El gobierno estadounidense impulsa una revisión del marco regulatorio de las fusiones y adquisiciones. Evaluar su impacto en los precios de bienes y servicios sería un enfoque reduccionista, pues muchas empresas viven de la publicidad que difunden en sus plataformas.
El presidente Biden designó a Lina Khan —que preside la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés)— y a Jonathan Kanter —fiscal general adjunto encargado de Asuntos Antimonopólicos— para desarrollar una nueva visión regulatoria.
Khan ganó notoriedad en 2017 con un ensayo en la revista Yale Law Journal sobre el caso de Amazon, que muy rápidamente se convirtió en un referente en la discusión sobre cómo regular las actividades de las grandes empresas tecnológicas. El pasado 18 de enero de 2022, Khan y Kanter anunciaron su intención de rescribir los lineamientos para evaluar las solicitudes de fusiones de empresas, pues los vigentes no reflejan las complejidades de las empresas tecnológicas.
Durante muchos años se han analizado los comportamientos monopólicos de las empresas; para ello se han analizado los precios de los bienes y servicios que proveen. Esta aproximación se vuelve obsoleta para modelos de negocios en los que el público recibe gratuitamente los servicios de una empresa que se mantiene gracias a la publicidad que despliega en su plataforma. La revisión de la legislación aspira a regular la competencia en este sector de servicios gratuitos, con particular atención en las fusiones que —debido a la concentración de la propiedad— pudiesen afectar la aparición y la consolidación de nuevos competidores.
En el año 2021 hubo fusiones y adquisiciones por el orden de 5,8 billones de dólares en todo el mundo. Un volumen importante de operaciones, que buscan la aprobación de la FTC y de la Secretaría de Justicia, se ha ido acumulando durante los primeros meses de 2022. El gobierno de Biden debe responder a las inquietudes de los grupos de intereses que se ocupan de los impactos negativos de la concentración de la propiedad en los mercados laborales, la promoción de la innovación y los derechos de los consumidores que han hecho de las plataformas gratuitas herramientas fundamentales en su vida cotidiana.
En el año 2021 la FTC revisó las normas vigentes en las llamadas fusiones verticales: una empresa adquiere a otra que forma parte de su cadena de suministros. Estas adquisiciones se han ido extendiendo del circuito natural de proveedores y competidores a otros sectores de actividad, donde las grandes empresas aspiran a expandir sus operaciones; por ejemplo, el mundo de los videojuegos y hasta el metaverso.
Operaciones como las compras que hizo Facebook —de Instagram en 2012 y WhatsApp en 2014— podrían revertirse en el nuevo entorno regulatorio. Asimismo, las prácticas comerciales de Apple y Amazon —tan cuestionadas por clientes, competidores y proveedores— podrían revisarse con la nueva óptica.
Los representantes de varias cámaras comerciales, que hacen cabildeo en nombre de las grandes empresas tecnológicas, manifestaron su desacuerdo con la propuesta de Khan y Kanter. Para Sean Heather, alto ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, hay una percepción —insostenible— que exagera el grado de concentración propietaria en el sector tecnológico estadounidense. Plantea que las fusiones son mecanismos vitales de la economía y, al introducir incertidumbre en su ejecución y ralentizarlos, se hace daño a los consumidores y a la competitividad de la nación.
Al haber tantos intereses en juego es previsible que el forcejeo entre reguladores y empresas forme parte de los frentes de batallas que se librarán en los meses previos a las elecciones legislativas de noviembre de 2022 en Estados Unidos. Si se considera la posición laxa del gobierno de Trump sobre este tema, es fácil imaginar hacia dónde fluirán las donaciones en la contienda que se acerca.
Carlos Jaramillo, director académico del IESA.
Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.