Una historia de la prospectiva y la planificación por escenarios en la industria petrolera mostrará que Venezuela estuvo en la vanguardia de ese proceso, desde el surgimiento de la disciplina.
En la década de los cincuenta, la Corporación RAND (por las siglas de Research and Development) y el Instituto Hudson, liderados por Herman Kahn, comenzaron a desarrollar técnicas de anticipación del futuro, diferentes de los pronósticos y las predicciones que se utilizaban hasta entonces. Según Kahn, había que pensar en lo impensable, esbozar futuros probables y posibles, más que tratar de ver en una bola de cristal. Los primeros estudios de este tipo los solicitó el Departamento de Defensa de Estados Unidos y se denominaron «escenarios», término que acuñó el novelista y sociólogo estadounidense Leo Rosten, que colaboraba con la RAND.
Ted Newland y el contacto con Shell Venezuela
En la década de los sesenta el grupo Shell encomendó a Ted Newland —funcionario argentino-inglés que había trabajado en el Departamento de Exploración y Producción de Shell Venezuela y que había regresado a la oficina de Londres—, un informe sobre lo que podía ocurrir en el Medio Oriente durante esa década y su impacto en los negocios globales del grupo. En lugar de elaborar un simple pronóstico, Newland se puso en contacto con Herman Kahn y decidió esbozar tres escenarios posibles sobre lo que podría suceder en materia de geopolítica petrolera, precios y producción en la región y en otras partes del mundo, a fin de evaluar el impacto de esos escenarios para Shell.
Para recaudar datos, Newland debió contactar a las empresas Shell de todo el mundo; en particular a la filial de Venezuela, que había sido por mucho tiempo la más importante de las filiales y tenía jurisdicción sobre otras empresas Shell en Latinoamérica. En Shell Venezuela el trabajo de enlace con Newland se le encomendó al gerente de Intercambio Comercial, que trabajaba bajo la supervisión de Alberto Quirós Corradi. Asumí esa posición a comienzos de la década de los setenta.
Con la colaboración de Pierre Wack, de Shell Francia, Newland le dio un vuelco al trabajo de futurología en la empresa, que había dependido de un sistema llamado Sistema Unificado de Planificación (UPM, por sus siglas en inglés), de naturaleza más lineal y sin la suficiente flexibilidad para enfrentar los acelerados cambios del entorno. En 1973 Shell produjo sus primeros escenarios formales, en los que se basaron sus ejercicios presupuestarios y su ciclo de planificación estratégica. El sistema de planificación por escenarios sería la norma de esta empresa de allí en adelante.
Shell/Maraven, el Grupo Neumann, la revista Resumen y los futurólogos pioneros
Estas nuevas ideas prendieron rápidamente en Shell Venezuela y las promovieron —en paralelo—algunos empresarios nacionales como Hans Neumann y sus colaboradores, y los geólogos Víctor Petzall y Andy Duarte. La adopción de la planificación estratégica por escenarios coincidió, en Venezuela, con el inicio de un intenso debate sobre la nacionalización petrolera, ampliamente reseñado por la prensa, en especial por la revista Resumen. Desde 1974 en adelante comencé a escribir para esta revista una serie de artículos sobre petróleo, que incluían algunos sobre la planificación estratégica por escenario. Resumen publicó también los artículos de otros técnicos y gerentes petroleros, esfuerzo que influyó significativamente en las decisiones sobre la nacionalización.
Durante los años setenta Venezuela se convirtió en un foco importante de estudio y debate sobre el método de planificación por escenarios, proceso promovido por la gente de Shell Venezuela, los empresarios del grupo liderado por Hans Neumann y los esfuerzos visionarios de Jorge Olavarría en la revista Resumen. El entusiasta Hans Neumann promovió la visita a Venezuela de tres pioneros fundamentales de la futurología: el profesor israelí Yehezkel Dror, los líderes del Club de Roma Aurelio Peccei y Dennis Meadows, y el gran gurú de la RAND y el Instituto Hudson, Herman Kahn.
Dror, aún vivo y activo a sus 93 años, visitó el país en varias ocasiones entre 1974 y 1981. Decía Dror que la capacidad para predecir en las ciencias gerenciales se dificultaba por la abundancia de alternativas. Hablaba de una incertidumbre primaria, que podía minimizarse con ayuda de técnicas como Delphi, el método para visualizar el futuro más probable mediante cuestionarios enviados a expertos, utilizado por Shell a principios de la década de los sesenta para la evaluación petrolífera de las diferentes cuencas sedimentarias del planeta.
Dror, Peccei y Meadows visitaron Venezuela en varias ocasiones; incluso celebraron una conferencia mundial en 1981 en Caracas en la que se presentaron trabajos de Peccei, Helio Jaguaribe, Víctor Urquidi, Dror, Juan Rada, Estelio Breto Flores, Eduardo Frei, Sofía Ímber, José Curiel, Rafael Caldera y otros, publicados finalmente en 2010, casi treinta años después. La reunión contó con la activa participación del grupo Orinoquia, cuyo presidente, José Curiel, presentó un documento de trabajo sobre la interconexión fluvial de América Latina. Caracas fue escenario de intensos debates entre quienes pensaban, como el Club de Roma, que los recursos del planeta eran finitos y debían administrarse cuidadosamente, y las tesis de Herman Kahn, quien hablaba de recursos prácticamente infinitos dada la creatividad del ser humano.
Peccei, Kahn y Pérez Alfonzo
Herman Kahn visitó el país en varias oportunidades y participó en reuniones en las oficinas de Hans Neumann. Su conversación con Juan Pablo Pérez Alfonzo y unos veinte asistentes (entre otros, Alberto Quirós, Alberto Vollmer, Juan Socías, Estelio Breto Flores, Andy Duarte, Hans Neumann, Mauricio García Araujo, Sofía Ímber, José Antonio Olavarría, Carlos Rangel y el suscrito) en La Guayabita del Perú, la casa de Jorge Olavarría, fue recogida íntegramente en el número 194 de Resumen del 24 de julio de 1977. El desayuno fue de chorizos, perico, arepas, hallaquitas, jugo de lechosa y café, y la conversación giró en torno al libro de Kahn El año 2000, una visión muy optimista del planeta a principios del siglo XXI. Fue un debate entre la visión optimista y desarrollista de Kahn y la visión cautelosa de Pérez Alfonzo (en esencia, la posición del Club de Roma), con intentos de varios asistentes de conciliar los extremos.
La Gente del Petróleo y el debate sobre la nacionalización petrolera
La década de los años setenta fue de gran actividad intelectual en Venezuela en lo relacionado con la futurología. En esa década también se llevó a cabo el gran debate sobre la nacionalización/estatificación de la industria petrolera, en el que participó el grupo activo en planificar por escenarios en Shell/Maraven, que incluía a Alberto Quirós, Carlos Castillo, Moisés Lapco, Pedro Aranguren, Caricio Anzola, Mariela Ruiz y el suscrito, reforzado durante la etapa Maraven con dos brillantes recién graduados del MIT, Moisés Naím y Raúl Arriaga. Este grupo llevó al debate, y a las estrategias de los primeros años de la industria petrolera nacionalizada, conceptos tales como el de prepararse para futuros posibles y plausibles, no suponer que el futuro es una simple extrapolación del pasado y que, mediante el uso de escenarios, era posible tratar de concretar el más deseable para el país y para la empresa.
El uso de escenarios, en el caso de la nacionalización petrolera venezolana, llegó a ser de fundamental utilidad para definir el modelo de administración que debería tener la industria petrolera nacionalizada. El ejemplo más notable de la diferencia entre la actitud de los técnicos petroleros y la actitud predominante en el sector político fue el relacionado con el artículo 5 de la ley, que permitía a la Nación, de ser deseable en el futuro, celebrar contratos de asociación con el sector privado.
El mundo político armó un gran escándalo sobre este artículo, con el argumento de que desnaturalizaba la nacionalización. Entre las muchas expresiones cursis de patrioterismo que se oyeron sobre este asunto se encuentra lo dicho por José Vicente Rangel en el diario Panorama el 4 de junio de 1975: «La mitificación del aspecto técnico de la nacionalización forma parte del mensaje colonizador». Y el 12 de junio del mismo año, en El Mundo, agregó: «Una nacionalización chucuta entraña una defensa nacional chucuta». Rangel pedía la intervención de la Fuerza Armada. Siuberto Martínez decía en Últimas Noticias el 4 de junio de 1975: «El artículo quinto es como si mi mujer pudiera salir con otro hombre de viernes a domingo». Eduardo Fernández argumentaba el 6 de junio en El Universal: «Con el artículo quinto le estaremos concediendo a los socios extranjeros de nuevo el lomito». Godofredo González decía el 4 de junio en El Nacional: «Aunque tengamos el 99% de control el 1% en manos particulares niega la nacionalización». Más declaraciones de este tipo se recogieron en la edición de Resumen del 3 de agosto de 1975.
Los técnicos petroleros, en contraste, pensaban que el artículo quinto era simplemente una herramienta que podría utilizarse, si era necesaria; era algo que meter en la alforja de viaje, en lo que los llaneros llaman el «porsiacaso». El futuro, por cierto, les daría la razón de manera contundente.
El 12 de enero de 1974 se llevó a cabo una reunión de 400 técnicos y gerentes petroleros organizados en la Agrupación de Orientación Petrolera (Agropet) con el presidente Carlos Andrés Pérez y su gabinete en pleno, en el Palacio de Miraflores. Allí las exposiciones de la gente del petróleo incluyeron «El concepto de futuros probables como base de una estrategia petrolera a largo plazo», trabajo realizado por Nelson Vásquez y Ramón Mantellini, en el cual se manejó el concepto de escenarios. Una síntesis de esta exposición se publicó en Resumen en febrero de 1974. Esta reunión resultó fundamental para moldear las ideas del gobierno sobre la naturaleza del acto nacionalizador.
Una historia de la prospectiva y de las técnicas de planificación por escenarios en la industria petrolera mostrará que Venezuela estuvo en la vanguardia, desde el surgimiento de la disciplina.
Gustavo Coronel, geólogo y editor asociado de Petroleumworld.com.