Presencial o virtual: ¿es esa la pregunta?

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Imagen de mohamed Hassan en Pixabay

Un ambicioso proyecto de investigación aspira a comprender el impacto de la automatización y el futuro del trabajo en el Reino Unido. Las habilidades requeridas para los nuevos empleos serán más técnicas y exigirán mayor interacción social.


Christopher Pissarides, Premio Nobel de Economía 2010, especialista en economía laboral, acaba de comenzar un ambicioso proyecto de investigación, que tendrá tres años de duración y versará sobre el impacto de la automatización y el futuro del trabajo en el Reino Unido. Esta investigación es pertinente porque, en este momento, Estados Unidos y el Reino Unido tienen en común una serie de cambios en sus mercados laborales que ameritan particular atención.

Ambos países tienen bajo desempleo y una serie de puestos vacantes que no se pueden cubrir con personas poco calificadas. Además, las políticas migratorias restrictivas impiden cubrir rápidamente las vacantes en los sectores industriales más diversos y en las distintas regiones de ambos países, lo acrecienta la desigualdad económica.

Las posibilidades de trabajar de manera remota, y en muchos casos como agentes libres, han introducido fricciones en los mercados laborales hasta ahora desconocidas. Estas fricciones atraen particularmente la atención de Pissarides, que ganó el Premio Nobel por sus contribuciones en esta área.

El investigador sostiene que la desigualdad regional de su país puede reducirse si se mejoran las capacidades de la población para desempeñarse en nuevas funciones laborales, y si se usa la flexibilidad del trabajo remoto para que las personas mayores permanezcan o reingresen en el mercado laboral. Las habilidades que se requieren para los nuevos tipos de ocupaciones que creará la economía en su transformación son muy diferentes de las que se exigen en los empleos actuales susceptibles de ser automatizados. Estas nuevas ocupaciones serán más técnicas y exigirán mayor interacción social.

Como es de esperar, el Estado debe desempeñar un papel estelar: debe ayudar a financiar los programas de rentrenamiento requeridos, dar subsidios a las empresas contratantes y producir información sobre las transiciones requeridas, para hacer a los potenciales empleados más competitivos y obtener posiciones bien remuneradas en la nueva economía. Para Pissarides, la experiencia de trabajo se define en buena medida por el lugar donde ocurre. Por ello, el trabajo a distancia y la migración de la fuerza laboral de las grandes ciudades a los suburbios de Estados Unidos y el Reino Unido son elementos clave en el complejo problema de crear bienestar a partir de la participación en el mercado laboral.

La experiencia de trabajo es más enriquecedora y rentable para los empleados en zonas de gran concentración urbana, donde ocurre todo tipo de intercambios que favorecen la capacitación y la formación de redes que permiten mayor movilidad entre empresas e industrias. Sin embargo, la gran pregunta es si, con buen uso de la tecnología y la flexibilidad laboral, es posible lograr los beneficios de la concentración urbana en poblaciones intermedias. Probablemente sí, pero hace falta conocer mucho más cómo funciona el proceso de desconcentración urbana y su impacto en los integrantes de la fuerza laboral.

Respuestas a las fricciones laborales como las que busca el profesor Pissarides se pueden extrapolar a las realidades del tercer mundo. La próxima vez que alguien le hable de los beneficios del teletrabajo y del surgimiento de los nómadas digitales, invítele a pensar en los costos en que está incurriendo —por reducir su interacción con terceros— y el impacto de ello en su empleabilidad de largo plazo.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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