Los desafíos de la economía venezolana: la respuesta es la competitividad

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Imagen de Janno Nivergall en Pixabay

El impacto de la transformación digital en la competitividad de las empresas es cada vez más evidente en todo el mundo. En Venezuela ese impacto aún no es tema de atención, pero, lejos de no tener incidencia, afecta la capacidad de competir de los productos nacionales, de cara no solo a la exportación, sino también a la oleada de productos importados ocasionada por la política de «puertos abiertos» del gobierno.


La era digital lo transforma todo: la naturaleza de los mercados y los productos; la forma de producir, entregar y pagar; la escala de capital para operar globalmente; y las necesidades de capital humano. También impulsa la productividad, al exponer a las empresas a nuevas ideas, tecnologías, modelos de gestión y de negocio, y al crear canales de acceso al mercado. Todo ello a un coste relativamente bajo, aunque eso siempre dependerá del mercado. No es exagerado predecir que las empresas confiarán cada vez más en la inteligencia artificial, tanto para las rutinas básicas como para las tareas más complejas.

En economía se suele medir la tecnología en función de la productividad total de los factores de producción: cuánto varía el producto si se mantienen sin cambios el trabajo y el capital. Cuando la productividad aumenta, la misma cantidad de capital y trabajo permiten producir más que antes. Entonces, en el lenguaje económico, la tecnología es uno de los factores de producción que incide en la productividad y la eficiencia de la producción de bienes y servicios, dada una cantidad de insumos.

Una encuesta de Ecoanalítica entre los más altos niveles gerenciales de treinta empresas en seis sectores claves de la economía venezolana durante 2021 arrojó que su mejor descripción de la tecnología era «herramientas que permiten optimizar recursos y procesos». Siendo así, la tecnología no es un término asociado a los equipos, sino más bien un mecanismo de optimización, capacitación técnica, desarrollo de sistemas e integración; en general, una herramienta generadora de eficiencia. Pero las condiciones del contexto venezolano imponen algunas dificultades en su aplicación.

El producto interno bruto (PIB) por persona, que divide el tamaño total de la economía entre su población —y que se considera un indicador macroeconómico de productividad—, dimensiona la terrible realidad: una contracción de 86,2 por ciento desde 2014 hasta 2020. La inédita crisis vivida en Venezuela desde 2014 ha llevado a un deterioro sostenido, en términos de ingresos y salarios, hasta el punto de convertirse en el país con la menor cobertura de la canasta básica alimentaria de América Latina: apenas 17 por ciento, en contraste con el 60 por ciento promedio de la región.

Esto implica adaptarse a unas dinámicas de consumo muy distintas a las de hace diez años, pero también a las de hace tres, momento a partir del cual se ha visto una recuperación moderada de la capacidad de consumo. Este leve dinamismo de la actividad, que se muestra en las proyecciones de crecimiento del sector comercial y en el consumo privado —de los que se espera un repunte moderado en los próximos cuatro años—, también se observa en el aumento relativo del PIB por persona de doce por ciento acumulado entre 2021 y 2022: un rebote aún lejano de los máximos de 2012 (84 por ciento por debajo).

Un problema real: es vital ganar productividad

Para las empresas venezolanas las ganancias de eficiencia en la producción de los bienes y servicios que proporcionan al mercado pasan de ser un elemento que crea valor agregado y un diferenciador del modelo de negocio, a convertirse en un factor vital para operar en este mercado.

Venezuela es hoy una economía que, por sus condiciones, debe compararse a Honduras, Bolivia, Paraguay o El Salvador, en términos de tamaño total. Mientras que, en términos de productividad, de contribución al PIB por persona, se encuentra en magnitudes similares a Nicaragua, por debajo de Honduras y Bolivia, lo que la ubica en la retaguardia regional según ambos indicadores. No obstante, las potencialidades nacionales y una inversión significativa en elementos que mejoran la eficiencia (como la tecnología) pueden llevar a un aumento de la productividad hasta magnitudes similares a las de Guatemala y Ecuador en unos cinco años.


PIB y PIB por persona de países de América Latina (2021)


Los países con abundantes inversiones tecnológicas son capaces de mejorar la productividad total de los factores y, por ende, bajar la razón de costo de la producción de bienes (Novotná y otros, 2021). Las inversiones en tecnología aportan ganancias en eficiencia que, a su vez, facilitan a las compañías determinar su competitividad y su desempeño en las industrias a las que pertenecen.

Estudios hechos por Ecoanalítica y el Atlas de Competitividad de Harvard han permitido elaborar un gráfico de espacios productivos que muestra la interconexión de 900 productos exportables que forman la red de diversificación. Una economía desarrollada muestra diversificación y complejidad de sus bienes exportables; mientras que Venezuela, la economía menos compleja de América Latina, apenas tiene algunos indicios de competitividad en los sectores de explotación de hidrocarburos y minerales, y agricultura, a pesar de que estas industrias han sufrido una gran pérdida de competitividad en los últimos años.


Atlas de complejidad económica: espacios productivos de Estados Unidos y Venezuela
(exportaciones en 2019)

Estados Unidos

Venezuela

Nota: cada círculo y color representa uno de los siguientes sectores productivos: 1) productos químicos, 2) oro, plata y piedras preciosas, 3) maquinaria y equipos, 4) productos de hierro, cobre y metales similares, 5) petróleo, gas, carbón y similares, 6) electrónica, 7) vehículos y sus partes, 8) agricultura, 9) textiles y 10) servicios.


La entrada de productos importados (con bajos costos arancelarios asociados a la política de puertos abiertos del gobierno) y la dolarización (que elimina el maquillaje cambiario de las comparaciones) dejan expuestas las ineficiencias, traducidas en mayores precios de los productores venezolanos. Un resultado que es fiel reflejo de la escasa competitividad es el encarecimiento de la vida en dólares en el país, debido a una diversidad de factores asociados a fallas internas de las empresas y a condiciones del entorno:

  • Poca eficiencia operativa que implica mayores costos nacionales con respecto a referencias externas: personal poco capacitado o equipos depreciados.
  • Rezago en la actualización de equipos de producción (Capex) y herramientas tecnológicas.
  • Falla de servicios públicos e incertidumbre en la provisión de bienes públicos que obligan a recurrir soluciones particulares, con el resultado de que se encarecen las estructuras de costos: inestabilidad en la provisión de combustibles, electricidad, agua, conectividad o inseguridad por presencia de mafias internas.
  • Asimetría en los procesos aduanales que crean brechas entre los productos importados a bajo costo y los que forman parte de un sistema de pagos corrompido y con procesos irregulares.

Cada uno de estos elementos, más allá de algunos de contexto que escapan del control de las empresas, muestra la necesidad de trabajar en soluciones innovadoras que mejoren las operaciones de las empresas venezolanas y permitan superar las ineficiencias actuales. El encarecimiento las hace no solo poco competitivas con respecto a otros participantes en cada industria, sino también, algo más grave, inaccesibles para el venezolano promedio con una capacidad de consumo completamente mermada.

Esa es la otra arista de la necesidad de alcanzar la mayor eficiencia posible en términos de estructuras de costos. Un reciente estudio de Ecoanalítica mostró que el noventa por ciento de los venezolanos percibe ingresos mensuales inferiores a 300 dólares; mientras que, cuando se analizan los hogares, un 84 por ciento afirma percibir ingresos inferiores a los 300 dólares. Con estos ingresos, para el consumidor actual, el precio desempeña un papel clave debido a la necesidad de administrar las escasas entradas.


Índice del costo de la vida en dólares, diciembre 2018-marzo 2022
(diciembre 2018=100)


Ingreso mensual individual en dólares
(porcentajes; enero de 2022)


Los venezolanos cuentan con el peor sueldo de América Latina: una cobertura de apenas 17 por ciento de la canasta básica alimentaria por persona, frente a un promedio regional de 56 por ciento. Esto demuestra la poca capacidad del consumidor venezolano estándar para cubrir apenas sus necesidades más básicas. Los estudios de Ecoanalítica identifican cinco rasgos del consumidor venezolano actual:

  1. El consumidor ha experimentado un cambio estructural en términos de sus ingresos, y valora la relación precio-calidad en mayor medida que antes.
  2. La priorización de precios también ha llevado a una mayor deslealtad marcaria. Esto no significa que los consumidores no valoren marca y experiencia, sino que son más sensibles al precio y, en consecuencia, priorizan este factor en sus decisiones de compra.
  3. Con una creciente variedad de bienes y servicios importados (siempre que haya similitud de precios) el consumidor valora la buena atención y la experiencia, o beneficios adicionales como facilidades de crédito, todo dentro del contexto de búsqueda de mejores precios.
  4. Es también un agente más exigente en la consideración de opciones de pago: valora la adecuación a mecanismos de pagos multimoneda y diversas opciones de medios de pago.
  5. El cliente también valora a quien le facilite el servicio (no a quien lo complica) mediante mensajes en redes sociales y medios tradicionales, o al comprar en Marketplace; es decir, valora la comunicación clara, incluida la referente a precios.

Un factor clave es crear estructuras costo-eficientes que se hagan competitivas para el consumidor promedio venezolano. Mientras que la competitividad externa está limitada a unos pocos sectores —solo bebidas, licores y vinagre (aumento de 164,2 por ciento con respecto a lo exportado en 2014), carne, pescado y crustáceos, incluyendo sus preparaciones (104,4 por ciento) y hierro y acero, y químicos orgánicos (9,5 por ciento) han tenido un desempeño relevante dentro de las exportaciones del sector privado en los últimos años— la competitividad nacional también ha sido esquiva, con la entrada de nuevos productos importados menos costosos en el mercado.

Hablar de competitividad, soluciones eficientes y optimización de recursos, así como de otros elementos asociados a ganancias de productividad en el entorno actual, resulta clave para operar en este mercado, no como estrategia de largo plazo sino como necesidad inmediata, para un contexto de baja competitividad, con consumidores de muy limitados ingresos y competidores que llegan con productos importados a bajos costos.


Jesús Palacios y Asdrúbal Oliveros, economistas sénior de Ecoanalítica.

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Referencia

Novotná, M., Volek, T., Rost, M. y Vrchota, J. (2021). Impact of technology investment on firm’s production efficiency factor in manufacturing. Journal of Business Economics and Management, 22(1), 135-155.

Fuentes de los gráficos:

  1. PIB y PIB por persona de países de América Latina:
    • Países latinoamericanos (excepto Venezuela): sitios web de los bancos centrales.
    • Venezuela: Banco Central de Venezuela: producto interno bruto de 2018 (http://www.bcv.org.ve/estadisticas/producto-interno-bruto), proyectado por Ecoanalítica para 2021.
  2. Atlas de complejidad económica: espacios productivos de Estados Unidos y Venezuela:
    • Estados Unidos: Harvard University, Center for International Development, Harvard’s Growth Lab, https://atlas.cid.harvard.edu/explore/network?country=231&year=2019&productClass=HS&product=
      undefined&startYear=undefined&target=Product&partner=undefined
    • Venezuela: Harvard University, Center for International Development, Harvard’s Growth Lab, https://atlas.cid.harvard.edu/explore/network?country=236&year=2019&productClass=HS&product=
      undefined&startYear=undefined&target=Product&partner=undefined
  3. Índice del costo de la vida en dólares, diciembre 2018-marzo 2022:
    • Banco Central de Venezuela: «Tipo de cambio de referencia SMC (Sistema del Mercado Cambiario). http://www.bcv.org.ve/estadisticas/tipo-cambio-de-referencia-smc
    • Banco Central de Venezuela: «Índice nacional de precios al consumidor (INPC)» http://www.bcv.org.ve/estadisticas/consumidor
  4. Ingreso mensual individual en dólares: Fuente: Econoanalítica: «Estudio de campo. Cuarto trimestre de 2021».