La epístola de Dimon a sus accionistas

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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Jamie Dimon, líder de J.P. Morgan Chase, identificó un conjunto de tendencias que cambiarán para siempre el negocio bancario: evolución del negocio de los combustibles fósiles, participación creciente de organizaciones no bancarias en negocios de la banca comercial, teletrabajo y percepción de los chinos sobre la política estadounidense.

Carlos Jaramillo / 15 de abril de 2021


 

Hay documentos públicos que tienen la virtud de narrar acontecimientos que retratan encrucijadas históricas. La carta que Jamie Dimon, presidente y director ejecutivo de J.P. Morgan Chase, envió a los accionistas de esa prestigiosa institución el 6 de abril de 2021 será uno de ellos.

En 65 páginas Dimon se paseó por una variedad de temas que incluye el calentamiento global, el futuro de la banca y el desafío de mantener una cultura organizacional en un mundo cada vez más virtual. En la carta puede encontrarse algo de claridad, en esta época de pandemia, acerca de la forma que adoptará el mundo en las siguientes décadas.

 

Sobre el futuro de la banca

Los bancos tendrán un papel cada vez menos importante dentro del sistema financiero. Además de los llamados bancos en la sombra (shadow banking), que compiten directamente con los bancos comerciales pero sin someterse a las mismas regulaciones, el mundo de la intermediación financiera está siendo «invadido» por organizaciones no bancarias que manejan grandes volúmenes de fondos del público que podrían colocar en operaciones crediticias. Las fintechs y empresas como Amazon, Apple, Facebook, Google o Walmart empiezan a competir en los nichos tradicionales de los bancos, sin pagar muchos costos que la regulación bancaria exige a las instituciones bajo su tutela.

Las asimetrías regulatorias han favorecido el crecimiento de competidores no bancarios que podrían eventualmente crear crisis en el sistema financiero. Si no se toman medidas para minimizar estas asimetrías valdría la pena preguntarse si tiene sentido incurrir en los costos de tener un sector bancario «seguro» que coexiste con instituciones no bancarias en las cuales podría estarse gestando la siguiente crisis financiera.

 

La solución no es simplemente abandonar los combustibles fósiles

La banca no debe abandonar a los clientes que son grandes productores o consumidores de combustibles fósiles. Por el contrario, es necesario trabaja con ellos para ayudarlos a reducir su impacto ambiental. Es importante evaluar el progreso de los clientes en la sustitución de hidrocarburos por fuentes de energía más amigables con el ambiente. En opinión de Dimon existen todavía grandes oportunidades de negocios en tecnologías que usan moderadamente los hidrocarburos.

 

Sobre el teletrabajo

El gran desafío es mantener una cultura organizacional en un mundo de interacción directa reducida. No será tan complicado trabajar con los equipos que se consolidaron en el mundo prepandemia. Lo difícil es transmitir la esencia de la organización a los nuevos empleados que no participan en muchos de los canales informales que sostienen el tejido organizacional.

Un área donde el teletrabajo muestra su impacto es el uso del espacio físico. De mantenerse las tendencias actuales, J.P Morgan Chase solo necesitará ofrecer puestos de oficina a sesenta de cada cien empleados. Esto implicará una reducción importante del alquiler o la propiedad de bienes inmuebles.

Los principales proveedores de espacios de oficina, en las grandes ciudades estadounidenses, calculan que pasarán al menos cuatro años para que las tendencias del uso futuro de espacios se consoliden. De momento, en Manhattan, el 17 por ciento del espacio rentable a empresas no tiene inquilinos.

 

La opinión de los líderes chinos sobre sus pares estadounidenses

Dimon sostiene que los líderes chinos ven a Estados Unidos como un imperio en decadencia. Esto se refleja en la pérdida de competitividad en la producción de nuevas tecnologías y la reducción de la calidad tanto de la educación como de la infraestructura.

Los problemas políticos, raciales y de desigualdad económica impiden coordinar políticas gubernamentales —fiscales, monetarias, industriales, regulatorias— de manera coherente para el logro de metas nacionales. Los acontecimientos recientes en el mundo político confirman, en parte, la percepción de los chinos. En efecto, el país podría estar mucho mejor si se eliminaran deducciones impositivas por la compra de yates, carros de lujo, caballos de paso y campos de golf.

 

El futuro

Una carta a los accionistas, además de poner en contexto los resultados económicos obtenidos por una empresa en el último año, debe señalar los grandes peligros y oportunidades enfrenta el modelo de negocios vigentes.

La importancia de este documento, independientemente cuán de acuerdo pudiera estar alguien con las opiniones de J. Dimon, radica en identificar los factores que estremecen la convulsa sociedad estadounidense, que enfrenta simultáneamente cambios en el paradigma tecnológico (que obliga a las empresas a repensar sus carteras de productos y servicios), cambios en los acuerdos sociales (que dejan al descubierto los cabildeos destinados a beneficiar a los grupos empresariales a expensas del resto de la sociedad) y cambios en el papel de Estados Unidos en el orden político internacional.

El liderazgo internacional de Estados Unidos, a partir de la segunda mitad del siglo XX, ha sido visto por buena parte de la sociedad estadounidense como una carga económica costosa, con pocos beneficios para los ciudadanos. Esa percepción debe ser corregida o la política exterior de largo plazo vivirá bajo la amenaza constante de los populistas que cada cuatro años salen a conquistar el mundo.

Los accionistas de J.P Morgan deben entender que, en el contexto presentado por J. Dimon para las próximas décadas, nadie tiene el futuro garantizado. Adaptarse o…


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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