La Venezuela de hoy se parece más a Siria, Libia o Líbano que a Colombia, Perú o Chile. Los países suelen compararse con sus vecinos. ¿Qué pasa cuando advierten que se parecen a países distantes? ¿Se ha convertido Venezuela en un factor extraño en el vecindario?
Los Vidal Olmos fueron una familia argentina de abolengo, vinculada a la aristocracia del país y su historia patriótica durante 150 años. Pero cayeron en desgracia y, al final, solo quedaron sus cenizas. El relato completo se encuentra en Sobre héroes y tumbas, la celebrada novela de Ernesto Sábato, que mezcla la historia de Argentina con oscuros pasajes de una familia llena de traumas. Como esta, muchas familias adineradas en distintas épocas y lugares pasaron de ser ejemplos de representación social a apellidos solitarios, sin riqueza ni amigos.
¿Qué ocurre con las viviendas de esas familias? La infraestructura se deteriora, los muebles se venden y queda una estructura derruida con cierto aire trágico. En la adaptación cinematográfica de la novela Grandes esperanzas, de Charles Dickens, dirigida por Fernando Cuarón y estrenada en 1998, la casa de Nora Dinsmoor (la señorita Havisham de la novela) aparece un buen ejemplo visual: un hermoso edificio cubierto por la vegetación, no completamente abandonado, pero sin su vitalidad de antaño. Una especie de limbo se respira en el ambiente de aquellas paredes.
Hoy Venezuela comparte más similitudes con Irak, Armenia o Líbano que con Colombia, Perú o Chile
Venezuela es hoy ese aristócrata caído en desgracia, el vecino que ha quedado en la bancarrota, en el limbo. Ante la debacle de los Vidal Olmos o Havisham, no es difícil imaginar cómo empezó a ser percibido el deterioro de sus viviendas por los vecinos, cómo se fueron convirtiendo en sujetos extraños a la comunidad y cómo, de esa manera, sus realidades se fueron distanciando. En ese contexto, las reacciones de los vecinos pueden ser diversas: desde la solidaridad con quien alguna vez fue un amigo hasta la preocupación cuando la desgracia de ese vecino empieza a afectar el bienestar propio.
Venezuela se ha convertido en ese vecino cuyas circunstancias lo han alejado de su comunidad. Más allá de la cercanía geográfica y una historia de conquista e independencia compartida, hoy el país caribeño comparte más similitudes con Irak, Armenia o Líbano que con Colombia, Perú o Chile.
Reconocer el vecindario
Comparar a Venezuela con países ubicados en alejadas regiones geográficas y con historias aparentemente dispares luce contrario al sentido común. Sin embargo, reconocer las características predominantes del vecindario puede ayudar a identificar la distancia entre un país y sus vecinos. Para ello se consideran tres aspectos clave de todo país: grado de desarrollo humano, grado y calidad de su democracia, y fortaleza o debilidad del Estado. Para medir estos aspectos se utilizan, respectivamente, el índice de desarrollo humano (IDH), el índice de democracia V-Dem (DEM) y el índice de fragilidad estatal (FSI en inglés).
Con datos de 2017 se agruparon los países mediante técnicas de aprendizaje automático (machine learning), que permiten hacer clasificaciones con múltiples variables. Se encontraron cinco grupos de países según las combinaciones de las variables mencionadas.
Clasificación de países según desarrollo humano, democracia y fragilidad estatal
Grupo 1
IDH medio: 0,75 FSI medio: 67,69 Dem medio: 0,51 |
Albania, Barbados, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Botsuana, Bulgaria, Colombia, Ecuador, El Salvador, Filipinas, Georgia, Ghana, Guyana, India, Indonesia, Irak, Jamaica, México, Mongolia, Montenegro, Namibia, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Rumanía, San Tomé y Príncipe, Suráfrica, Surinam, Timor Oriental, Trinidad y Tobago, Turquía, Ucrania |
Grupo 2
IDH bajo: 0,51 FSI alto: 96,60 Dem bajo: 0,20 |
Afganistán, Angola, Bangladés, Bután, Burundi, Camboya, Camerún, Chad, Eritrea, Etiopía, Guinea, Nepal, República Centroafricana, Ruanda, Sudán, Togo, Turkmenistán, Yemen, Yibuti, Zimbabue |
Grupo 3
IDH alto: 0,89 FSI bajo: 33,04 Dem alto: 0,76 |
Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Chipre, Costa Rica, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Mauricio, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza, Uruguay |
Grupo 4
IDH medio: 0,76 FSI medio: 71,33 Dem bajo: 0,19 |
Arabia Saudí, Argelia, Armenia, Azerbaiyán, Bahréin, Bielorrusia, Catar, China, Cuba, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Fiyi, Gabón, Guinea Ecuatorial, Jordania, Kazajistán, Kuwait, Líbano, Libia, Malasia, Maldivas, Marruecos, Omán, Seychelles, Singapur, Sri Lanka, Tayikistán, Tailandia, Túnez, Uzbekistán, Venezuela |
Grupo 5
IDH bajo: 0,51 FSI alto: 86,06 Dem medio: 0,46 |
Benín, Burkina Faso, Comoras, Guatemala, Haití, Honduras, Islas Salomón, Kenia, Lesoto, Liberia, Madagascar, Malaui, Mali, Mauritania, Mozambique, Nicaragua, Níger, Nigeria, Pakistán, Papúa Nueva Guinea, Senegal, Sierra Leona, Uganda, Zambia |
Nota: IDH (índice de desarrollo humano), FSI (índice de fragilidad estatal), Dem (índice de democracia V-Dem).
Fuentes: FFP (2019), UNDP (2020), V-Dem Institute (2020).
Los países de Suramérica se encuentran en los grupos 1 (seis países) y 3 (cuatro países). En el grupo 4 se encuentra sola Venezuela. Si se utilizan las categorías geográficas, el país extraño a la comunidad de Suramérica sería Venezuela. Venezuela es hoy un vecino atípico. Su vecindario natural pareciera estar ubicado en el norte de África, quizás Medio Oriente o incluso, en menor medida, Asia.
Este análisis tiene implicaciones importantes. Siguiendo la metáfora de la vecindad, los problemas del vecino caído en desgracia se parecen más a los de vecinos de otras zonas, cuyas preocupaciones se refieren a violencia o acceso a comida, no a la limpieza de las aceras o la próxima fiesta de Halloween.
Estado, democracia y desarrollo humano
Cuando se intenta caracterizar un vecindario se utilizan variables sociodemográficas, como ingreso familiar, número de personas que habitan en la vivienda, presencia y uso de ciertos artefactos, entre otras. Con los países ocurre algo similar, para caracterizar una región se consideran variables tales como ingreso nacional, desigualdad, alfabetismo y muchas otras. El resultado es una comparación: entre países de una región o entre vecinos de una zona.
Este enfoque supone que la proximidad geográfica es el elemento de agrupación y que, por lo tanto, las unidades analizadas (países o vecinos) tienen características similares, como plantean Diamond (1997), con respecto a la divergencia en el desarrollo debido a la ubicación geográfica y el acceso a la tecnología, y Pomeranz (2000), en cuanto a la influencia de la geografía en el desarrollo por el acceso a los mercados. Ahora bien, esta manera de analizar la realidad particular de un vecino es incompleta.
Venezuela pertenece al grupo de países que se caracteriza por un grado medio de desarrollo humano, un grado medio de fragilidad estatal con tendencia al deterioro y un alto grado de autoritarismo
Desde el punto de vista de desarrollo humano, democracia y fragilidad estatal Canadá se parece más a Islandia que a Estados Unidos o México; incluso tiene mayores similitudes con Costa Rica que con México. De igual manera, la Venezuela actual se ve mejor retratada con Egipto o Marruecos que con Colombia o Perú.
¿Qué tienen en común los países pertenecientes a un grupo determinado? En el caso de Venezuela, el grupo de países al que pertenece se caracteriza por un grado medio de desarrollo humano, un grado medio de fragilidad estatal con tendencia al deterioro y un alto grado de autoritarismo. Esta no es la realidad presente hoy en Suramérica, particularmente con respecto al autoritarismo y la fragilidad estatal. Esto hace de Venezuela un caso único en el contexto suramericano; de hecho, en toda Latinoamérica solo puede ser comparada con Cuba.
Mudarse o sobrevivir
La casa de los Vidal Olmos terminó consumida en llamas, mientras que la de la señorita Havisham continuó semiabandonada. En la vida real es posible que, al final, el vecino caído en desgracia se mude. Pero los países no pueden mudarse, siguen en el vecindario aun si su situación cambia.
Venezuela es hoy un país en riesgo. Quizá la magnitud de su problema se magnifica al compararlo con sus vecinos en Suramérica, que enfrentan realidades complejas, pero menos dramáticas. Sin embargo, la situación de Venezuela puede empeorar. En este momento sus indicadores de desarrollo humano van en franco descenso, lo que pudiera agravar la fragilidad del Estado, y ambos factores pueden realimentarse y deteriorar aún más la situación.
Ante esa realidad urge encontrar fórmulas para frenar el deterioro de la situación en Venezuela, y revertir la tendencia. Se requieren principios guías, y el Consenso Bellagio pudiera ser un punto de partida. Para encontrar las herramientas de solución adecuadas es necesario hacer el diagnóstico correcto, y hasta ahora el foco ha estado equivocado: se ha centrado en “recuperar la democracia”, cuando la atención debería estar en revertir el deterioro del Estado y su consecuente fragilidad. Democracia y un Estado funcional no son excluyentes, pero en situaciones de emergencia el segundo debería preceder al primero.
Referencias
- Diamond, J. (1997): Guns, germs and steel: the fates of human societies. Nueva York: Norton.
- FFP (2019): «Fragile States Index. Measuring fragilities: risk and vulnerability in 178 countries». The Fund for Peace: https://fragilestatesindex.org/
- Pomeranz, K. (2000): The great divergence: China, Europe and the making of the modern world economy. Princeton: Princeton University Press.
- UNDP (2020): «Human Development Report 2019». United Nations Development Programme: http://hdr.undp.org/en/content/human-development-index-hdi
- V-Dem Institute (2020): «Democracy report 2020». University of Gothenburg, Department of Political Science: https://www.v-dem.net/en/
Diego Lombardi, fundador y director general de Data Explorer (www.dataexplorer.pro) y profesor de Relaciones internacionales y Ciudadanía y democracia en el Instituto Tecnológico de Monterrey / diego.lombardi@tec.mx