Para recuperar el sistema eléctrico venezolano se requieren 15.000 millones de dólares y solo la inversión privada podría hacer frente a ese desafío, advierte Leopoldo Baptista, exdirectivo de La Electricidad de Caracas y experto en materia energética.
El enorme deterioro del servicio eléctrico venezolano es una realidad que afecta a diario a sus clientes. La crisis que abarca a la triada generación-transmisión-distribución requiere soluciones urgentes y profundas, y el Estado no está en condiciones, por sí solo, de afrontar los requerimientos en metálico para su reconstrucción.
Para Leopoldo Baptista, exdirectivo de la extinta La Electricidad de Caracas, ingeniero civil y economista de la Universidad Católica Andrés Bello, el Estado venezolano debería abrir espacios al sector privado para rescatar no solo el descalabro eléctrico, tras años de desinversión, sino también a otros sectores públicos claves para el desarrollo, en igual o peor situación que el eléctrico.
Baptista supone que debería haber un cambio importante en materia política y el manejo de la economía. Pero reconoce, al mismo tiempo, que no será fácil y sentencia que, de no darse estos cambios, no ve posible la entrada de actores privados: los únicos capaces de resolver de manera estructural el problema.
Preparados es el lema
Baptista sostiene que los factores clave para que participen los capitales privados son libertad de acción, reglas claras del juego en materia jurídica, riesgo razonable, seguridad sobre las inversiones y una política tarifaria consensuada, que no afecte el bolsillo de los venezolanos y, al mismo tiempo, permita una adecuada rentabilidad.
El capital humano es esencial para acometer las transformaciones y mejoras del servicio eléctrico. Baptista confía en que quienes participaron en la construcción del sistema desde los años cincuenta aún están, y quienes hoy se forman demuestran su calidad, dijo en el Programa para la Venezuela de hoy: Formación de Gerentes para la Industria Eléctrica Nacional, organizado por el IESA.
El experto considera fundamental que las nuevas generaciones de gerentes que están saliendo de las aulas formulen planes y programas para la reconstrucción del país. «El país hay que rediseñarlo desde una óptica económica y social alejada del factor político. Hay que tener presente que el servicio eléctrico es la base de las actividades productivas».
«Fuimos tremendamente exitosos»
El sistema eléctrico se materializó en Venezuela bajo la tutela del sector privado. Cuenta Baptista que fueron esas iniciativas las que sentaron las bases para la construcción del robusto sistema que llegó a tener Venezuela, y que la ubicó como el segundo país más desarrollado en servicio eléctrico del mundo, solo por debajo de Alemania. Venezuela comenzó un desarrollo vertiginoso que la catapultó como un país de progreso y de oportunidades.
«Fuimos tremendamente exitosos» —expresa con orgullo el experto. Entre 1888 y 1947 la inversión privada fue la responsable exclusiva del desarrollo del sector eléctrico. Pero distintos gobiernos, a partir de un número importante de iniciativas privadas, añadieron la creación de la Corporación Venezolana de Fomento en 1946 y en 1958 la Compañía Anónima de Administración y Fomento Eléctrico (Cadafe).
Para 1977, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, el sistema interconectado era robusto y en el esquema seguía participando un número importante de empresas de capital privado nacional e internacional. En cuanto a la capacidad de generación, Edelca (Electrificación del Caroní) representaba el 45 por ciento de todo lo que se generaba, Cadafe el 26 por ciento y el restante 29 por ciento lo aportaban las empresas privadas.
Leopoldo Baptista advierte que es preciso retomar la senda de lo privado. Considera que ese sector estimula las capacidades humanas, permite estabilidad en el plano laboral, da importancia al cliente, se hace responsable de sus bemoles empresariales, castiga la corrupción y toma en cuenta la responsabilidad social, entre muchas otras ventajas. No obstante, Baptista admite que en este mercado debe existir regulación estatal que supervise la calidad del servicio, lo que obliga a las partes a sentarse en una mesa de diálogo y mantener un equilibrio saludable de trabajo.
El éxito de las empresas privadas en el sector eléctrico fue de la mano con el esfuerzo que también realizó el sector público, reconoce Baptista. Sin embargo, señala, lo público obedece a compromisos políticos. Considera la posibilidad de un esquema público-privado como una opción inicial, en la que el sector público participe durante un tiempo determinado.
Para Leopoldo Baptista es imprescindible crear conciencia y entender que el sector eléctrico debe recibir de forma urgente capital y gerencia privados. En el gobierno debería primar el interés social y económico para mirar hacia adelante y mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
Baptista explica que el sector eléctrico es estratégico: con una demanda futura previsible permite hacer «una mirada del país que queremos rescatar». Debe haber voluntad política y comenzar a abrir espacios para el progreso, con nuevas reglas del juego inclusivas para las iniciativas. «El gobierno está pasando trabajo. No es posible que haga frente por sí solo a ningún sector» — dice, al tiempo que lanza un cálculo: se requieren 15.000 millones de dólares en tres años para recuperar el sector eléctrico.
Érika Hidalgo López, periodista.