¿El dólar ya no es el que era?

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Avinash Kumar en Unsplash

Para quienes han vivido en economías emergentes, el dólar ha sido el refugio en un mundo que siempre ha sido volátil. Por ello, la pérdida de valor del dólar en lo que va de 2025 ha causado nerviosismo entre los inversionistas internacionales, que han empezado a comprar pólizas de cobertura para garantizar la tasa de cambio con la cual volverán a su moneda local.


 

Para quienes han vivido en economías emergentes, el dólar (en cualquiera de sus presentaciones: bajo el colchón, en un depósito bancario o en instrumentos de renta fija o variable) ha sido el vehículo de refugio en un mundo que a todo efecto práctico siempre ha sido volátil. Los mercados financieros tienden a acostumbrarse muy rápidamente a las condiciones económicas vigentes y, algunos de sus actores, a pensar que el pasado reciente puede mantenerse indefinidamente.

Por ello, la pérdida de valor del dólar —10,38 por ciento en lo que va de 2025 frente a la cesta de divisas de sus principales socios comerciales, conocida como índice DXY— ha causado un fuerte nerviosismo entre los inversionistas internacionales que operan en el mercado estadounidense. De mantenerse esta tendencia, 2025 será el año de mayor devaluación del dólar en las últimas dos décadas.

Esta no es la primera vez que el dólar se devalúa frente a sus pares. De hecho, en los últimos cinco años el índice DXY se ha movido en un rango entre 90,72 y 112,8, hasta ubicarse en fechas recientes en el orden de 97,3. Pero, a diferencia de años anteriores, los inversionistas internacionales se mueven en este momento entre dos aguas.


La política comercial estadounidense hace pensar a muchos que es el momento de reducir la exposición a los activos financieros estadounidenses.


Por un lado, los cambios en la política comercial estadounidense —reflejada en un volátil régimen de aranceles y la expectativa de que el dólar se devalúe para estimular las exportaciones de productos manufacturados en Estados Unidos— hacen pensar a muchos que es el momento de reducir la exposición a los activos financieros estadounidenses. Por otro lado, es en Estados Unidos donde están sucediendo los hechos que deberían impulsar el mercado accionario en esta década: universalización del uso de la inteligencia artificial, desregularización de los criptoactivos y un eventual ciclo de reducción de las tasas de los fondos federales, si el presidente Trump logra recomponer el directorio de la Reserva Federal (Fed) en los próximos meses.

Ante la expectativa de un dólar a la baja y activos financieros denominados en dólares al alza, los inversionistas internacionales han comenzado a introducir en sus marcos de análisis el impacto negativo de la posible devaluación del dólar. En consecuencia, han empezado a eliminar el riesgo cambiario con pólizas de cobertura que garantizan desde ahora la tasa cambio con la cual volverán a su moneda local una vez que liquiden la inversión en Estados Unidos.

Hay productos financieros que ofrecen la posibilidad de comprar simultáneamente el instrumento financiero y la póliza de cobertura de riesgo cambiario. Estos tienen ya varios años en el mercado y se ponen de moda cada vez que el tema cambiario vuelve a tomar relevancia.

No es de extrañar que el 80 por ciento de los 7.000 millones de dólares que entraron en los últimos tres meses en fondos de oferta pública dirigidos a inversionistas extranjeros lo hayan hecho con coberturas cambiarias incluidas. A modo de comparación, se destaca que a comienzos de 2025 solo un 20 por ciento del dinero dirigido a este segmento de inversión lo hacía con tales coberturas.


Los inversionistas han empezado a eliminar el riesgo cambiario con pólizas de cobertura que garantizan desde ahora la tasa cambio con la cual volverán a su moneda local una vez que liquiden la inversión en Estados Unidos.


Los fondos de inversión en renta fija dirigidos a inversionistas extranjeros también están ofreciendo las coberturas cambiarias. Aproximadamente, la mitad de los flujos de fondos que entraron a este segmento en los últimos tres meses lo han hecho bajo esta modalidad.

En este momento los bancos centrales de los países desarrollados, con excepción del estadounidense, han terminado su ciclo de reducción de tasas de interés. Generalmente, cuando las tasas de interés bajan, la moneda local se devalúa y, como es bien sabido, la expectativa de muchos actores es que la Fed continúe bajando las tasas de redescuento en lo que queda de 2025 y contribuyendo a la devaluación del dólar. En el calendario del banco central estadounidense todavía quedan dos sesiones del Comité de Operaciones de Mercado programadas para este año, en las que se pueden seguir recortando las tasas de redescuento.

Lo que se hace cada vez más evidente es que la recuperación bursátil del orden del treinta por ciento —vivida a partir del 2 de abril del presente año, conocido como el «Día de la Liberación», en que el presidente Trump anunció la nueva política arancelaria de su país— enmascara la profunda ansiedad de los inversionistas sobre el futuro de la economía global y el cambio de paradigma político que se está produciendo en Estados Unidos. Los mecanismos de cobertura cambiaria seguirán estando en el orden del día.


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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