La geoeconomía en tiempos de Trump

159
Vilius Kukanauskas / Pixabay

La geoeconomía estudia cómo un país usa su fortaleza económica para influir en entidades extranjeras y lograr sus objetivos. Desde esta perspectiva, el comportamiento del presidente Donald Trump y sus colaboradores pareciera no ser tan irreflexivo y desconectado de los principios generales de la economía internacional. Sin embargo, los aportes del precursor de esta disciplina, Albert Hirschman, explicarían por qué la actual política económica del gobierno estadounidense podría no producir el impacto esperado.


 

La geoeconomía estudia el uso del poder económico para influir en entidades extranjeras y lograr sus objetivos geopolíticos. Un elemento clave del poder geoeconómico es la capacidad de un país hegemónico para emitir amenazas —positivas o negativas— que induzcan obediencia en las entidades objetivo.

La geoeconomía aporta un marco de referencia para responder la pregunta que obsesiona a los actores de los mercados financieros: ¿cómo pueden los inversionistas analizar las políticas de Donald Trump? Cualquier respuesta posible requiere entender que el gobierno de Trump intenta romper con la política arancelaria estadounidense de los últimos ochenta años, que se caracterizó por alianzas comerciales con diferentes países y la reducción de aranceles a las importaciones

Desde la perspectiva del pensamiento económico dominante del siglo XX, los aranceles son autodestructivos. Pero desde un punto de vista estrictamente geoeconómico, puede ser simplista calificar el comportamiento del presidente Trump y sus colaboradores de irreflexivo y desconectado de los principios generales de la economía internacional.


Es peligroso para los países pequeños volverse muy dependientes de cualquier socio comercial importante.


Por ello, en los últimos meses, incluso antes de que se conocieran los detalles de los planes de Trump II, se han desempolvado algunos trabajos de Albert Hirschman, autor de La potencia nacional y la estructura del comercio exterior, un clásico publicado en 1945. Este libro recoge las experiencias del autor en la guerra civil española y la Alemania nazi, que lo llevaron a estudiar la autarquía, una política económica que restringe las importaciones y promueve la autosuficiencia. La principal preocupación de Hirschman era desarrollar un marco teórico para medir la coerción económica y el ejercicio del poder hegemónico a partir del desastroso proteccionismo de la década de 1930.

Las declaraciones de Trump del 2 de abril de 2025, en las que desmantela la política comercial estadounidense de los últimos años, no habrían sorprendido al economista Hirschman. A diferencia de los pensadores neoliberales, que suelen ver la política como un derivado de la economía, Hirschman entendía esta relación de manera inversa: «Cuando una nación soberana puede interrumpir el comercio con cualquier país a su antojo, la lucha por un mayor poder nacional permea las relaciones comerciales». Además, consideraba el comercio «un modelo de imperialismo que no requería la conquista para subordinar a los socios comerciales más débiles».


Las premisas de Albert Hirschman explican por qué Estados Unidos no ha logrado controlar a Rusia mediante sanciones financieras. 


El interés despertado por los trabajos de Hirschman ha sido tal que se incluyó un panel sobre geoeconomía en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Finanzas en enero de 2025 (y cuyo registro de actividades está disponible en YouTube). Por su parte, Maurice Obstfeld, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional y estudioso de Hirschman, señaló tres premisas que los inversionistas deben tomar en cuenta en esta época de aparente cambio de paradigma:

  1. Es peligroso para los países pequeños volverse muy dependientes de cualquier socio comercial importante.
  2. La fuente del poder hegemónico de Estados Unidos ya no reside en la manufactura (pues China controla cadenas de suministro clave), sino en el sector financiero, estructurado en torno al sistema basado en el dólar. Por lo tanto, los aranceles de Trump son esencialmente un intento de desafiar a otra potencia hegemónica (China), pero sus políticas financieras reflejan un esfuerzo para defender su dominio actual.
  3. El poder hegemónico no funciona de forma simétrica. Por ejemplo, si un actor tiene una cuota de mercado de ochenta por ciento, suele tener el control del cien por cien; pero si su cuota cae al setenta por ciento, el poder hegemónico se desmorona más rápidamente, porque los actores débiles comienzan a buscar otras opciones.

Esto explica por qué Estados Unidos no ha logrado controlar a Rusia mediante sanciones financieras. El patrón podría repetirse de forma más generalizada si otros países reaccionan a los aranceles agresivos de Trump desarrollando alternativas al sistema financiero basado en el dólar.

Pensadores como Hirschman se empeñaron en sacar lecciones de periodos convulsos, con la esperanza de que las sociedades aprendieran de la historia para mejorar el futuro. ¿Por qué el gobierno de Trump siente que ochenta años de historia pueden ser desechados de un plumazo?


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

Suscríbase aquí al boletín de novedades (gratuito) de Debates IESA.