Todo tiene su final: la reducción del balance de la FED

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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

La Reserva Federal se prepara para reducir su balance general en los próximos años: el final de uno de los experimentos macroeconómicos más importantes de la historia contemporánea. El impacto en los mercados financieros es impredecible; sin duda, será una gran fuente de incertidumbre a mediano plazo.


Mucho se ha hablado sobre el experimento económico llevado cabo por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) en la última década, al inyectar una enorme cantidad de liquidez en la economía estadounidense; en un principio, para paliar los efectos recesivos de la Gran Crisis Financiera de 2007-2009, y en una segunda ronda, para hacer frente a la pandemia a partir de marzo de 2020. Pero como dicen Héctor Lavoe y Willy Colón: «Todo tiene su final, nada dura para siempre».

En este caso el final abarca tres grandes hitos: finalización del programa de compra de títulos de renta fija que la FED ha mantenido durante años, subida de la tasa interbancaria federal y reducción del balance general. El programa de compra de títulos de renta fija terminará en marzo de 2022 y, en opinión de muchos expertos, a partir de ese momento la FED comenzará a subir la tasa interbancaria. Ambas medidas contribuyen a aumentar el costo del dinero, con el objeto de moderar el brote inflacionario del último año.

Ahora bien, para retirar de la economía la liquidez creada para enfrentar las crisis, es necesario reducir el balance de la FED, cuyo tamaño aumentó casi diez veces: de 900.000 millones de dólares en julio de 2008 a 8,7 billones en enero de 2022. El proceso de contracción sería el séptimo en los últimos cien años, y existen grandes interrogantes sobre su impacto en el rendimiento de las acciones, los bonos corporativos y los títulos del Tesoro.

Cuando la FED decide no renovar un título del Tesoro que se vence. el Departamento del Tesoro sigue teniendo la necesidad de financiar sus operaciones. Por lo tanto, para pagarle a la FED, se ve en la obligación de volver a emitir títulos financieros, que serán adquiridos por algún inversionista privado que paga en efectivo.

La FED retira de circulación el dinero recibido del Departamento del Tesoro y, así, reduce simultáneamente un activo (el instrumento financiero que no renovó), un pasivo (el dinero impreso anteriormente para comprar el instrumento) y, en consecuencia, el tamaño de su balance. Pero, ¿cuál es el impacto de esta operación en los mercados financieros?

Cuando la FED compra bonos reduce la oferta de títulos disponibles para el resto de los inversionistas, que tendrán que pagar precios mayores por los papeles escasos. Esto se traduce en menores tasas de interés. Por el contrario, cuando la FED deja de participar en el mercado de bonos, debido a su intención de reducir su balance, aumenta la oferta de papeles disponibles para el resto de los actores económicos, quienes pagarán precios menores por tales instrumentos, lo que implica un alza de las tasas de interés en el horizonte de vencimiento de tales bonos.

La pregunta es: ¿de qué tamaño será la reducción de balance que la FED desea lograr? Nadie conoce la respuesta. En ocasiones anteriores, los mercados financieros se anticiparon a tal movimiento con el alza de las tasas de interés, de manera que cuando la FED dejó efectivamente de comprar bonos las tasas estaban cerca de alcanzar sus valores máximos dentro del ciclo económico. En ese momento, comprar bonos era la estrategia ganadora.

Los inversionistas que quieren comprar bonos en el momento de las máximas tasas de interés tienden a vender activos riesgosos, acciones y bonos corporativos, para levantar fondos, lo cual hace que los precios de tales instrumentos caigan. Esta recomposición de carteras podría ser el acontecimiento de mayor importancia para los mercados financieros, producto de la reducción del balance de la FED. Debido a este efecto de liquidez, los activos riesgosos podrían sufrir más que los papeles del tesoro.

El evento de cierre del experimento de inyección de liquidez, iniciado por la FED a comienzos de la década pasada, está llegando a su final. Los macroeconomistas tendrán material de estudio para unas cuantas décadas.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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