Ventas, gastronomía, música, inmuebles: todos estos sectores pueden convertirse en mercados rentables si los emprendedores tienen ideas claras, capacitación, creatividad, tenacidad y aplomo. Algunas experiencias muestran cómo emprender en entornos complejos.
Toda empresa comienza como una idea, pero hace falta mucho esfuerzo, trabajo y capacitación para pasar de la idea al éxito.
Para los jóvenes empresarios que participaron en el seminario «El diario de un emprendedor», organizado por la plataforma IESA Alumni y el Centro de Innovación y Emprendimiento del IESA, una de las principales conclusiones fue que es necesario formarse. El conocimiento previene los errores, que implican un riesgo especialmente grande cuando la empresa está en la etapa inicial.
Dos rasgos clave distinguen a los emprendedores exitosos: creatividad y perseverancia. Sin estas características, no hay posibilidad de éxito, porque emprender es abrir mercados, encontrar oportunidades en circunstancias complejas y asumir el compromiso vital de aprovecharlas. Las experiencias de un grupo de egresados del IESA dan fe de estos principios: Andrés Baque, socio de la marca comercializadora Behappy; Daniel Pereira, creador de la marca de comida Arepateca; la celista Stephanny Mata, creadora de la empresa de conciertos @Fefimusica; y Carlos Odreman, presidente de Cúbico, una empresa de venta fraccionada de inmuebles.
Por una caja de medias
Andrés Baque inició la experiencia de Behappy en las aulas del IESA, donde estudió la maestría en Administración. Al final de sus estudios surgió una empresa cuando uno de sus amigos trajo una caja de medias de China. Comenzaron a vender las medias con un modelo de comercio electrónico que fue escalando hasta llegar a ofrecer medias con diseños exclusivos sobre temas como deporte, arte callejero, música y cultura urbana.
El proceso fue complejo, pero una estrategia de alianzas con deportistas e influyentes fue haciendo crecer la marca Behappy, incluso más allá del foco inicial del negocio. En el trabajo de venta de las prendas surgieron oportunidades de incursionar en la producción audiovisual y en la creación de centros de entrenamiento para atletas de una especialidad de alto rendimiento (CrossFit).
El desarrollo de redes con diferentes aliados —artistas, deportistas y productores— propició nuevas oportunidades que fueron concatenándose con el negocio inicial de una manera armónica con los intereses de los socios iniciales. «Las medias nos llevaron a lo audiovisual. Esto nos llevó a entender que los sueños de cada uno podían ser reales y decidimos emprender como socios realmente en las cosas que nos gustaban», recuerda Baque.
Dos socios de Behappy «son competidores internacionales de CrossFit y decidieron adoptar un nuevo proyecto que eran los centros de entrenamiento, uno en Barinas. Ese modelo se replicó en Mérida. Cada uno de estos esfuerzos nos ha ayudado a competir en eventos internacionales. Poco a poco cada una de estas áreas ha ido generando monetización y realmente lo que entendimos es que una empresa es realmente un grupo de personas con un objetivo común. La única forma de tener éxito es generar beneficios para cada vez más personas», explica el emprendedor.
Behappy ha impulsado a jóvenes productores de piezas audiovisuales para que desarrollen su talento desde el mercadeo como efecto multiplicador de un negocio que, sin descuidar el éxito financiero, incursiona en diversos ámbitos, incluso el social. La experiencia de Behappy se destaca por la amplitud de miras y la flexibilidad suficiente para reorganizarse constantemente y crecer más allá de un mercado.
Arepateca: comida venezolana para no venezolanos
Daniel Pereira es economista de formación, egresado de la maestría en Finanzas y residente en Estados Unidos. En 2020 se venció su permiso de trabajo y, además, llegó la pandemia, por lo que tuvo que crear un negocio. Por tradición familiar, la venta de comida surgió como idea lógica.
El plan inicial fue vender cachitos congelados con la idea de distribuirlos desde su casa, pero luego ideó la marca Paneteca. Su visión del éxito de la gastronomía venezolana es clara: hay que centrar el esfuerzo en que la pruebe gente distinta a los venezolanos, porque es una comida única en sabor y calidad.
Como una derivación de Paneteca surgió Arepateca, con una imagen y un modelo más desenfadado pero igualmente efectivo. La idea es ofrecer rellenos gourmet para la tradicional arepa que entronquen con la gastronomía clásica venezolana.
Con esta visión, Pereira ha ido expandiendo su mercado y, en el proceso, ha ayudado a otros inmigrantes. Su visión de la competencia es más bien colaborativa: actores diversos con propuestas claramente diferenciadas crean y consolidan mercados.
«Al final, quien vende otras preparaciones también está promoviendo la gastronomía venezolana, y eso nos ayuda, definitivamente. Mi idea siempre ha sido demostrar que la comida venezolana es de buena calidad y, además, que la gente está dispuesta a pagar por ella siempre y cuando tenga una buena relación precio-valor», afirma Pereira.
Pereira mantiene sus dos líneas gastronómicas como negocios separados. En su criterio es una mejor forma de segmentar rentablemente el mercado, con conceptos claramente diferenciados y dirigidos a públicos objetivo diferentes.
La música: una empresa que agrega valor
Stephanny Mata es no solo una brillante ejecutante del violoncello, sino también una emprendedora muy consciente de que el buen arte no está reñido con un buen negocio. Con la marca @fefimusica ha musicalizado una amplia variedad de actividades sociales —desfiles de moda, matrimonios, homenajes y actos corporativos— con un repertorio diverso que va desde lo clásico hasta la gaita zuliana.
Mata hace del cello un instrumento extraordinariamente versátil y este es el rasgo que la diferencia. Mostró un precoz interés en la música y comenzó desde niña su formación académica; sin embargo, siempre tuvo interés en tocar, con su instrumento, diversas propuestas musicales.
Con el apoyo de una mentora, cursó el programa Emprende, ofrecido por el IESA, y allí perfiló su carrera como intérprete dedicada al segmento de celebraciones sociales. «Esta formación me dio una estructura correcta para lograr rentabilidad y ahora es una de mis más importantes fuentes de ingresos», revela Mata.
En 2021 tuvo la oportunidad de amenizar un evento social como solista y logró un éxito inmediato. Tenía claro que debía construir una marca y promocionarse, por lo que comenzó a hacer videos y publicarlos en redes sociales.
Su propuesta, que mezcla calidad interpretativa y variedad, requirió la formación necesaria para calcular costos y lograr equilibrio financiero. En el IESA descubrió la dimensión económica de su trabajo como músico. «El programa Emprende fue un antes y un después», afirma.
Un elemento clave es el desarrollo de redes como mecanismo para engranar en el mercado. «Es sumamente importante en el sentido de que nosotros los músicos no debemos vernos como una competencia; por el contrario, hay espacio para todos y cada uno tiene su luz y su brillo. He colaborado con músicos increíbles, maravillosos, que están en esta movida de los eventos, el entretenimiento y los shows y ha sido un feedback maravilloso de enriquecimiento mutuo», concluye Stephanny Mata.
Cúbico: mercado inmobiliario con venta fraccionada
Hubo una época en que el modelo de multipropiedad estuvo muy de moda en el mercado inmobiliario, específicamente en el sector turístico. La idea era vender una participación en una propiedad inmobiliaria que garantizaba el disfrute por un período determinado en el año.
Carlos Odreman, presidente de Cúbico, rescata este planteamiento en su actual modelo de negocio. Es un emprendedor experimentado que ve el fracaso como una experiencia compleja: si se aprende de la experiencia, fortalece las habilidades para construir un nuevo negocio. Antes de Cúbico tuvo una exitosa empresa de venta de monturas oftálmicas y luego un banco digital, pero las regulaciones impidieron su operación.
Este emprendedor también valora la formación académica aportada por el IESA (es egresado de la maestría en Finanzas), como un factor fundamental en la creación de su nueva empresa. Las herramientas obtenidas dieron solidez a la propuesta y ampliaron sus perspectivas de éxito. «Nada que ver con emprender a ciegas», apostilla Odreman.
Cúbico es una reedición del modelo de propiedad compartida, con la novedad de que puede incluir variantes. El objetivo es no solo disfrutar unas vacaciones —en el caso de los proyectos con fines turísticos—, sino también obtener rentabilidad al comprador. «Arrancamos el proceso con la propuesta de proyectos vacacionales de lujo, de alto valor, para luego ir pivoteando hacia los siguientes sectores. La idea es que ocho personas adquieran una propiedad que luego puede ser arrendada, de manera que genere una renta rápidamente», explica el emprendedor.
El modelo de compra fraccionada ofrece ventajas claras. La primera es que se compra lo que se va a disfrutar: no tiene sentido tener una propiedad, con todos los gastos y riesgos que implica, para utilizarla unos pocos días al año. La segunda es que reduce el riesgo de la inversión.
La idea es utilizar este modelo para el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios. «Otra idea que tenemos en mente se nos ocurrió después de la pandemia y es el desarrollo de una oferta para nómadas digitales, de manera que si alguien necesita movilizarse por distintos países, en lugar de tener una casa, tenga ocho, por decir algo, en los países por donde se moviliza», abre así Odreman el abanico de posibilidades.
Para este emprendedor la planificación es un elemento clave. El riesgo de inversión inicial es muy elevado, por lo que el plan de negocios debe contrastarse tanto como sea posible, así como asegurar la inversión necesaria, en función de la complejidad del proyecto.
Érika Hidalgo López, periodista.