Los niños venezolanos están amenazados por una emergencia humanitaria compleja y por las consecuencias de la covid-19. Las medidas que pueden adoptarse para enfrentar la crisis y proteger a esta población constituyen una causa común que puede aumentar el sentido de unidad entre las personas, incluso en un país tan dividido como Venezuela.
Rosa Amelia González / 9 de diciembre de 2020
El más reciente informe de la ONG World Vision (2020), titulado «Una espada de doble filo», pone de manifiesto los graves problemas que enfrenta la niñez venezolana durante la pandemia por la covid-19. Basado en 420 entrevistas en hogares del Distrito Capital y el estado Miranda, realizadas durante el mes de agosto de 2020, el informe presenta datos como los siguientes:
- Un incremento de veinte por ciento del «trabajo» infantil durante la pandemia. Entre las actividades más frecuentes se encuentran: mendicidad (28 por ciento), trabajo doméstico (26) y venta ambulante (19).
- Un doce por ciento de los encuestados afirma conocer niños involucrados en trabajos «difíciles o peligrosos»; mientras que, según otro quince por ciento, hay niños que son obligados a vender drogas ilegales.
- Un incremento de 49 por ciento de uniones entre adultos y menores de edad.
- Un 19 por ciento de los encuestados reconoció un aumento del número de incidentes de violencia sexual o de género, con niñas y adolescentes entre las principales víctimas.
- Los niños pasan hambre en al menos el 73 por ciento de los hogares.
Aunque estos datos no sean estadísticamente representativos de la situación del país, son suficientemente ilustrativos de la perversa combinación de la emergencia humanitaria compleja que experimenta Venezuela con las consecuencias de las medidas de confinamiento impuestas por el gobierno para frenar la expansión del coronavirus.
De una manera silenciosa está ocurriendo una tragedia de proporciones comparables al deslave de Vargas
Informaciones provenientes de otras fuentes confirman estos datos y aportan otros de igual gravedad:
- Cáritas de Venezuela (2020) alertó que la desnutrición aguda global en niños menores de cinco años aumentó 73 por ciento entre febrero y julio de 2020, cinco veces más que el incremento pronosticado en el mundo (14,8 por ciento). Esto indica que las medidas de control impuestas por el gobierno tienen un impacto considerable en el incremento de la desnutrición infantil.
- La Unesco (2020) reportó que 5,7 millones de niños y adolescentes venezolanos, que cursan primaria y bachillerato, están afectados por el cierre de las escuelas.
- Trece expertos en políticas educativas consultados por Prodavinci coinciden en que el plan de educación remota propuesto por el Ministerio de Educación, con un sistema eléctrico inestable y 67,5 por ciento de la población sin servicio fijo de internet, profundiza las desigualdades en el acceso a la educación, expone a los niños y adolescentes a posibles violaciones de sus derechos y produce tensiones en las familias (Rojas, 2020).
- El grupo Cecodap alertó que la pandemia impacta la salud mental de niños y adolescentes. Entre enero y junio de 2020 atendieron 1.458 consultas en 18 de los 23 estados del país, frente a las 1.115 consultas de todo 2019. El principal motivo de consulta es la alteración del ánimo en los niños, con depresión o ansiedad, que en febrero representaba nueve por ciento de los casos, pero en junio llegó a 31 por ciento, de los cuales veinte por ciento tenían inclinaciones suicidas (Reuters, 2020).
Frente a esta grave situación, la pregunta ineludible es qué deberían hacer el gobierno y la sociedad. En lo que respecta a la sociedad, es necesario ser más solidarios con la situación de los niños y adolescentes; por ejemplo, incrementar la oferta de voluntarios para colaborar con las comunidades o apoyar el trabajo de ONG que atienden a esta población y ven comprometida su capacidad de respuesta por el incremento de la demanda de sus servicios.
Es necesario realizar inversiones revolucionarias en el acceso a banda ancha y bienes públicos digitales que apoyan el aprendizaje
También se puede expresar solidaridad con aportes en dinero o especies (comida, medicinas, ropa, calzado, libros). De una manera silenciosa, y poco visible para el público en general, está ocurriendo una tragedia de proporciones comparables al deslave de Vargas, que fue capaz de movilizar un contingente muy importante de ciudadanos y organizaciones venezolanas.
Otra iniciativa útil de la sociedad consiste en proporcionar información —como hacen algunas ONG y medios de comunicación— que permita conocer la magnitud y la naturaleza de las consecuencias de la situación actual, en los niños y sus familias. Para lograr soluciones efectivas, se necesita saber más sobre lo que ocurre.
Si bien los aportes de la sociedad civil pueden ser muy valiosos, en las actuales circunstancias sin duda el gobierno es el actor que más puede hacer para contener y mitigar los efectos negativos de esta crisis en niños y adolescentes. Las mejores prácticas adoptadas por varios gobiernos aconsejan considerar las siguientes medidas (United Nations, 2020):
- Iniciar o ampliar de forma inmediata las medidas de asistencia social a las familias, preferiblemente mediante la concesión de asignaciones universales por hijo, que constituyen una forma sencilla y eficaz de proteger a los niños de la pobreza extrema.
- Proteger de manera urgente las cadenas de suministro de alimentos y los mercados locales de alimentos para que los niños no se vean afectados por una crisis de seguridad alimentaria.
- Adaptar urgentemente las estrategias estándar de distanciamiento físico y confinamiento a los entornos de escasos ingresos, especialmente, en las zonas urbanas y los lugares de confinamiento para migrantes que regresan al país. La idea es lograr una combinación equilibrada de intervenciones —pruebas, distanciamiento físico, rastreo de contactos, higiene pública y restricciones a la circulación— que tenga en cuenta las características, las capacidades y los recursos de cada entorno.
- Dar prioridad a la continuidad de los servicios dirigidos específicamente a los niños y prestar especial atención al acceso igualitario. Esos servicios incluyen escolarización, programas de nutrición, atención materna y neonatal, servicios de inmunización, servicios de salud sexual y reproductiva, tratamiento del VIH, servicios de salud mental y psicosociales, registro de nacimientos, programas comunitarios de protección de la infancia y coordinación asistencial de los niños que necesitan asistencia personalizada complementaria, como los niños con discapacidad y los que son víctimas de malos tratos. Para asegurar la continuidad de los servicios durante la pandemia, en particular en los países que ya sufren una crisis humanitaria, como Venezuela, es necesario que los encargados de formular políticas aprovechen este momento para:
- Proteger a los niños de la violencia, el maltrato o la explotación, e incluir los servicios básicos de protección de la infancia entre los servicios esenciales.
- Transformar los enfoques de prestación de servicios que actualmente son insuficientes, como en los casos de habitantes de barrios marginales y niños en tránsito.
- Realizar inversiones revolucionarias en el acceso a banda ancha y bienes públicos digitales que apoyan el aprendizaje, además de nuevas inversiones en alfabetización digital, y aprobar leyes que garanticen la privacidad, la protección de datos y la seguridad en línea de los niños, al tiempo que se adoptan medidas más enérgicas para protegerlos de la explotación y abusos sexuales en línea, así como de otras actividades en línea que puedan causarles daño.
- Establecer sistemas de prestación de servicios resilientes y adaptables para enfrentar mejor la próxima crisis.
- Aprender con otros colaborando con iniciativas como la Coalición Mundial para la Educación COVID-19, que ayuda a los gobiernos a mejorar y ampliar el aprendizaje equitativo durante el cierre de escuelas.
- Poner en marcha medidas de protección específicas para niños vulnerables, incluidos migrantes, habitantes de barrios marginales, niños con discapacidad y niños internados en instituciones.
- Proporcionar apoyo práctico a los padres y cuidadores; en particular, información sobre cómo hablar de la pandemia a los niños, cómo cuidar su propia salud mental y la salud mental de sus hijos, y herramientas que pueden facilitar el aprendizaje de sus hijos.
- Dar prioridad a la reanudación de los servicios para la infancia cuando se relajen las medidas de confinamiento.
- Garantizar que niños, adolescentes y jóvenes tengan acceso a las pruebas, tratamientos y vacunas de la covid-19 cuando estén disponibles.
Los niños y adolescentes venezolanos, y con ellos las perspectivas futuras del país, se encuentran amenazados por una emergencia humanitaria compleja, a la cual se sumaron las consecuencias de la covid-19. Aunque el desafío es colosal, los gobiernos de otros países y organizaciones multilaterales como Naciones Unidas se han encargado de identificar y sistematizar las medidas que pueden adoptarse para enfrentar la crisis y proteger de sus efectos a la niñez, que constituye una causa común que puede aumentar el sentido de unidad entre las personas, incluso en un país tan dividido como Venezuela.
Referencias
- Cáritas de Venezuela (2020). Monitoreo centinela de la desnutrición aguda y la seguridad alimentaria familiar. Boletín XV. http://caritasvenezuela.org/wp-content/uploads/2020/09/Boletin-SAMAN_Caritas-Venezuela_Abril-Julio2020-r1_compressed.pdf
- Reuters (2020, 4 de agosto). Pandemia impacta salud mental de niños, y los expone a violencia intrafamiliar: ONG Venezuela. https://www.reuters.com/article/salud-coronavirus-venezuela-ninos-idLTAKCN2502HT
- Rojas, I. (2020). Tarea pendiente: Venezuela y el desafío de la educación en pandemia. Prodavinci. https://educacionenpandemiavenezuela.prodavinci.com/
- Unesco (2020). COVID-19 impact on education. https://en.unesco.org/covid19/educationresponse
- United Nations (2020). Policy brief: The impact of COVID-19 on children. https://unsdg.un.org/sites/default/files/2020-04/160420_Covid_Children_Policy_Brief.pdf
- World Vision (2020). Una espada de doble filo: Riesgos de protección que enfrenta la niñez venezolana durante la pandemia COVID-19. https://www.wvi.org/es/publications/report/venezuela-crisis/informe-una-espada-de-doble-filo
Rosa Amelia González, profesora del IESA.