Empresas panameñas: ¿competitividad a la vista?

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Fotografía: Pexels.

Las empresas panameñas han comenzado a transitar exitosamente la ruta hacia la competitividad. El reto del país es continuar recortando brechas con respecto a economías más avanzadas y evitar rezagos para asegurar el crecimiento económico y el bienestar de los panameños.


Competitividad puede ser un término engañoso: abarca una amplia gama de factores y recibe diferentes interpretaciones, según el contexto donde se utilice. Desde una perspectiva de desarrollo económico, la competitividad se refiere al atractivo para invertir que conduce al desarrollo productivo.

Varios autores formularon teorías sobre el desempeño de las empresas y su relación con el desarrollo económico, y abrieron campo al estudio de la competitividad. Joseph Schumpeter, en las primeras décadas del siglo XX, destacó el papel de las empresas en su proceso adaptativo e innovador para sostenerse y crear valor colectivo. En los años ochenta, Michael Porter expuso su modelo de las «cinco fuerzas» que una empresa debe equilibrar para ser sostenible y crecer: 1) los nuevos entrantes al mercado, 2) los proveedores que surten los elementos que una empresa debe conjugar para agregar valor, 3) los clientes, 4) los productos sustitutos que los clientes podrían preferir y 5) la rivalidad entre los competidores.

La competitividad se manifiesta en diferentes niveles de análisis: desde un individuo hasta una región, como Latinoamérica, integrada por varios países. La competitividad de una persona se refiere a que sus talentos son atractivos para el mercado laboral, y puede tener acceso a múltiples y generosas ofertas de trabajo.

Una empresa competitiva, por su parte, logra captar ampliamente las preferencias del mercado debido al atractivo de sus productos y servicios, que puede derivarse de múltiples atributos; por ejemplo, la empresa resulta interesante para el talento que desea colocarse en un buen lugar de trabajo, muestra un crecimiento sostenido en el mercado y atrae inversionistas, o es más productiva, entre otras características de un desempeño empresarial satisfactorio. Este último elemento, la productividad, se considera un tema clave en la competitividad empresarial, pues refleja la capacidad para incrementar el valor aportado por los recursos utilizados. A su vez, el incremento sostenido del valor aportado por los recursos es posible por la vía de la innovación.

Las empresas panameñas han comenzado a transitar exitosamente una ruta hacia el desarrollo competitivo

Una entidad territorial —ciudad, provincia o país— se considera competitiva cuando ofrece condiciones óptimas para la creación y el desarrollo de empresas, lo que se traduce en flujos positivos de inversión, balanza comercial también positiva y buenas condiciones de vida; es decir, muestra evidencias de un círculo virtuoso de desarrollo. El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) ha concentrado sus esfuerzos en medir la competitividad de los países. Su modelo se ha convertido en una referencia generalmente aceptada para seguir los logros de cada país, mediante tres grupos de indicadores.

  1. Condiciones básicas para la construcción de la competitividad. Este grupo de indicadores incluye la calidad de las instituciones, la calidad de la infraestructura y los servicios básicos, la estabilidad macroeconómica y el desempeño de los sistemas de salud y educación básica. Las economías que el WEF considera basadas en factores suelen concentrar sus prioridades en mejorar estos indicadores, mientras que mantienen brechas en los otros dos grupos.
  2. Mejora de la eficiencia. Indicadores tales como educación superior y entrenamiento laboral, eficiencia del mercado de bienes, desempeño del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, capacidad tecnológica y tamaño del mercado forman parte de este componente del modelo. Las economías basadas en la eficiencia suelen concentrar sus esfuerzos e iniciativas de desarrollo en este grupo de indicadores, y cuentan con un desempeño óptimo en el primer grupo.
  3. Desempeño del sector productivo: grado de desarrollo y capacidad de innovación de los negocios. En este tercer grupo se encuentran los rasgos asociados con el desempeño competitivo de las empresas: la palabra clave de la competitividad empresarial es innovación. Las economías basadas en la innovación concentran esfuerzos en mejorar este tercer grupo de indicadores, y obtienen desempeños óptimos en los dos grupos anteriores.

Para aterrizar el análisis en el «hub logístico» de América es posible observar que, si bien Panamá tiene retos importantes con respecto a salud y educación en sus diferentes niveles, además de la obvia limitación que representa el tamaño de su mercado, el desempeño de los dos pilares relacionados con la competitividad empresarial —desarrollo de los negocios e innovación— es superior al promedio de Latinoamérica. Aunque existen oportunidades para mejorar estos elementos, hasta alcanzar niveles similares a los de economías más avanzadas, como las integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), algunos avances interesantes pueden representar modelos para la región.

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El análisis de la interacción entre innovación y desarrollo económico ha estado en la agenda de la investigación económica desde hace décadas. Un reciente reconocimiento a esta línea de investigación, y sus aportes al bienestar de la humanidad, fue el Premio Nobel de Economía otorgado al estadounidense Paul Romer. Según la Real Academia Sueca de las Ciencias, «lo que él llama la teoría del crecimiento económico endógeno… ha generado una enorme cantidad de nuevas investigaciones dentro de las regulaciones y las políticas que apoyan la innovación y la prosperidad a largo plazo» (BBC News Mundo, 2018).

La innovación es un término que tiene también diversas aristas y múltiples aplicaciones. Según el Manual de Oslo (OCDE-Eurostat, 2006: 56):

Una innovación es la introducción de un nuevo, o significativamente mejorado, producto (bien o servicio), de un proceso, de un nuevo método de comercialización o de un nuevo método organizativo, en las prácticas internas de la empresa, la organización del lugar de trabajo o las relaciones exteriores.

La capacidad de innovar tiene un impacto fundamental en la productividad de las empresas, y por lo tanto, en su competitividad. Algunos ejemplos de empresas que han desarrollado iniciativas innovadoras son el reflejo de ese posicionamiento competitivo con el que cuenta Panamá en la región.

El primer ejemplo ilustra la capacidad del talento panameño para crear innovaciones en productos capaces de competir exitosamente en el ámbito global, y superar la barrera de crecimiento que representa el relativamente reducido tamaño del mercado local. La empresa OSOP, S.A., lanzó al mercado su innovador producto Raspberry Shake: un sismógrafo de pequeñas dimensiones que funciona como detector personal de terremotos. El dispositivo vendió más de 1.200 ejemplares durante 2017 en diferentes países. Su creador, Ángel Rodríguez, fue galardonado con el premio a la innovación otorgado por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología de Panamá (La Prensa, 2017).

Nequi Panamá es otra iniciativa que da cuenta del ingenio innovador que se abre paso en el istmo de Centroamérica. En este caso convergen elementos innovadores en servicio y modelo de negocio, al presentar una alternativa de tecnología financiera (fintech) sin precedentes en Panamá (Nequi, 2018). Una institución financiera con amplia experiencia, como es Banistmo, lanzó este espacio virtual de servicios financieros que permite gestionar las finanzas personales mediante metas de ahorro, bolsillos con diferentes propósitos, transacciones entre usuarios de la plataforma, pagos procesados con la cámara del celular, recargas de servicios públicos, entre otras facilidades, de una manera amigable. Nequi fue lanzado inicialmente en Colombia por el mismo grupo financiero, lo que ofrece también una perspectiva del potencial de las empresas multilatinas para expandir innovaciones exitosas y funcionales en el mercado regional.

Las manifestaciones de capacidad innovadora de las empresas panameñas son posibles debido a que el talento encuentra en el ambiente condiciones favorables

Banesco Panamá pertenece también a la vanguardia fintech. Recientemente lanzó al mercado un brazalete que opera como tarjeta de crédito (TuComunidad, 2018). Esta nueva tecnología sin contacto, de acuerdo con los directivos de la entidad, ofrece una mejor experiencia tanto a comercios como a tarjetahabientes: realizar transacciones más ágiles, sin necesidad de introducir una tarjeta de crédito, débito o prepago en el punto de venta, pues la información es transmitida por una antena incorporada en el dispositivo personal. Al usar ContactLess tampoco es necesario firmar un comprobante de pago por montos inferiores a 25 dólares.

En el mundo de los emprendimientos también se encuentran innovaciones caracterizadas por crecimiento acelerado y alto potencial. Tal es el caso de Wisy, una aplicación móvil que recompensa a los usuarios por participar en misiones de financiamiento (crowdsourcing); es decir, retos que permiten alimentar una gran base de datos con el aporte de los participantes. «Las misiones Wisy son conjuntos de actividades en el mundo real, como visitar una tienda, tomar una foto de una factura y registrar un producto. Hay una misión para todos. Algunos son por diversión, para contribuir a una causa, para ganar premios y dinero» (Ciudad del Saber, 2018). Es la primera empresa emergente (startup) panameña que recaudó más de un millón de dólares en capital semilla y se expandió a Silicon Valley. Además, ha recibido diversos premios en concursos nacionales e internacionales.

El proyecto Hauzd de la empresa Archimesa, empresa emergente del Centro de Innovación de la Fundación Ciudad del Saber, ganó el primer lugar del Premio Nacional a la Innovación Empresarial 2018 de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá. El proyecto ofrece una solución comercial para bienes raíces mediante aplicaciones 3D, que modifica la forma y la estrategia de vender inmuebles mediante accesos en teléfonos móviles y mejor comunicación con los clientes.

Estas manifestaciones de capacidad innovadora de las empresas panameñas son posibles debido a que el talento encuentra en el ambiente condiciones favorables; principalmente, en cuanto a entorno macroeconómico y desarrollo del mercado financiero. No es casualidad que muchos ejemplos de innovación se encuentren, precisamente, en el dinámico ecosistema de servicios financieros de Panamá.

Existen retos importantes para continuar dando vuelo a las ideas que surgen constantemente en las empresas panameñas. Los principales retos consisten en mejorar el sistema educativo en todos los niveles y forjar una visión exportadora que permita captar oportunidades más allá del mercado local. Estas acciones deben ser las bases sobre las cuales avanzar hacia la creación de sistemas nacionales de innovación, mediante políticas de Estado, programas y proyectos privados o colaboraciones público-privadas que desarrollen el conocimiento en todos los ámbitos de la economía y de la sociedad.

El desarrollo de procesos innovadores con enfoque transformador debe ser la base del incremento de la productividad de las empresas panameñas, sea por mejora tecnológica, procesos más eficientes, personal mejor calificado o productos y servicios disruptivos. El sector privado panameño parece tener claros los retos. Por eso, en los últimos años ha promovido la creación de centros regionales de competitividad, espacios de desarrollo incipiente pero que sin duda son una oportunidad para unir fuerzas en la ejecución de estrategias que permitan potenciar el desarrollo del sector productivo.

Actualmente hay cuatro centros regionales operativos: Centro de Competitividad de la Región Occidental (CecomRO), con clara vocación hacia la promoción de cadenas productivas de agronegocios; Centro de Competitividad de la Región de Azuero (CecomRA), con potencial dirigido al impulso de sectores como agroindustria, turismo y pesca; Centro de Competitividad de Colón, con claras ventajas asentadas en el cluster logístico que se desarrolla alrededor de los servicios del Canal de Panamá, además del turismo y el sector acuícola, y el Centro de Competitividad de Veraguas (CecomVE), con potencial en turismo de naturaleza, debido a las amplias áreas protegidas con las que cuenta la entidad.

Las empresas panameñas han comenzado a transitar exitosamente una ruta hacia el desarrollo competitivo, y tienen el reto de mantener un avance sostenido que les permita continuar recortando brechas con respecto a economías más avanzadas y evitar rezagos para acompañar el crecimiento económico y el bienestar de los panameños.

Referencias

  • BBC News Mundo (2018): «Nobel de Economía: los estadounidenses William Nordhaus y Paul Romer ganan el premio por sus aportes en el campo de la innovación, el cambio climático y el crecimiento económico»: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45784662
  • Ciudad del saber (2018): «Wisy»: http://ciudaddelsaber.org/es/fundacion/afiliado/wisy-formerly-known-as-redoxigen/489
  • La Prensa (2017): «Premian a empresas panameñas innovadoras»: https://impresa.prensa.com/panorama/Premian-empresas-panamenas-innovadoras_0_4717778314.html
  • Nequi (2018): «Esto es lo que puedo hacer con Nequi»: https://ayuda.nequi.com.pa/hc/es-419/articles/360011106351-Esto-es-lo-que-puedo-hacer-con-Nequi
  • OCDE-Eurostat (2006): Manual de Oslo: guía para la recogida e interpretación de datos sobre innovación. Madrid: Grupo Tragsa.
  • Schwab, K. (ed.) (2018): The global competitiveness report 2018. Ginebra: World Economic Forum.
  • TuComunidad (2018): «Banesco lanzó práctico brazalete de compras»: http://tucomunidad.com.pa/2018/08/banesco-lanzo-practico-brazalete-de-compras/

Rebeca Vidal, ejecutiva principal, Dirección de Desarrollo Productivo y Financiero, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. Mauricio Reves, ejecutivo senior de la Oficina País Panamá, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.