Comparar los progresos en asuntos ambientales, sociales y de gobierno empresarial con los ingresos de las empresas es la clave para demostrar que son compatibles.
En 1987 la Comisión Mundial de Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo publicó el llamado Informe Brundtland, en el que se acuño la expresión «desarrollo sostenible». En 2004, otro informe de Naciones Unidas —titulado Quien se preocupa, gana— introdujo los principios ESG (por las siglas en inglés de ambiente, sociedad y gobierno empresarial).[1]
Estos tres ámbitos carecerían de relevancia si no se pudiesen cuantificar. De allí la importancia de medir y de «ponerle números» a la sostenibilidad. La medición ayuda a las empresas a probar su preocupación por alcanzar los parámetros de sostenibilidad en beneficio de las personas y el planeta, así como el aumento del interés de la comunidad científica que se aprecia en los estudios sobre este asunto.[2]
Relevancia de los datos para los ESG
La producción de datos sobre ESG ha tenido una gran notoriedad por tres factores. El primero es el crecimiento de la inversión sostenible. En 2023, los fondos sostenibles superaron con una rentabilidad media de 12,6 por ciento a los fondos tradicionales (8,6 por ciento).[3] Los fondos globales sostenibles de capital variable y cotizados en la bolsa, domiciliados en Estados Unidos, experimentaron salidas récord por el orden de 8.600 millones de dólares durante el primer trimestre de 2025.[4]
El segundo factor es la regulación gubernamental. Tal es el caso del Reglamento sobre la Divulgación de Información sobre Finanzas Sostenibles (SFDR) de la Unión Europea, cuyo objeto es la transparencia y el acceso abierto a la información sobre sostenibilidad, y que se orienta a canalizar la inversión al ámbito de la sostenibilidad. En Estados Unidos existen regulaciones de la Comisión de Bolsa y Valores que obligan a las empresas nacionales y extranjeras a divulgar información relacionada con el medioambiente en sus documentos o informes.
Otros marcos regulatorios son los estándares de la Iniciativa de Reporte Global (GRI, en inglés) que «permiten que una organización declare públicamente sus impactos más significativos en la economía, el medio ambiente y las personas, incluidos los impactos que afectan a los derechos humanos y cómo gestiona estos impactos. Esto mejora la transparencia en lo que respecta a los impactos de la organización y aumenta la rendición de cuentas de la organización».[5] Los marcos regulatorios contextualizan y aumentan la importancia de medir correctamente los ESG, para mostrar los avances y obtener beneficios que no vulneren sus principios rectores.
El tercer factor es la presión de diversos sectores con poder de reclamo social en su permanente llamado de transparencia. Se destacan los accionistas de las empresas, sus empleados y los consumidores, como eslabón final de la cadena empresarial.
El primer gran desafío para la medición es la falta de estandarización y la variedad de marcos regulatorios.
Componentes de la medición de los ESG
Determinar los componentes claves para la medición requiere entender los aspectos incluidos en los ESG. Cuando se habla de gobernanza, se pone el foco en la asignación de responsabilidades.[6] Por ejemplo, se pueden establecer como aspectos medibles las políticas anticorrupción implementadas con programas de formación o normas internas.
El aspecto ambiental se manifiesta en los objetivos climáticos mundiales, como, por ejemplo, el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el cumplimiento de regulaciones específicas para reducir las emisiones de carbono.[7] Como ejemplo de medición se destaca el consumo de agua reciclada. El aspecto social incluye, entre otras, las políticas de no discriminación y el cumplimiento de leyes en materia salarial, ajustados a la realidad de cada sector donde operen las empresas.
Métodos y herramientas para la medición de los ESG
Los datos para medir los ESG pueden provenir de fuentes internas y externas: las propias empresas, encuestadoras, medios de comunicación y organismos reguladores. Teniendo claro el origen de los datos, se establecen los estándares, marcos o métodos. Algunos marcos disponibles son los siguientes:
- Global Reporting Initiative (GRI): una organización sin fines de lucro que desarrolla y perfecciona informes de sostenibilidad que se han convertido en los más utilizados.
- Normas SASB: identifican riesgos y oportunidades en el ámbito de la sostenibilidad para 77 sectores que con mayor probabilidad afectan flujos de caja, acceso a financiamiento y costo del capital de una entidad a corto, medio o largo plazo (información útil para los inversionistas).
- Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima (TCFD): un marco de recomendaciones para empresas públicas y otras organizaciones acerca de riesgos y oportunidades relacionadas con el clima.
- ISO 26000: normas que orientan a quienes reconocen que el respeto por la sociedad y el medioambiente es un factor esencial para el éxito.
No se pueden dejar de mencionar los ODS y los indicadores disponibles; aunque están ajustados a los países, se pueden extrapolar. Existen Estados con más emisiones de carbono que otros, lo que implicaría que las empresas cumplen a medias o no cumplen las regulaciones.
La adopción de nuevas tecnologías tiene actualmente un efecto positivo en la competitividad de las empresas, aunque su impacto no es significativo en las prácticas ESG.
Otra herramienta adecuada a estos tiempos es de índole tecnológica. Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF), acuñó la expresión Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por los procesos emergentes de nuevas tecnologías entre los que se destaca la inteligencia artificial.
Las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial —que se refieren no solo a la inteligencia artificial, sino también a la internet de las cosas, ciberseguridad, robótica y datos masivos— son fundamentales para mejorar la gestión y el rendimiento empresarial. Esto ha despertado la conciencia sobre la importancia de integrar las nuevas tecnologías para enfrentar los desafíos ambientales y sociales.[8]
Desafíos para la medición de los ESG
El primer gran desafío para la medición es la falta de estandarización y la variedad de marcos regulatorios. Las diversas agencias de calificación y firmas de inversión pueden utilizar criterios diversos para evaluar los ESG, lo que produce diferentes puntuaciones inconsistentes e imposibilitan la comparación. Esto ocasiona confusión y dificultades para tomar decisiones.[9]
El segundo gran problema es el «lavado de imagen verde» (greenwashing): «Estrategias publicitarias que algunas compañías utilizan para presentarse, a ellas y sus productos, como respetuosas con el medioambiente, cuando no lo son. Su objetivo es capitalizar la preocupación pública por el medio ambiente y atraer consumidores, pero sin que necesariamente exista un respaldo real en acciones concretas que respalden estas afirmaciones».[10] Este problema se puede asociar a publicidad engañosa y en algunos países existen penas severas para este tipo de acciones consideradas fraudulentas.
Otro desafío radica en la calidad y la disponibilidad de datos. En materia de ODS, la ONU ha hecho llamados reiterados para mejorar la calidad de los datos. Los criterios ESG no escapan de este problema.
El último reto es la subjetividad; especialmente, en los indicadores de índole social. Es frecuente leer informes en los que se trata de medir la felicidad laboral, como si existiese un «felicimómetro», pues no hay algo más subjetivo que la felicidad, que las personas no perciben de la misma manera.
El futuro de la medición de los ESG
El futuro depara muchas sorpresas. Sin embargo, se pueden hacer análisis prospectivos con la información vigente. La adopción de nuevas tecnologías tiene actualmente un efecto positivo en la competitividad de las empresas, aunque su impacto no es significativo en las prácticas ESG. Por esta razón, la adopción de nuevas tecnologías por sí sola podría no mejorar sustancialmente las prácticas ESG, lo que requiere acciones adicionales, como alinearse con los ODS o implementar medidas complementarias.[11]
Unir nuevas tecnologías con los ESG asegura competitividad y éxito a largo plazo. Pero esto puede variar entre industrias, debido a regulaciones específicas de los distintos sectores como finanzas, salud y tecnología de información.[12] Ahora bien, el uso de nuevas tecnologías para la medición puede ayudar a obtener datos más fiables y así estandarizar procesos que actualmente están dispersos y lograr la tan ansiada unificación metodológica, que ayude a evidenciar avances de las empresas en cuanto a los ESG.
Las empresas necesitan adoptar mecanismos de acceso a datos de manera potente y transparente, para su beneficio y el de los actores externos que deseen acceder a ella.
Importancia de la medición
Si no existen formas claras de medir o las que existen son poco transparentes, el fracaso estará garantizado. La medición permite reorientar o rehacer el camino trazado, en caso de que deba hacerse.
Medir permite especificar metas, hacer comparaciones, conocer el estatus de avance o progreso de las acciones previstas y tomar decisiones informadas. Para las empresas resulta imprescindible una medición ajustada a la realidad, con información fiable y transparente, sin dejar de lado los mecanismos de acceso a esa información.
Las empresas necesitan adoptar mecanismos de acceso a datos de manera potente y transparente, para su beneficio y el de los actores externos que deseen acceder a ella. De lo contrario, prácticas como el lavado de imagen verde pueden terminar posicionándose y ampliándose en detrimento del concepto de sostenibilidad.
Se puede ser optimista: la sostenibilidad corporativa es posible. Muchos informes y datos muestran que una empresa puede ser sostenible y obtener ganancias al mismo tiempo. No es cierto que los ESG son un freno para el crecimiento empresarial o que conspiran contra la rentabilidad mediante una agenda oculta. Por el contrario, la sostenibilidad es un camino viable para un desarrollo equilibrado con el medioambiente que incorpore aspectos sociales y cultive una gobernanza sana. El éxito de este tipo de medidas puede llevar a un plano más social, más sostenible y con más ética que el existente actualmente.
Julio Romero, profesor del IESA.
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Notas
[1] Guillén, C. (2022). ESG: estado de la cuestión. Revista de Contabilidad y Dirección, 33, 13-28. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8578224.
[2] Godinez-Reyes, N., González-Samaniego, A. y Valenzo-Jiménez, M. (2025). Responsabilidad social empresarial y desempeño financiero en América Latina: Revisión sistemática de literatura, 2000-2023. Análisis Económico, 40(103), 187-203. https://www.scielo.org.mx/pdf/ane/v40n103/2448-6655-ane-40-103-187.pdf.
[3] Morgan Stanley Institute for Sustainable Investing (2024). Sustainable reality: Sustainable funds show continued outperformance and positive flows in 2023 despite a slower second half. https://www.morganstanley.com/content/dam/msdotcom/en/assets/pdfs/MSInstituteforSustainableInvesting-SustainableRealityFY2023-Final.pdf.
[4] Morningstar Sustainalytics (2025). Global sustainable fund flows: Q1 2025 in review. https://marketing.morningstar.com/content/cs-assets/v3/assets/blt9415ea4cc4157833/bltfe8ef6bf6de598ea/68099b79f9cea7e1bd3d359e/Global_ESG_Q1_2025_Flows_Report.pdf.
[5] Global Sustainability Standards Board (2023). Estándares GRI consolidados. https://sfap.facpce.org.ar/normasweb/documentos/1711.pdf, p. 7.
[6] Urgilés Espinoza, M. D. y Reyes Cárdenas, N. A. (2024). NIIF S1 Y S2: integración de información ambiental, social y de gobernanza en empresas manufactureras del Ecuador. Pacha: Revista de Estudios Contemporáneos del Sur Global, 5(15), 1-15. https://doi.org/10.46652/pacha.v5i16.300.
[7] Urgilés Espinoza y Reyes Cárdenas (2024).
[8] Iddrisu, M. A., Hui Nee, A.Y. y Senadjki, A. (2024). Technology for good ESG practices? Investigating the direct effect of IR4.0 technology adoption on sustainability and competitiveness. Grenze International Journal of Engineering & Technology, 10(2), 2219-2231.
[9] Sustainability Directory (2025, 26 de octubre). What are the limitations of ESG? https://esg.sustainability-directory.com/question/what-are-the-limitations-of-esg/.
[10] Mateu, P. (2024, 6 de julio). Greenwashing: qué es, cómo es la nueva normativa europea y otras claves. National Geographic. https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/greenwashing-que-es-como-se-esta-combatiendo-otras-claves-esta-practica_22526.
[11] Iddrisu y otros (2024).
[12] Iddrisu y otros (2024).






