el principal activo de reserva, el euro y el oro están ocupando espacios antes dominados por la divisa estadounidense.

Existe poca información oficial sobre los criterios que han usado los bancos centrales para cambiar la composición de sus reservas en detrimento del dólar. Pero es probable que esto se deba a una combinación de razones: la creciente importancia de China en el comercio mundial, la decisión de congelar los activos rusos a partir de la guerra con Ucrania y la preocupación por la estabilidad financiera de Estados Unidos, debido tanto a su creciente endeudamiento como a su déficit fiscal.


Los bancos centrales han disminuido sus reservas en dólares, en los últimos once años, del 67 al 58 por ciento.


Los inversionistas institucionales responden a los cambios en el entorno aumentando la prima de riesgo que aspiran a cobrar por la tenencia de papeles del Tesoro. El Banco de Pagos Internacionales (BIS), que hace las veces de banco central de los bancos centrales, calcula en cien puntos básicos el rendimiento del bono a diez años, que es el título de renta fija más liquido del mundo.

Los inversionistas privados no solo vienen con su dinero, sino también con sus estrategias de inversión, que incluyen el apalancamiento financiero de sus posiciones e intentos de arbitraje para explotar desajustes de precios. Esto implica compra y venta simultánea de dos títulos del Tesoro, lo que a su vez puede aumentar la volatilidad del mercado de papeles del Tesoro.

¿En cuánto aumenta la volatilidad de los papeles del Tesoro producto del aumento del volumen de transacciones que traen consigo los inversionistas privados? Esta es una pregunta que todavía no tiene respuesta. Algunos estudios sugieren que esta volatilidad no se aprecia diariamente en los diferenciales entre precios de compra y venta de bonos en el mercado spot, pero sí cuando sucede un acontecimiento extraordinario, como el del 2 de abril de 2025, cuando el presidente Trump anunció su política arancelaria.

Durante los eventos extraordinarios, los picos de volatilidad de precios de los títulos de renta fija obligan a algunos inversionistas a comprar o vender títulos financieros para asumir pérdidas o beneficios. Ese gran volumen de transacciones introduce presiones adicionales en el mercado de papeles del Tesoro.

El cambio en la composición de los actores del mercado de bonos del Tesoro estadounidense no es per se un hecho bueno ni malo. Es el reflejo de un mundo cambiante al que todos tenemos que acostumbrarnos.


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

Suscríbase aquí al boletín de novedades (gratuito) de Debates IESA.