Cuando lo interno y lo externo se alinean

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Fotografía: Pixabay.

Al seleccionar los activos de una cartera de inversión, el asesor debe considerar la tolerancia al riesgo del cliente, sus expectativas de ganancias y el cumplimiento de los objetivos medulares que determinan la estructura de la cartera.

Claudia Martínez y Gioconda Bolinches / 28 de septiembre de 2019


 

La estrecha relación entre las nociones de volatilidad y rendimiento forma parte del abecé de las inversiones. Cuando un asesor financiero estructura una cartera de inversión tiene como principal tarea armonizar, en una estrategia diversa y coherente, la tolerancia al riesgo del cliente y sus expectativas de ganancias.

Retorno esperado es el ingreso mínimo anual, pero también la acumulación de valor necesaria para que una persona o una empresa aprueben una inversión. La tolerancia al riesgo consiste en el balance de las experiencias del inversionista con respecto a la fluctuación de sus inversiones, y viene determinada por un análisis de factores cuantitativos y cualitativos.

Según las necesidades y expectativas de los inversionistas se plantean las siguientes tendencias en los objetivos de inversión:

  • Preservación de capital: un inversionista adverso al riesgo intenta mantener su capital sin variaciones.
  • Ingreso corriente: un inversionista desea un ingreso constante que le permita cubrir sus necesidades.
  • Crecimiento a largo plazo: un inversionista busca una apreciación de capital a largo plazo.
  • Especulación: un inversionista con alta tolerancia al riesgo apuesta por la obtención de ganancias extraordinarias.

¿Cuáles serían las opciones para cada uno de estos casos? Para preservar el capital se recomienda invertir en certificados de depósito bancario, depósitos a la vista con interés (money market funds) y bonos del gobierno estadounidense a corto plazo (t-bills). Para el ingreso corriente se aconseja la adquisición de bonos y notas del gobierno estadounidense, bonos municipales, ETF de bonos municipales, bonos corporativos, fondos de bonos corporativos y acciones preferidas. Para el crecimiento a largo plazo, la mejor estrategia es la compra de acciones y ETF de acciones. Para especular la estrategia tradicional consiste en comprar bonos y acciones de alto riesgo, opciones, acciones indexadas y futuros de mercancías (commodity futures).

 

Rendimientos de activos con distintos objetivos de inversión entre 2005 y 2019 (porcentajes)

Objetivo de inversión Tipo de activo Anual Mejor Peor
Preservación de capital Efectivo – Bono del Tesoro a 3 meses (treasury bill rate) 1,29 4,70 0,00
High Grade Bonds – Barclay’s U.S. Aggregate Bond Index 4,37 7,84 -2,00
Crecimiento a largo plazo Acciones de alta capitalización – S&P 500 Index 9,30 32,40 -37,00
Acciones de baja capitalización – Russell 2000 Index 8,39 38,80 -33,8
Especulación Bonos de alto rendimiento – BofAML US High Yield Master II Index 7,71 57,50 -26,40
Acciones internacionales – MSCI EAFE Index 5,69 32,50 -43,10
Acciones de Mercado emergente – MSCI Emerging Markets Index 8,01 79,00 -53,20

Fuente: Novel Investor, «Annual asset class returns» (https://novelinvestor.com/asset-class-returns/).

 

No existe un método universal para combinar estas tendencias de manera exitosa. Sin embargo, hay guías que, en función de objetivos financieros establecidos, permiten a los inversionistas vislumbrar el retorno que recibirán; y a los asesores, identificar los activos más idóneos para cada estrategia.

Se proyecta que las tasas de crecimiento para los sectores de renta fija y renta variable sean menores que las registradas en el pasado. Cada vez es más frecuente observar rendimientos negativos, como en los casos de Alemania y Japón, lo que impone prolongar los tiempos de espera para alcanzar las metas de inversión o disminuir los riesgos.


Claudia Martínez, ejecutiva de cuenta de inversiones de Kapital Consultores. Gioconda Bolinches, representante de Portfolio Resources Group y consultora externa de Lifeinvest Asset Management.