El sistema educativo venezolano en terapia intensiva

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Fotografía: Alexandra Blanco.

El sistema educativo venezolano enfrenta cinco desafíos críticos impostergables: 1) estancamiento de la cobertura, 2) incremento del rezago escolar, 3) déficit de personal docente, 4) déficit de infraestructura, equipamiento y dotación, y 5) bajo nivel de aprendizaje de los estudiantes.


Desde el año 2013 Venezuela atraviesa una profunda crisis económica, política y social, cuya magnitud ha llevado a diversos organismos internacionales a catalogar la situación como una «emergencia humanitaria compleja». Ante un colapso socioeconómico de tal envergadura, todas las áreas de política pública se han visto afectadas: la educación es una de las más golpeadas. El grave deterioro de los principales indicadores de cobertura y calidad educativa llevó a que, en octubre de 2018, la Asamblea Nacional declarara al sector educación en condición de emergencia.

Cobertura educativa: insuficiente, desigual y excluyente

Según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), para el año 2019 la tasa de asistencia escolar de la población entre 3 y 24 años fue setenta por ciento: tres de cada diez personas en edad escolar están fuera del sistema educativo (UCAB, 2020). La tasa de asistencia escolar está considera como el mejor indicador de la cobertura educativa real, porque refleja cuántas personas asisten efectivamente a un centro educativo. Entre 2014 y 2019 la cobertura educativa se mantuvo estancada y mostró una tendencia ligeramente decreciente.

Tasa de asistencia escolar de la población entre 3 y 24 años de edad
(porcentajes)

Fuente: UCAB (2020).

Al analizar la asistencia escolar de los grupos etarios que integran el subsistema de educación básica —inicial, primaria y secundaria— se confirma el estancamiento de la cobertura educativa en todos los niveles. Según datos de Encovi, para el año 2019 las tasas de asistencia escolar por grupos de edad fueron: 70 por ciento (3-5 años), 97 por ciento (6-11 años) y 85 por ciento (12-17 años); la del subgrupo de 15 a 17 años fue apenas 77 por ciento. Los datos por grupos etarios confirman el estancamiento de la cobertura durante los últimos seis años.

Un aspecto alarmante del estancamiento de la cobertura educativa es que ocurre en un contexto de reducción de la demanda potencial de educación. Para el año 2019, el país contaba con 11 millones de personas en edad escolar (3-24 años), que suponen 1,7 millones de personas menos que el promedio del período 2014-2018, situado en 12,7 millones. Esta importante caída poblacional se explica fundamentalmente por el fenómeno migratorio que atravesó el país en el período 2014-2019. Esta significativa reducción de la demanda potencial de educación no se tradujo en un aumento de la cobertura educativa, lo que refleja la incapacidad del Estado para escolarizar a la población.

A la luz de estos datos, Venezuela tocó techo en su segundo esfuerzo de masificación educativa sin lograr las metas de universalización de acceso a la educación básica. Solo en el nivel de educación primaria la cobertura es virtualmente universal, mientras que en los niveles de educación inicial y secundaria el país está muy lejos del objetivo.

El déficit de cobertura educativa se refleja no solo en la caída de la asistencia escolar, sino también en la irregularidad de la asistencia en los niveles de primaria y secundaria. Según datos de Encovi, para el año 2019, el 87 por ciento de los niños y adolescentes entre 3 y 17 años asistieron a la escuela. El 13 por ciento que no asistió representa 942.000 niños y adolescentes fuera del sistema educativo. Dentro del grupo que asiste a clases, solo el 60 por ciento asiste regularmente; es decir, la asistencia escolar de 376.800 niños y adolescentes es discontinua. Si se considera el grupo que no asiste a la escuela y el segmento cuya asistencia es irregular, resulta que 1.318.000 niños y adolescentes se encuentran en riesgo de exclusión educativa. Entre las razones para la irregularidad de la asistencia escolar se reportan, fundamentalmente, problemas de agua (40 por ciento), apagones eléctricos (17), falta de comida en el hogar (16), fallas de transporte (7) y falta de docentes (18).

El panorama de la cobertura educativa en Venezuela empeora al constatar que los problemas de asistencia escolar afectan sistemáticamente a la población más pobre y vulnerable. Los datos de Encovi reflejan que, para el año 2019, el quintil más pobre (Q1) registró una tasa de asistencia escolar de 61 por ciento que, comparada con la de 77 por ciento del quintil más rico (Q5), representa una brecha de 16 por ciento entre los segmentos de mayor y menor ingreso.

Rezago educativo: alto y creciente

El rezago educativo se refiere a la diferencia, medida en años, entre el grado cursado por un alumno y el grado correspondiente según su edad. Concretamente, el rezago expresa una brecha entre el grado efectivamente cursado y el grado oportuno. El rezago puede ser de dos tipos: se califica de «leve» cuando expresa un atraso de un año en el sistema educativo; y de «severo» cuando es de dos años o más.

Datos de Encovi muestran la magnitud del rezago escolar en el sistema educativo venezolano. Para el año 2019, un 34 por ciento de los estudiantes de 7-11 años presentaron rezago escolar, cifra que cuadruplica el nivel existente para el año 2018. Dentro de este grupo, un 10 por ciento de los estudiantes padece un rezago severo.

Este desolador panorama se repite en el grupo de 12-17 años: el 39 por ciento de los alumnos presenta algún grado de rezago educativo. Dentro de este grupo, un 19 por ciento padece un rezago que puede ser calificado de severo (más del doble del rezago registrado en el año escolar 2018).

Población escolarizada con algún grado de rezago educativo
(porcentajes de rezago leve y severo)
Fuente: UCAB (2020).

El análisis del comportamiento del rezago escolar según la condición económica de los alumnos muestra que en el grupo de 7 a 11 años la discontinuidad de las trayectorias escolares se distribuye homogéneamente en todos los estratos sociales, mientras que en el segmento de 12 a 17 años se observan claras diferencias por estratos. Específicamente, existe una brecha de 14 por ciento entre el quintil de menor ingreso (43 por ciento) y el quintil de mayor ingreso (29 por ciento). Esta diferencia se explica, fundamentalmente, por el abandono temporal del sistema educativo de los estudiantes que provienen de hogares pobres, quienes optan por trabajar.

Población escolarizada según estrato socioeconómico y condición de rezago escolar
(porcentajes)
Fuente: UCAB (2020).

Déficit cuantitativo y cualitativo de personal docente

Dos gravísimos problemas que enfrenta el sistema educativo venezolano son la escasez de personal docente y el deterioro de la calidad docente. Según cifras del Ministerio de Educación, para el año escolar 2018 el sistema educativo contaba con 662.825 docentes; 82 por ciento adscritos a planteles oficiales y 18 por ciento a planteles privados. Entre el año escolar 2012/2013 y el 2017/2018 la plantilla docente mantuvo una tendencia creciente, con un súbito incremento de más de 120.000 docentes en apenas un año escolar, entre 2016 y 2017 (INE, 2019).

En contraste con los datos oficiales, los registros de la Federación Venezolana de Maestros muestran que entre 2015 y 2020 más de 100.000 docentes abandonaron el sistema educativo, bien sea para emigrar del país o trasladarse hacia actividades ocupacionales de mayor remuneración. Por su parte, el Colegio de Profesores de Venezuela calcula que existe un déficit de docentes de cincuenta por ciento en las asignaturas especializadas de educación media, tales como matemática, física, química, biología e inglés.

A este déficit cuantitativo de docentes se suma la caída de la calidad docente. La Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE, 2020) tuvo acceso a datos oficiales del Ministerio de Educación y encontró que un 55 por ciento de los docentes se encuentra en condición de interino. La prevalencia de la figura del interinato ha desvirtuado y desarticulado por completo la carrera docente. Un reporte de Equilibrium Cende (2020) reveló que la mayoría de los docentes que ingresaron en años recientes no cuentan con el perfil profesional requerido, no ingresaron al sistema educativo por concurso de méritos sino por mecanismos político-clientelares y no son sometidos periódicamente a evaluaciones estandarizadas de desempeño. Todo ello está acompañado por un proceso de politización del sistema de promoción y ascenso docente en el cual las autoridades escolares son designadas por criterios políticos y no meritocráticos.

Precarias condiciones materiales para el aprendizaje

Las condiciones materiales de aprendizaje se refieren al lugar y los dispositivos físicos con los que se desarrolla la escolarización. Existe un amplio consenso en que las condiciones materiales del entorno educativo influyen en el proceso de enseñanza-aprendizaje y afectan el desempeño de los docentes y alumnos (CAF, 2016).

Venezuela padece un grave déficit de infraestructura, equipamiento y dotación en los planteles. Un reporte de investigación coordinado por Civilis (2018) destacó graves problemas:

  • Déficit de 4.000 planteles, principalmente en educación secundaria.
  • 95 por ciento de los planteles presenta grave deterioro (falta de mantenimiento, sin servicios continuos ni facilidades para alumnos con condiciones especiales).
  • Déficit de treinta por ciento en pupitres o sillas para los alumnos, y escritorios y sillas para los docentes, en el sesenta por ciento de las escuelas.
  • En el veinte por ciento de las escuelas solo están operativas la mitad de las aulas.
  • El noventa por ciento de los planteles ha sido víctima de inseguridad y vandalismo.
  • Discontinuidad de servicios de agua potable, electricidad; además, el 97 por ciento de las escuelas carece de internet.

Además de estos problemas, el reporte de Equilibrium Cende (2020) identificó desafíos adicionales como:

  1. Déficit de insumos para el proceso de enseñanza-aprendizaje; principalmente, material consumible o papelería (94 por ciento), material bibliográfico (90 por ciento), material instrumental para laboratorios y talleres (92 por ciento), material deportivo (88 por ciento) y material audiovisual (91 por ciento).
  2. Problemas de ambientación de los salones, tales como ventilación insuficiente (46 por ciento), falta de ventilación artificial (59 por ciento), iluminación insuficiente (65 por ciento) y ruidos exteriores durante las clases (68 por ciento).

Bajo nivel de aprendizaje de los estudiantes

El indicador más relevante para evaluar el desempeño de un sistema educativo es el nivel de aprendizaje de los estudiantes. La primera evidencia de que el Estado ha desatendido este tema es que en Venezuela no se realizan pruebas sistemáticas y periódicas, nacionales o internacionales, para evaluar la efectividad de los procesos de enseñanza y aplicar correctivos.

Desde 1997 Venezuela no se somete a alguna evaluación internacional que permita medir y comparar el aprendizaje de los estudiantes en las áreas de lectoescritura, matemática y ciencias (por ejemplo, PISA, TIMMS, ERCE). A su vez, el Ministerio de Educación lleva diez años sin realizar pruebas nacionales de aprendizaje, aun cuando existía el Sistema Nacional de Medición y Evaluación del Aprendizaje.

Aunque Venezuela no cuenta con pruebas estandarizadas de medición de los aprendizajes, las graves condiciones del entorno socioeducativo presagian un bajo rendimiento de los estudiantes venezolanos. El reporte de Civilis (2018) reveló que en el cincuenta por ciento de los planteles está comprometida la capacidad de los alumnos para lograr competencias en lectoescritura y razonamiento matemático, debido a problemas de atención, concentración y deficiencias pedagógicas. La inseguridad alimentaria que enfrenta la población venezolana, aunada a las serias deficiencias del Programa de Alimentación Escolar, explica que el sesenta por ciento de los estudiantes presente problemas de atención y concentración.

¿Qué le espera al sistema educativo venezolano?

Si se consideran las preocupantes perspectivas económicas de Venezuela para los años 2020 y 2021, resulta claro que el sistema educativo venezolano seguirá atravesando una crisis presupuestaria y una crisis de desempeño, y que el país seguirá retrocediendo en sus logros educativos.

Ante este panorama, Venezuela no está en condiciones de financiar el funcionamiento del sistema educativo con recursos provenientes del presupuesto nacional. Para comenzar a enmendar la situación se requerirán importantes cambios en el sistema de financiamiento educativo en tres áreas esenciales: 1) incrementar y diversificar las fuentes de financiamiento, de manera de sumar otras fuentes de origen interno a los tradicionales aportes del gobierno nacional y externo (público y privado); 2) fortalecer la gestión del sistema educativo, lo que implica descentralizar la administración del sistema escolar y una profunda reforma del Ministerio de Educación para fortalecer sus capacidades como organismo rector del sistema educativo; y 3) fortalecer los sistemas de información del sector educación, a fin de disponer de datos confiables que permitan sustentar las decisiones sobre inversión educativa en medio de un panorama fiscal restrictivo.


Verónica I. Medina A., coordinadora de Investigación de Equilibrium Cende y profesora invitada del IESA.

Referencias

  • CAF (2016): «La importancia de tener una buena infraestructura escolar». Caracas: Corporación Andina de Fomento. https://www.caf.com/es/actualidad/noticias/2016/10/la-importancia-de-tener-una-buena-infraestructura-escolar/
  • Civilis (2018): Reporte nacional sobre el derecho a la educación en Venezuela. Caracas: Civilis. https://www.civilisac.org/emergencia-humanitaria-compleja/reporte-nacional-sobre-el-derecho-a-la-educacion-en-venezuela
  • Equilibrium Cende (2020): En búsqueda del prestigio perdido: Desafíos del personal docente en Venezuela y propuestas para su solución. Caracas: Equilibrium Cende. https://equilibriumcende.com/desafios-docente-venezuela/
  • INE (2019): Estadísticas educativas, 1988/1989-2017/2018. Caracas: Instituto Nacional de Estadísticas. http://www.ine.gov.ve/documentos/Social/Educacion/pdf/EstadisticasEducativas19881989-20172018.pdf
  • UCAB (2020): Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020: Educación. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello. https://assets.website-files.com/5d14c6a5c4ad42a4e794d0f7/5f0385bb99f3ad48111aed96_Presentación%20%20ENCOVI%202019-Educacion_compressed.pdf
  • UDSE (2020): Informe 2019-2020: Destrucción de la educación como derecho humano. Educación Bolivariana: una gigantesca estafa histórica. Caracas: Unidad Democrática del Sector Educativo. https://moveducsimonrodriguez.blogspot.com/2020/07/desde2018-la-unidad-democratica-del.html?spref=tw