La pandemia aceleró la transformación digital

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La digitalización de las relaciones sociales y de producción, como resultado del uso intensivo de la tecnología que provee internet, ha transformado los modos como las personas se comunican, entretienen, educan, intercambian valores, laboran y emprenden. La pandemia ha exacerbado estos cambios.


La incorporación de valor a los procesos económicos, políticos y sociales ocurre principalmente en la «presencialidad». Sin embargo, la covid-19 ha mostrado que también es posible en la «virtualidad» de la red social. El mercado laboral y el trabajo como tal están mutando a la sazón de los nuevos tiempos: empresas más horizontales, con estructuras colaborativas y trabajo en red, mayormente en la modalidad de proyectos con métodos ágiles que potencian el trabajo en equipo. En contraste, las empresas verticales, con estructuras jerárquicas, trabajo supervisado con asignación de tareas, descripción de cargos y centralización ralentizan los procesos y aminoran la iniciativa emprendedora.

Los cambios en el mercado laboral no ocurren de igual manera en todo el mundo, mucho menos en todos los sectores de actividad económica; tampoco en todos los niveles gerenciales (Schwab, 2016). El uso intensivo de la tecnología trajo consigo la necesidad de saber aprovechar correctamente el potencial que puede trasladar a la cadena de valor y a los procesos estratégicos de la organización. Aquí comienza el proceso de transformación digital (Rogers, 2016), como un abordaje personal y coordinado de todos los miembros de una organización, mediante la comprensión, el uso y la internalización de lo que verdaderamente significa incorporar innovaciones físicas e inmateriales al trabajo.

Para que este proceso comience hace falta no solo el apoyo de la alta gerencia, sino también el convencimiento de la necesidad de cambiar estructuralmente el estado de las cosas en la organización. Se requiere un «acelerador» que inunde las estructuras organizacionales con el combustible necesario para fomentar la transición. A veces este acelerador no es necesariamente una persona, o un grupo de personas, que impulsa los cambios. También puede ser un acontecimiento interno o externo que obligue a repensar la forma de hacer las cosas; sobre todo si afecta la generación de ingresos y el logro de los objetivos financieros de la organización.

Entre finales de 2019 y comienzos de 2020 la covid-19 modificó las maneras de trabajar, emprender, estudiar, entretener e intercambiar valor en todo el mundo. Fue el principal acelerador de los procesos de transformación digital en la mayoría de las organizaciones que, necesariamente, debieron adaptarse a los nuevos tiempos y formas de mantener en operación el negocio. Uno de sus principales efectos fue la caída del consumo de bienes y servicios, el transporte, la recreación y la economía del ocio, debido a las medidas de distancia interpersonal exigidas para evitar el contagio.

Entonces, para todos, se hizo necesario comenzar a aprender la manera de realizar las labores de la empresa a distancia; se probaron métodos y combinaciones de herramientas que permitieran de manera segura agregar valor desde la virtualidad del teletrabajo, que implica una relación diferente del trabajador con su entorno, sus metas y herramientas. El teletrabajador inició, con su empresa, un proceso de transformación digital con miras de corto plazo, pero con trascendencia de largo plazo en el ejercicio de sus funciones, que pivotan entre la distancia y la presencialidad, según esquemas de presentación interdiaria o semanal, por grupos segmentados en áreas operativas y administrativas.

La pandemia ha logrado acelerar un proceso necesario, que hubiera llegado en otro momento por la velocidad del uso intensivo de la tecnología, pero que se insertó de manera inequívoca en una realidad que ya cambió, y no será la misma de antes. Tampoco lo será el modo de trabajar y crear valor en organizaciones que aprenden y aprovechan las bondades de la tecnología como habilitador de procesos, en un entorno que se encuentra en ajuste por lo extendido de la transición de este proceso de transformación, que no para de retar la capacidad de adaptación de las empresas.


Aarón I. Olmos R., profesor del IESA.

Referencias

Rogers, D. L. (2016). The digital transformation playbook: Rethink your business for the digital age. Columbia Business School Publishing.

Schwab, K. (2016). The fourth industrial revolution: What it means, how to respond. World Economic Forum. https://www.weforum.org/agenda/2016/01/the-fourth-industrial-revolution-what-it-means-and-how-to-respond/