La digitalización del transporte en Venezuela: un negocio impulsado por la dolarización

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Ridery comenzará a operar este año en Acarigua, Coro y Cumaná / Foto cortesía de Ridery Venezuela

Ridery y Yummy, los dos grandes competidores de la movilidad en Venezuela, entraron al mercado en 2021. Su modelo de negocio se consolidó gracias a la dolarización y a la necesidad de ingresos de muchas personas. Su éxito ha abierto camino a otras iniciativas en el sector.


 

Entrar al teléfono, marcar la ubicación y pedir un vehículo es ahora muy común gracias a Ridery y Yummy Rides. Sin embargo, estas dos empresas tecnológicas con sello venezolano no fueron las primeras en ofrecer este servicio de movilidad. Varias empresas probaron suerte antes, pero sin éxito.

«Movilizarse en Venezuela era incierto y la gente exigía transparencia. La parte ruda fue tropicalizar esto. Este tipo de aplicaciones globales no entienden qué es un pago móvil o lo difícil que es desarrollar estas integraciones bancarias para tener este método de pago», explicó María Isabel Estrada, directora de operaciones de Ridery Venezuela, en entrevista con Debates IESA.

La primera versión de la aplicación de Ridery obligaba, por ejemplo, a llamar al cliente para que especificara cómo iba a pagar. Hoy esta aplicación ofrece una variedad de métodos de pagos y está disponible las 24 horas del día.

Ridery salió al mercado el 15 de marzo de 2021, mientras que Yummy Rides lo hizo tres meses más tarde, el 22 de julio. La competencia entre ambas empresas durante estos cuatro años consolidó el mercado de la movilidad y, lo más importante, abrió la puerta a la digitalización en el resto del transporte venezolano con otras iniciativas tecnológicas como Busi Boletos.

Las claves de un modelo de negocio innovador en Venezuela

En 2008, Uber apareció como la primera aplicación celular del mundo que conectaba a personas que querían movilizarse a buenos precios con otras que querían obtener ingresos extra con sus vehículos. Uber escogió México y Colombia para probar su negocio en América Latina en 2013. Hacerlo realidad en Venezuela, en cambio, necesitó varios ensayos.

«Uber no entró a Venezuela porque era un mercado chiquitico y por las sanciones. Las empresas tecnológicas que lo intentaron antes, como EasyTaxi o Nekso, tuvieron que enfrentar desafíos de conectividad, temas laborales y dificultades para cobrar y dar el vuelto. Estas soluciones tecnológicas para el mercado venezolano no las podía traer una compañía de afuera», apunta Marco Villegas, abogado y líder local de la aceleradora de emprendimientos tecnológicos Founder Institute en Venezuela.


La consolidación de las aplicaciones de movilidad vino con la dolarización, aunque también hay que sumar el efecto de la hiperinflación.


Easy Taxi, del grupo internacional Rocket Internet, hizo su entrada en el mercado venezolano en 2012. Logró registrar 35.000 vehículos, pero sus operaciones finalizaron en junio de 2017, cuando enfrentó problemas de efectivo, meses antes de empezar la hiperinflación en Venezuela.

Nekso comenzó a operar en 2015 y logró establecerse en trece ciudades venezolanas. Su opción de pago estaba atada a las tarjetas de crédito y eso redujo su base de clientes, al punto de no poder sobrevivir cuando Ridery y Yummy Rides empezaron a liderar este mercado, con un desarrollo tecnológico más avanzado y una apuesta de mercadeo directo en 2021.

Villegas apuntó que la consolidación de estas aplicaciones de movilidad en Venezuela vino con la dolarización, aunque también hay que sumar el efecto de la hiperinflación, que llevó a muchos venezolanos de todas las clases sociales a buscar ingresos como conductores.

Sandy Gómez, coordinadora general del programa EmprendeTech del IESA, recordó que «en Venezuela la proporción de vehículos en desuso era muy alta. La única oportunidad era hacer de taxi o mototaxi, pero no había cómo encontrar carreras recurrentes. Estas aplicaciones fueron una solución para quienes tenían un carro o una moto improductivos o los tenían produciendo por debajo de su potencial porque no había cómo obtener hasta veinte carreras diarias».

Yummy Rides tiene la meta de llegar a llegar a 43.000 conductores en los próximos tres años  / Foto cortesía de Yummy Rides Venezuela

En febrero de 2024, Yummy Rides contaba con 23.000 conductores certificados, de acuerdo con las declaraciones ofrecidas por Vicente Zavarce, fundador de Yummy Venezuela, en la asamblea del Consejo Nacional para la Promoción de Inversiones (Conapri). Su meta es tener 43.000 conductores en los próximos tres años.

Ridery tiene más de 45.000 conductores registrados y opera en 19 ciudades. Su directora de Operaciones confirmó que el plan de 2025 incluye empezar a ofrecer el servicio también en Acarigua, Coro y Cumaná.

Los números de conductores certificados y usuarios recurrentes de estas aplicaciones son esenciales en este modelo de negocio. Ahora bien, la mayoría de los vehículos registrados son motos y habría que descontar también un grupo de conductores que están inscritos tanto en Yummy como en Ridery.

«Este tipo de soluciones de movilidad depende mucho del volumen, la escalabilidad que te da el software y el tamaño del mercado. Las empresas más pequeñas no pueden sobrevivir con uno o dos conductores. Necesitas miles de transacciones al día. En el caso de Venezuela, dos grandes competidores están definidos al día de hoy», aseguró Sandy Gómez. De allí que Ridery y Yummy Rides apuesten no solo por los usuarios de taxis, sino también por los venezolanos que se mueven en transporte público y buscan un servicio confortable, directo y a buen precio.

El largo viaje de la digitalización

Cuando se trata de movilizaciones cortas en las ciudades, todo parece dicho en cuanto al modelo de negocio. En cambio, cuando se miran las oportunidades de digitalización en el resto del transporte venezolano aparecen muchos caminos inexplorados.

Busi Boletos, por ejemplo, es una aplicación lanzada al mercado el 19 de marzo de 2024. Su objetivo es romper con la condición de «comprar hoy, viajar hoy» en autobuses de Caracas a destinos como San Cristóbal, Mérida, Maracaibo, Puerto Ordaz o Puerto La Cruz, y también a puntos más cercanos como Valencia o Barquisimeto.

«Los mayores ajustes en nuestra aplicación en este primer año de operaciones se centraron en la experiencia de compra. Ajustamos los tiempos de reservar y comprar. Esto para lograr una sinergia entre las necesidades de las líneas y las expectativas de los pasajeros», explicó Saidmar Contreras, presidenta de Busi Boletos.

Foto: cortesía de Busi Boletos

Esta aplicación celular permite hoy reservar pasajes de autobuses hasta con sesenta días de antelación, mientras que el pago final se activa 48 horas antes de la fecha de viaje y tiene el mismo precio que en la taquilla de los terminales terrestres.

Busi Boletos vende pasajes de autobuses para 50 ciudades de 17 estados del país. Opera con 16 líneas de transporte interurbano, aunque su meta es terminar este año con más de 50 líneas. Su modelo de negocio va más allá de la intermediación entre líneas de autobuses y pasajeros terrestres. Al investigar su mercado descubrió que una gran porción de los autobuses todavía depende de las ventas de comisionistas apostados a las puertas de los terminales (los llamados pisteros) y que la digitalización todavía parece muy lejana para un mercado con más de 250 líneas de autobuses interurbanos en todo el país.


La falta de digitalización de las líneas de autobuses mostró también una oportunidad: desarrollar un sistema operativo diseñado especialmente para este mercado.


Expresos Occidente, una línea de autobuses con setenta años en el mercado venezolano, fue la primera en subirse a la plataforma de BusiBoletos. «Nosotros no habíamos pensado en la digitalización de esta manera. Lo que hacíamos antes era que a quienes nos escribían por Instagram les dábamos el teléfono de la oficina y por medio del WhatsApp apartábamos los boletos. Nada con esta tecnología, con boletos con código QR y que los pasajeros puedan comprar con días de antelación», afirma Sergio Rangel, gerente de operaciones de Expresos Occidente. Hoy este canal ya representa entre 25 y 34 por ciento de las ventas de esta línea de autobuses, algo que varía de acuerdo con los destinos y las temporadas de viajes.

Las barreras de uso tecnológico para Busi Boletos estaban por todas partes. En las ciudades más pequeñas del país, revela Saidmar Contreras, encontraron usuarios que no estaban familiarizados con la compra de artículos o servicios por internet. Tuvieron que abrir un canal de WhatsApp para atender a adultos mayores y ayudarlos con la compra de boletos.

La falta de digitalización de las líneas de autobuses mostró también una oportunidad: desarrollar un sistema operativo diseñado especialmente para este mercado. De hecho, ahora la empresa trabaja en un sistema especializado con opciones online y offline que facilita a las líneas de autobuses llevar un registro pormenorizado de la venta de boletos, así como también de sus ingresos y de su personal.

Busi Boletos no es la única iniciativa tecnológica que encontró un nicho inexplorado en el transporte venezolano. La lista incluye a Flety para los camiones de carga o Verdi con sus viajes al Aeropuerto Internacional de Maiquetía en carros eléctricos. El gran reto sigue siendo mejorar el servicio diario del transporte público, todavía dominado por pequeñas líneas privadas que cobran en efectivo y no ofrecen horarios ni rutas o paradas definidas.


Margaret López, periodista especializada en finanzas, tecnología y cambio climático.

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