La infraestructura educativa carece de planificación oficial

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Escuela en Caracas. Fotografía: Alexandra Blanco.

No existen criterios uniformes ni coordinación entre el Ministerio de Educación, los gobiernos locales y las comunidades para decidir dónde deberían ser construidas las escuelas, de manera que cuenten con fácil acceso y servicios básicos, y estén fuera de las zonas de riesgo.


La Escuela Básica República del Ecuador, en la avenida San Martín de Caracas, recibió pocos estudiantes al inicio del año escolar 2015-2016, debido a que el plantel se encontraba sin energía eléctrica. En agosto, un grupo de delincuentes asaltó el centro educativo y luego volvió en repetidas ocasiones durante el mes siguiente. Trabajadores del plantel dijeron que robaron todo el cableado eléctrico de la institución y también dañaron los aparatos de aire acondicionado del auditorio. Pese a que los salones se mantenían a oscuras, los docentes permitieron el ingreso de los estudiantes.

Las escuelas son los lugares no solo donde niños y jóvenes aprenden, sino también donde pasan más tiempo después del hogar. Por ello es tan importante considerar para el desarrollo de la educación la infraestructura con la que cuenta cada escuela.

La precariedad de las infraestructuras educativas, tanto públicas como privadas, se ha convertido en el denominador común que afecta la calidad académica de los estudiantes venezolanos. La falta de políticas públicas sostenidas en el tiempo es una de las causas predominantes de este problema. Si bien el Ministerio de Educación había anunciado que 108 nuevas escuelas, de las 200 previstas, se activarían en septiembre de 2015 (el resto sería puesto en funcionamiento durante los siguientes meses), no todos los 27.460 planteles distribuidos en el país estuvieron listos para el inicio del año escolar.

El presidente Nicolás Maduro aprobó once millardos de bolívares para culminar obras y rehabilitaciones de instituciones educativas en todo el país, anunció el ministro de Educación, Rodulfo Pérez. No obstante, el presidente de la Federación Venezolana de Maestros, Orlando Alzuru, asegura que entre cuarenta y cincuenta por ciento de los planteles aún «sigue en franco deterioro», pese al anuncio de un plan oficial de rehabilitación en 14.000 escuelas.

Fausto Romeo, director de la Asociación Nacional de Instituciones Educativas Privadas y de la organización no gubernamental Consenso Educativo, señaló que muchos colegios aún no habían terminado su proceso de mantenimiento, debido a la escasez de materiales de construcción en el país, tales como cemento y pintura.

El estudio «Infraestructura escolar y aprendizajes en la educación básica latinoamericana», elaborado en mayo de 2011 por el Banco Interamericano de Desarrollo, mostró la relación que existe entre la infraestructura educativa y el aprendizaje de niños y jóvenes. Los alumnos que estudian en establecimientos educativos con mejores condiciones de infraestructura se sienten más interesados en asistir a clase que quienes lo hacen en instalaciones que no disponen de servicios básicos y atractivos adicionales.

Pocos niños asistieron los primeros días del año escolar a la Unidad Educativa Nacional Bolivariana Miguel Antonio Caro, en Catia, Parroquia Sucre, Caracas. Un pozo de aguas servidas en la entrada del plantel daba la bienvenida a maestros y niños. Debían atravesar el charco sobre tablillas de madera. La planta física estaba deteriorada, la pintura de las paredes estaba caída y los salones sucios. Neira Canelones, maestra de sexto grado de la sección «C», recibió a los ocho niños de su salón que asistieron el primer día de clases. Según la docente, por orden del director del plantel, todos los salones se dedicarían a diseñar una campaña de sensibilización para frenar los ataques a la infraestructura educativa. Durante las vacaciones de agosto volvieron a ser víctimas de delincuentes que hurtaron materiales escolares.

Una escuela por parroquia

En una encuesta realizada por el Ministerio de Educación entre mayo y julio de 2014 sobre la calidad de la infraestructura escolar en el país, 7.233.489 personas denunciaron que no existen criterios uniformes ni coordinación entre el Ministerio de Educación, el gobierno local y las comunidades para definir las áreas en las que se deberían construir los planteles educativos, de manera que cuenten con fácil acceso y servicios básicos, y estén fuera de los sectores de riesgo. El documento de resultados de la encuesta nacional reseña testimonios como el siguiente:

La mayoría de quienes participamos en la consulta manifestamos que nuestras escuelas son espacios muy cerrados, de pocas ventanas, con aulas reducidas y puertas de metal con ventanas enrejadas, patios de cemento, que asemejan a una cárcel o a un hospital. Esta estructura física no responde a los intereses y necesidades de quienes hacemos vida en la escuela.

Una propuesta surgida de esta consulta, y que iba a ser desarrollada en 2015, consistía en la construcción de grandes conglomerados educativos en los que los niños pudieran formarse en un mismo espacio, desde la etapa inicial hasta el quinto año de bachillerato. El entonces ministro de Educación, Héctor Rodríguez, había anunciado que, con ayuda económica de China, construirían 1.500 escuelas (una por cada parroquia), lo que comenzaría con treinta ciudades escolares bolivarianas. Este plan fue ratificado durante la gira del jefe de Estado.

A juicio de expertos en materia de infraestructura escolar, de haberse concretado, el proyecto habría resultado inadecuado ante el panorama actual del sistema educativo. De los 335 municipios del país, el veinte por ciento atiende a casi sesenta por ciento de la población en edad escolar, lo cual significa que la mayoría de los estudiantes se concentra en unos pocos municipios, señala el estudio que será publicado en el libro La desigualdad, elaborado por la urbanista Olga Ramos, investigadora en temas de educación.

Anunciar la construcción de una escuela por cada parroquia es una estrategia comunicacional para que la población se sienta atendida, advirtió Ramos. «Se ha demostrado poca planificación y poco manejo sobre la planta física escolar. Si mi parroquia tiene exceso de escuelas, ¿para qué quiero una nueva si hace más falta en otro sitio?».

En el país se desconoce, de manera oficial, cuántas escuelas se requieren para cubrir la demanda. Tampoco se publican datos sobre la cantidad de planteles que existen y su ubicación geográfica, o cómo se desarrollan los planes de construcción y mantenimiento de las edificaciones. La exministra de Educación, Maryann Hanson, se refirió en el año 2012 a la necesidad de construir 3.250 nuevas escuelas, de las cuales 2.500 serían preescolares. Esta cifra no ha vuelto a ser mencionada por los subsiguientes ministros; sin embargo, de acuerdo con los anuncios oficiales, ha habido una preocupación manifiesta porque se construyan más «simoncitos» o planteles oficiales para preescolar.

Piden acceso a estadísticas

La construcción de escuelas requiere un análisis previo para lograr resultados exitosos, afirmó Antonio Rodríguez, expresidente de la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), organismo oficial dependiente del Ministerio de Educación encargado del mantenimiento y la construcción de nuevas plantas físicas escolares en Venezuela. «Ahí se ve dónde hay déficit, dónde se puede ampliar una escuela existente, y de esa manera colocas los escasos recursos exactamente donde se necesita. Lamentablemente esa estrategia se olvidó», manifestó el especialista.

Parte de la falta de planificación está también en el financiamiento. Juan Maragall, director de Educación del estado Miranda, calcula que los 800 millones de dólares que previó invertir el gobierno para edificar las 1.500 escuelas chinas solo alcanzarán para construir 300. En diciembre de 2014, el Centro de Reflexión y Planificación Educativa calculó que el país requiere más de 3.000 planteles para cubrir el déficit. Según el análisis de Maragall, actualmente la cifra supera las 4.000 escuelas. No obstante, señala que de mantenerse como meta las 3.000 para los próximos cinco años, habría que construir unas 500 cada año, mientras que el Ministerio de Educación se ha enfocado en edificar 200 anuales.

Ramos recuerda que desde 2010 se ha solicitado acceso a la base de datos del Ministerio de Educación, que contiene el registro de las escuelas actualmente existentes. El único documento que expone el panorama de la educación venezolana es la Memoria y Cuenta que publica anualmente el Ministerio de Educación. De acuerdo con el documento de 2014, solo se construyeron 17 escuelas en todo el país, cuando en el año escolar 2013-2014 la meta era edificar 85. Para ello se invirtió un presupuesto de 546, 6 millones bolívares.

Para el proyecto de rehabilitación, ampliación y mejoras de planteles en el subsistema de educación básica FEDE dispuso de 2.348 millones bolívares. No obstante, únicamente se crearon 22 nuevas aulas y módulos, de las 96 prometidas. La meta también era rehabilitar 619 planteles de educación básica, pero solo se concretaron 144.

Maragall menciona como ejemplo el Programa Nacional 700 escuelas para Argentina, que expone públicamente la ubicación, fotografías, costos y fechas de construcción de las nuevas instituciones educativas que serán edificadas, en los diferentes niveles de educación. También presenta los objetivos del programa y las fuentes de financiamiento. La ejecución de este proyecto recibe aportes del Estado, del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco de Desarrollo para América Latina.

Aumento de la deserción escolar

Los expertos coinciden en que, en lugar de «macroescuelas», Venezuela necesita planteles más pequeños, pero mejor distribuidos, pues de esta manera se facilita el acceso de los estudiantes y, por consiguiente, disminuiría la deserción. «Es preferible tener muchos preescolares pequeños distribuidos muy cerca de los niños, a tener un gran preescolar en un solo sitio, a donde los niños tendrían que trasladarse desde grandes distancias», argumenta Antonio Rodríguez, expresidente de FEDE.

Ramos explica que las grandes escuelas pueden producir buenos resultados solo si se cuenta con buenos gerentes que las administren. Pero el país no dispone de suficiente personal capacitado para asumir ese reto. El Colegio de Profesores de Venezuela denunció que en 2015 la cifra de cargos docentes interinos en instituciones dependientes del Ministerio de Educación superó los 96.000 registros, muchos de ellos hasta con 21 años de servicio sin tener titularidad, lo que implica poca vinculación con el proceso educativo.

Los encuestados de la consulta educativa efectuada en 2014 indicaron que en los sitios donde viven es común la ausencia de transporte para movilizarse a las escuelas; especialmente en las zonas rurales, donde el acceso implica un recorrido largo. «Esta situación nos crea dificultades para seguir en la escuela o nos afecta en el rendimiento, debido a que depende de factores externos que podamos llegar a clase», reseñan testimonios plasmados en los resultados de la encuesta.

El Ministerio de Educación registra 700.000 niños y adolescentes sin atender. Otros cálculos hablan de cerca de un millón de excluidos, de los cuales 800.000 serían adolescentes entre 12 y 17 años de edad. En el caso de los adolescentes, el problema parece más grave. Maragall alerta que, entre las 27.000 instituciones educativas existentes en el país, solo en poco más de 5.000 se puede estudiar bachillerato. Esto significa que en más de 21.000 escuelas los jóvenes finalizan el sexto grado y no cuentan con una institución donde continuar sus estudios, lo que los obliga a decidir entre dos opciones: abandonar su comunidad para continuar la escolaridad o abandonar la escolaridad. El director de Educación de Miranda agrega que esto podría resolverse construyendo mil liceos (unos tres por cada municipio).

Propuestas de políticas públicas

Hoy no se hace suficiente mantenimiento a los planteles para mejorar la calidad de la infraestructura. De hecho, las mejoras se hacen a destiempo. Según el expresidente de FEDE, Antonio Rodríguez, actualmente no se implementa planificación alguna en ese ámbito que sea de carácter preventivo.

Los resultados de la Consulta Nacional por la Calidad Educativa revelaron que, según docentes y estudiantes, las obras de construcción de nuevas escuelas, o de rehabilitación, carecen de inspección del Estado y de las comunidades. «Algunas escuelas tienen una construcción nueva, pero ya presentan problemas de fabricación, acabados y espacios sin terminar de edificar, por despilfarro de dinero por parte de las instancias encargadas del proyecto», advierte el informe.

Maragall asegura que el problema del mantenimiento de las escuelas es muy grave, debido a que no cuentan con recursos económicos propios para realizar actividades simples de reparación y que son cotidianas, como reponer un bombillo en un salón de clases. Las instituciones educativas no tienen asignadas partidas presupuestarias para efectuar labores diarias. Anteriormente, las escuelas generaban fondos por autogestión, cuando los directores solicitaban colaboraciones de los padres y representantes para realizar mejoras en la infraestructura durante el año escolar. Desde el año 2005, cuando se prohibió que las escuelas hicieran cualquier cobro adicional a las familias, se privó a los planteles de la única fuente de financiamiento que podían manejar. Maragall afirma que ello ha conducido al deterioro paulatino de las escuelas.

La mayoría de los 305.201 docentes encuestados en la consulta educativa expresaron que no cuentan con apoyo permanente y compromiso de las instituciones con las escuelas, pues son pocos los recursos que pueden obtener de las gobernaciones y otros organismos públicos y privados. Un grupo de arquitectos propuso crear una instancia organizativa para la planificación y la ejecución de proyectos de infraestructura escolar, que articule escuela, zona educativa, gobierno local y comunidad para decidir dónde construir, según las necesidades de las comunidades, la disponibilidad de terrenos y las condiciones de servicios básicos.

Los docentes plantearon crear una normativa para la construcción de infraestructuras escolares, que contemple aspectos tales como número de pisos para facilitar la evacuación en caso de emergencia, metros cuadrados por estudiante en cada aula, altura ideal de paredes y ventanas, ancho de escaleras y pasillos, además de criterios para personas con necesidades especiales, de manera de adecuar las escuelas a criterios de calidad. También se propuso incorporar la inversión privada para la construcción de escuelas, mediante beneficios o exoneraciones de impuestos a las empresas que participen.


Este artículo se publicó originalmente en la edición enero-marzo de 2016.

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