«A las empresas panameñas no les queda otra que abrirse al mundo»

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Fotografía: Tito Herrera / www.titoherrera.com

Conversación con Jorge Arosemena, presidente ejecutivo de la Ciudad del Saber.

La Ciudad del Saber, fundada en 1997, ha creado en Panamá una comunidad educativa, científica, multilateral y empresarial de creciente relevancia latinoamericana. Esta combinación de capacidades ha dado frutos en un ecosistema emprendedor que exige de las empresas panameñas una mayor apertura al mundo.


Nunzia Auletta: La Ciudad del Saber se define como «una comunidad innovadora que imagina, investiga, aprende, enseña, experimenta, inventa, crea e inspira». ¿Cómo ha sido su experiencia de liderar una institución con una misión tan ambiciosa para Panamá y la región?

Jorge Arosemena: Ha sido un proceso constante de repensar nuestra visión de ser una comunidad innovadora al servicio del cambio social desde una perspectiva humanística, científica y empresarial. Cuando en 1997 asumí la presidencia ejecutiva de la Ciudad del Saber éramos tres personas. Hoy tenemos 160 colaboradores y una comunidad de más de 8.000 personas que participan en nuestros espacios, constituidos por más de 200 edificios en 120 hectáreas frente al Canal de Panamá. Aquí albergamos oficinas regionales de importantes organismos internacionales, como el sistema de Naciones Unidas, instituciones académicas y centros de investigación. Esta es una comunidad pensante y crítica formada por científicos, investigadores, estudiantes y empresarios. Instituciones académicas como el IESA nos han ayudado a construir y reflexionar sobre lo que queremos ser.

¿Cuál es el modelo de negocios de la Ciudad del Saber?

Somos una fundación que debe garantizar su viabilidad financiera. No recibimos fondos públicos, pero sí financiamiento de multilaterales e instituciones financieras para desarrollar nuestros proyectos. Recibimos del Estado panameño el espacio del antiguo Fort Clayton como patrimonio inmobiliario y con el apoyo de la Escuela de Arquitectura Isthmus no solo lo hemos preservado sino que, además, nos abrimos a la modernidad y a la sostenibilidad, por lo que hemos obtenido certificaciones LEED para muchos espacios restructurados y nuevas edificaciones. Nuestros ingresos provienen de alquilar estos espacios: damos servicios de dormitorio, centro de convenciones, aulas de clases y espacios comerciales. Tenemos un flujo de caja sano que nos ha permitido construir los dormitorios y la terminal de transporte con fondos que estamos pagando.

¿Cuáles son hoy los puntos relevantes de la actividad de la Ciudad del Saber?

Desde el principio nos quedó claro que debíamos proponernos cerrar la brecha entre el mundo empresarial y el mundo académico y científico. Esto nos llevó, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Unión Europea, a la creación de un parque científico y tecnológico, hoy miembro de la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos (IASP, por sus siglas en inglés), y de la primera incubadora de empresas de Panamá. Uno de nuestros temas centrales es el emprendimiento, que en Panamá prácticamente no existía. Cuando abrimos la primera incubadora, yo iba a los medios y me preguntaban: «¿Incubadora de pollos? ¿Incubadora de bebés con dificultades al nacer?». Hablábamos de incubadora de empresas.

Según los resultados del último estudio del Monitor Global del Emprendimiento (GEM, por sus siglas en inglés) empiezan a verse los frutos: catorce por ciento de la población adulta en Panamá emprende alguna iniciativa, aunque muchas parecen iniciativas de autoempleo. ¿Cuáles retos ve para el emprendimiento en este país?

Una de las áreas de oportunidades es la promoción del emprendimiento femenino. En el pasado, el GEM indicaba que de cada diez iniciativas solo una era liderada por mujeres. En los últimos cinco años se ha desarrollado el proyecto «Canal de Empresarias», con aportes del Fondo Multilateral de Inversiones del BID, para contribuir a superar esta brecha. La Unión Europea nos donó medió millón de dólares más y ahora la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana empresa (Ampyme) decidió apoyarnos para no perder el movimiento que se ha formado.

¿Se han planteado la promoción de algún sector en particular?

Totalmente, estamos promoviendo sectores nuevos para Panamá, como las industrias creativas. Hace tres años y medio, aproximadamente, hicimos un primer encuentro que llamamos «Trama». Convocamos a todo el mundo creativo, y fue una cosa de tal magnitud que el BID se sumó y desde entonces nos ha venido acompañando.

Eso está en línea con iniciativas latinoamericanas de promoción de la economía naranja, como ocurre en Colombia. ¿Cómo piensan conectar esta iniciativa con el mundo empresarial?

La Ciudad del Saber propicia la creación, en la Cámara de Comercio, de un espacio para las industrias creativas, y allí nos han invitado. De esta manera conectamos con el gremio empresarial más fuerte y de mayor presencia en el país.

¿Intentan crear un ecosistema emprendedor?

Se ha creado un movimiento con muchos actores y un ecosistema en el que hay fondos. Nosotros mismos invertimos. La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) ha sido una compañera fundamental. El sector privado participa, la Cámara de Comercio promueve los emprendimientos, las universidades han creado incubadoras, se han desarrollado mentores. Nosotros acabamos de inaugurar un espacio de cotrabajo, donde hay puestos para setenta empresas. Todos los espacios están comprometidos.

El movimiento emprendedor ha tomado una gran fuerza. Hemos participado y estamos viendo los frutos. Lo más interesante es que todo surgió de la investigación del GEM que comenzamos a hacer en alianza con el IESA. Deberíamos explotar más esa experiencia y darla a conocer.

¿Qué otras áreas de investigación promueven y cómo se conectan con el mundo empresarial?

Otra experiencia exitosa es la creación del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat), con el apoyo de Senacyt. Para seleccionar a su director abrimos un concurso internacional y catorce candidatos presentaron sus planes. Escogimos al doctor Jagannatha Rao, de India, que ha hecho maravillas. Ha formado una red académica que incluye a cuatro premios Nobel que han venido y colaborado en la búsqueda de fondos para la investigación. Probamos que podíamos trabajar a escala mundial y atraer al mejor talento. Se han hecho avances en temas de biodiversidad y biotecnología.

¿Cómo se ha dado en este caso la interacción entre empresas e investigación?

Hay empresas como GlaxoSmithKline, que tiene aquí su unidad de investigación de vacunas, porque lo hace con Indicasat. Es el valor agregado de que esas empresas estén aquí y puedan comunicarse con universidades para formar gente; y a las instituciones académicas también les interesa que sus profesores, investigadores y estudiantes se vinculen con las empresas.

En la práctica se ha formado un ecosistema del conocimiento. ¿Cómo puede esto apoyar a los gerentes panameños?

Panamá está en un punto de inflexión. No se trata solo de crecimiento económico sino del papel que podemos desempeñar en América Latina. El reciente acuerdo con China, uno de nuestros principales usuarios del Canal, va a requerir nuevas capacidades. Panamá puede convertirse en una de sus plataformas en América Latina y eso puede cambiar completamente el panorama de negocios.

¿Cómo enfrentar estos cambios?

Con innovación, con creatividad, con redes. El año pasado tuve la oportunidad de asistir al KinnerLat, la iniciativa de Yossi Vardi, el exitoso inversionista e inventor israelí que cada año reúne a cien personas de todo el mundo, de todas las edades y de todas las disciplinas a pensar qué cosas hay que hacer para mejorar el mundo. Se forman mesas de trabajo sobre los temas más increíbles, desde cultura clásica hasta nuevas tecnologías. Pero lo que reúne a toda esa gente transversalmente es que quieren tener un impacto en la sociedad y lo están teniendo. En noviembre de 2019 KinnerLat será en la Ciudad del Saber, una excelente oportunidad para pensar en el futuro.

¿Qué les recomienda a las empresas panameñas en este momento?

A las empresas panameñas no les queda otra que abrirse al mundo. Panamá tiene más condiciones para dar el salto que otros países por su conectividad y por el uso del dólar. Los empresarios que lo piensen bien tienen que pensar en el mundo. Ya se acabó el «negocito de la esquina». Eso seguirá existiendo, pero los negocios que van a trascender son empresas como Copa, que han mirado más allá de las fronteras para ser actores latinoamericanos o mundiales.

Jorge Arosemena es presidente ejecutivo de la Ciudad del Saber de Panamá desde su constitución en 1997. Fue profesor titular de sociología y vicerrector académico de la Universidad de Panamá, gerente general del Instituto Panameño de Turismo, viceministro de la Presidencia, viceministro y ministro de Educación.

Nunzia Auletta / Profesora del IESA.