Construcción de carteras a partir de factores

2036
Fotografía: Pixabay.

A medida que el mercado accionario alcista de Estados Unidos gane edad, la selección de factores podría ayudar a balancear las carteras para buscar los escasos nichos rentables.

Carlos Jaramillo / 22 de noviembre de 2018


 

Durante la última década se han enfrentado dos visiones acerca del modo como los inversionistas deben construir sus carteras de inversiones. La primera —«clásica»— es la más conocida y consiste en adoptar los consejos del área de investigación del banco de inversión y traducirlos en la compra de vehículos de inversión específicos; es decir, bonos y acciones representativos de un sector o área de actividad. A quienes ofrecen servicios de asesoría mediante este esquema se les conoce como gerentes activos.

La segunda visión consiste en tomar un índice financiero, como podría ser el S&P 500, y construir una cartera que lo reproduzca totalmente. Para ello se compran los mismos instrumentos que integran el índice, y con las mismas ponderaciones. Quienes ofrecen servicios de asesoría según este esquema son conocidos como gerentes pasivos.

Hay una tercera visión, que algunos consideran una variante de la clásica y en inglés se denomina factor investing. Esta visión consiste en identificar «factores», de los cuales dependen los retornos extraordinarios de las acciones, y utilizarlos para escoger los títulos valores que formarán parte de la cartera.

Entre estos «factores» se encuentran unos de índole macroeconómica, como la sensibilidad a la inflación, al movimiento de la tasas de interés, a la liquidez de los mercados o a las condiciones crediticias vigentes. Otros factores corresponden a una categoría denominada de «estilo»: tamaño de la empresa, calidad de la compañía, sensibilidad del retorno de las acciones a movimientos del mercado y percepción de subapreciación de los activos de una empresa, el momento entendido como percepción de que el sector se encuentra en un ciclo de expansión.

Como habrán advertido algunos lectores curtidos en el manejo de carteras de inversión, la idea de invertir basado en factores no es muy nueva. Al fin y al cabo cuando alguien decide comprar el S&P 600 —porque considera que en esa fase del ciclo económico las empresas pequeñas muy expuestas al crecimiento de la economía estadounidense tendrán mejor desempeño que las multinacionales—, está usando el tamaño de la compañía como «factor» para escoger títulos financieros dentro de la oferta global de instrumentos disponibles.

Quienes siguen este enfoque optan principalmente por una manera sencilla y económica de potenciar el retorno de sus títulos financieros con modificaciones a carteras estándar para aumentar la exposición a los factores que se suponen predictores de rendimientos extraordinarios. Un inversionista que usa el método de factores podría tomar el S&P 500 y eliminar, en un contexto de tasas de interés crecientes, las acciones de empresas muy endeudadas o sensibles a la abundante oferta de crédito, como puede ser el caso de las empresas de los sectores construcción e inmobiliario. Estos inversionistas no se sienten cómodos con las estrategias pasivas; pues, si saben a priori que un sector de actividad será poco rentable en los próximos años, ¿por qué invertir en él? Hacerlo solamente por cumplir los requisitos de un índice es algo que no les convence.

Según Invesco, empresa asesora de inversionistas institucionales estadounidenses, menos del veinte por ciento de los activos de sus clientes se invierten según el criterio de factores,  pero reconocen que esta visión ha ganado adeptos con el paso del tiempo.

A medida que el mercado accionario alcista de Estados Unidos gane edad, con las turbulencias propias de un ciclo económico que se acerca a su fin, aumentará la presión sobre los gerentes de carteras institucionales para que muestren resultados positivos. En ese contexto, los enfoques pasivos tienen poco que ofrecer, los gerentes activos no siempre leen claramente cómo funcionará el fin del ciclo económico y la selección de factores podría ayudar a balancear las carteras para buscar los escasos nichos rentables. Solo el tiempo dirá cuán pertinente es este enfoque, comparado con las visiones convencionales.


Carlos Jaramillo, profesor del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

Suscríbase al boletín de novedades aquí.