El INOS: una gestión profesional e incorruptible convertida en paradigma de gerencia pública

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Tapa de alcantarilla del Instituto Nacional de Obras Sanitarias (Venezuela). Fuente: Wikimedia Commons.

Germán Uzcátegui aceptó conducir uno de los organismos menos apreciados por la población en los años ochenta: el Instituto Nacional de Obras Sanitarias, responsable del servicio de agua en toda Venezuela. Asumió el reto con claros principios de rectitud, planificación y control de gestión.


«Lo más importante para un gerente es tener claro para donde va, tener clara la ruta y la capacidad de reunir el talento necesario para alcanzar los hitos y metas que estén fijados en esa ruta. Además de la disposición de hacerlo». Así se expresó el ingeniero civil Germán Uzcátegui ante un grupo de estudiantes convocados por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) para el Programa de Formación de Gerentes en la Industria de Agua y Saneamiento.

Uzcátegui, egresado de ingeniero civil de la Universidad de los Andes (ULA) en 1963, desde el mismo momento de su graduación inició una carrera exitosa en materia de agua y saneamiento. No solo ganó el concurso que abrió la ULA para nombrar a un nuevo instructor del Departamento de Hidráulica, sino que siete meses después ingresó en la maestría en Hidrología y Recursos Hídricos en la Universidad de Utah, Estados Unidos, y al egresar asumió la dirección del Centro Interamericano de Desarrollo Integral de Aguas y Tierras. Esta institución pionera se creó por convenio entre la ULA y la Organización de Estados Americanos; durante décadas fue un centro de capacitación e investigación en la protección y el manejo del medioambiente para América Latina.

Uzcátegui acumula una extensa hoja de vida en materia de recursos hídricos y proyectos hidrosanitarios. Asumió grandes retos durante su carrera profesional, pero el mayor de todos fue su paso por la presidencia del extinto Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS).

Uzcátegui cuenta con pasión su experiencia en el INOS, donde aprendió que la gerencia es más que estar tras un escritorio. En el INOS entendió, en su juventud profesional, que dirigir requería rodearse de talentos incorruptibles, creativos, convencidos y dispuestos a trabajar sin horario por lo que creen. Entendió que debía rodearse de profesionales que intentaran dejar legados para las generaciones futuras quienes, a su vez, debían ser capaces de superarlos.  

Manos a la obra

En 1982, luego de que lo recomendaran por su destacada capacidad profesional, Luis Herrera Campins, presidente de la República a la sazón, le ofrece el cargo que consideraba más importante para su gobierno: la dirección del INOS, que le estaba ocasionando muchos problemas a su gestión.

Uzcátegui, pese a no sentirse con experiencia suficiente para un cargo tan difícil como ese, tras la insistencia de Herrera Campins, finalmente aceptó el reto. Como muestra de su primera acción gerencial de transparencia y responsabilidad le puso cuatro condiciones:

  1. Se debía transferir a otro cargo en la Administración Pública al general del Ejército que ocupaba, en ese entonces, la dirección del Acueducto de Caracas.
  2. No se recibirían ni se harían cambios de personal por recomendación de partidos políticos, gobernadores o ministros.
  3. Los procesos de contratación debían ser transparentes. El INOS no asignaría contratos por recomendaciones de los partidos.
  4. El propio presidente de la República debía apoyarlo para conseguir los recursos que permitieran saldar la enorme deuda acumulada del INOS.

El presidente Herrera Campins accedió a sus peticiones y comenzó para Uzcátegui lo que llama el comienzo de una nueva vida plena en su carrera profesional.

Tras una radiografía descarnada que hiciera del INOS, que mostró que el instituto se había desviado de sus funciones y financieramente quedó muy comprometido, Uzcátegui comenzó su plan de acción al convocar a los mejores cuadros gerenciales e ingenieriles. Con muchos de ellos estudió y con otros se conoció en su, aún breve, pero intenso transitar profesional.

Uzcátegui reconoció que entre 1943 y 1982 los logros no fueron menores. En ese intervalo el INOS contribuyó a reducir de manera importante la mortalidad y la morbilidad por enfermedades hídricas. Disminuyó los costos de suministrar agua a la población, y al mismo tiempo aumentó las dotaciones de agua potable, con el consiguiente mejoramiento de la calidad de vida de la población.

Destacó que el 85 por ciento de la población gozaba del servicio de agua potable y se había logrado 61 por ciento de coberturas de cloacas. Sin embargo, el INOS pasaba por un mal momento. Se había convertido en un organismo constructor y abandonado la operación, el mantenimiento y la comercialización, todo un conjunto que actividades que le eran esenciales a su naturaleza.  

Los incorruptibles de día y noche

«Un equipo de máximos», como lo calificó Uzcátegui, tuvo un denominador común: «Todos incorruptibles, con menos de cuarenta años, bien formados en sus profesiones, y decididos a trabajar día y noche. Y lo mejor, es que todos aceptaron», comentó a los estudiantes en su alocución.

Entre sus múltiples aprendizajes, Uzcátegui terminó convencido de que, para el funcionamiento adecuado de una institución, su personal gerencial, administrativo y obrero debe estar informado de la razón de ser y de los objetivos de la institución para la cual trabaja. Tomó como religión el seguimiento continuo de los planes, en el terreno si era necesario. Considera fundamental esta parte del proceso para todo tipo de empresas.

Fuente: Fundación Arquitectura y Ciudad.Fuente: Fundación Arquitectura y Ciudad.

Dejó claro, además, que la gestión comercial era un factor clave para el INOS: un talón de Aquiles con el que se topó a su llegada, que debió ser atendido para superar la crisis financiera del organismo. «El equipo de trabajo encontró múltiples fallas por la carencia de mantenimiento, derivado del deficitario flujo de caja, provocado por la recaudación insuficiente».

Uzcátegui y su equipo lograron, pese al momento crítico que atravesaba el país, la inclusión en el presupuesto de 1983 de una partida denominada «mantenimiento mayor», a la que se asignó el 25 por ciento del monto previsto para inversiones. Se paralizaron obras por falta de recursos, pero, al mismo tiempo, se culminaron y se pusieron en operación 23 obras importantes. El proceso de licitaciones fue transparente para contratar las obras, que tuvieron garantías de pago a fechas fijas, para disminuir los costos hasta en un veinte por ciento por la competencia y la certeza de los pagos.

La creatividad para resolver los problemas, en medio de grandes inconvenientes, marcó el paso de Uzcátegui por el INOS. Hacia los últimos meses de 1983, una encuesta determinó que el 84 por ciento de los entrevistados no había tenido problemas con la gestión del INOS durante un año. El 14 por ciento se quejó por problemas de facturación. Y solo el dos por ciento se quejó de problemas relacionados con operación y mantenimiento. Además, el 36 por ciento manifestó que el servicio de abastecimiento de agua había mejorado en los últimos años.

Otro parámetro que logró mejoría fue el de ingresos y egresos para el año 1983. Uzcátegui recuerda que los ingresos totales del instituto aumentaron en 43 por ciento con respecto a 1982, y en 75 por ciento con respecto a 1981.

Los resultados, explica Uzcátegui, fueron significativos dada la baja y controvertida popularidad que tenía el gobierno de Herrera Campins en 1983, un año de recesión económica, que se recuerda por el fatídico Viernes Negro del 18 de febrero de ese año. Uzcátegui se declara complacido de los logros con el gran equipo de trabajo que logró conformar, y al que está profundamente agradecido. Para cerrar con broche de oro su gestión —que duró 19 meses, pero fue intensa en trabajo y determinación— dejó a disposición del nuevo equipo que lo sucedería toda la información que fueron capaces de compilar, además de una explicación de porque se hizo lo que se hizo.

Hoy, después de más de treinta años de haber sido liquidado para dar paso a las Hidros regionales, más del noventa por ciento de la infraestructura de agua potable y saneamiento que presta servicios en el país fue proyectada, construida y puesta en servicio por el INOS.


Érika Hidalgo López, periodista.

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