El reciente recorte de la tasa de redescuento realizado por la Reserva Federal produjo una mezcla de alivio momentáneo y enorme curiosidad. El economista Mohamed El-Erian lo interpreta como parte de la política monetaria que floreció en el período previo a la crisis de 2008. El recorte actúa como una póliza de seguros que compra la Fed contra un nuevo error en la ejecución de su política.
Para muchos actores de los mercados financieros, el reciente recorte de la tasa de redescuento implantado por la Reserva Federal (Fed) produjo una mezcla de alivio momentáneo y enorme curiosidad. ¿Cómo interpretarlo en el contexto de las actuaciones futuras de esta organización?
Algunos líderes de opinión sostienen que este decidido recorte de cincuenta puntos básicos siembra dudas sobre la robustez de la economía estadounidense: solo la amenaza de una recesión en puertas lo justifica. Otros, por el contario, lo ven como una medida preventiva para minimizar los posibles daños del alza de tasas de interés que comenzó en marzo de 2022.
Mohamed El-Erian, presidente del Queen’s College de la Universidad de Cambridge, uno de los mayores críticos de la actuación de la Fed en años recientes, interpreta esta reducción como parte del «régimen de política monetaria que floreció por primera vez en el período previo a la crisis financiera mundial de 2008». En su opinión, el incremento de la liquidez que acompaña a una reducción de tasas de interés comenzó como una medida de salvamento, en crisis eventuales como la gran crisis financiera de 2007-2009 o la pandemia de 2020-2021, y se ha transformado en una póliza de seguro contra una gama cada vez más amplia de riesgos.
El-Erian sostiene que es «aún más inusual que esto suceda cuando, según [el presidente de la Fed] Powell, la economía está en un buen lugar». La Fed tiene «una confianza cada vez mayor en que se puede mantener la fortaleza del mercado laboral y la política fiscal ha sido coherentemente laxa».
Una gran reducción de tasas, según otros especialistas, puede responder a los efectos indirectos de los problemas en las economías china y europea, y a la existencia de tasas de interés reales inusualmente altas una vez ajustadas por inflación. Los movimientos de tasas de interés también responden a realidades políticas: unas reñidas elecciones presidenciales en Estados Unidos, la escalada del conflicto en el Medio Oriente y la guerra entre Rusia y Ucrania. Estos factores reducen la demanda global de bienes y servicios, y atentan contra el logro del «aterrizaje suave» que busca la Fed.
Los mercados financieros han interpretado la reducción de cincuenta puntos básicos en la tasa de redescuento como señal de bajo riesgo de resurgimiento de la inflación.
Lo desconcertante es que el recorte de la FED ocurre en un momento en que la bolsa de valores estadounidense alcanza niveles récords y aumenta la demanda de nuevas emisiones de bonos públicos y privados. El-Erian considera que el recorte actúa como una póliza de seguros que la Fed compra contra un nuevo error en la ejecución de su política.
Para muchos líderes de opinión, entre los que se encuentra el mismo El-Erian, el banco central estadounidense actuó con lentitud al pensar que el brote inflacionario de hace un par de años era transitorio. El error en este momento sería esperar demasiado para comenzar a bajar las tasas de redescuento y causar, así, una recesión.
Como siempre, la emisión de una póliza de seguros implica un costo, que en este caso es intangible y es percibido por la Fed y por los mercados financieros como muy bajo. El problema es que cuando una póliza de seguros es barata se corre el riesgo de que sus beneficiarios incurran en conductas impropias, lo que se conoce como riesgo moral y selección adversa.
No por ser intangible el costo de esta póliza de seguro significa que la economía no lo pague. El balance de la Fed subió de un billón de dólares en los meses previos a la crisis financiera de 2007-2009 a nueve billones durante la pandemia. Esta expansión trajo consigo un divorcio entre los precios de mercado de los títulos financieros, los bienes inmuebles y las iniciativas empresariales y los factores económicos, financieros, geopolíticos y políticos tradicionales. Este divorcio conduce a una asignación ineficiente de los recursos que fomenta burbujas financieras y distorsiones en mercados como el inmobiliario.
En esta ocasión los mercados financieros han interpretado la reducción de cincuenta puntos básicos en la tasa de redescuento como señal de bajo riesgo de resurgimiento de la inflación y de la ocurrencia de una crisis financiera. El-Erian recuerda que las pólizas de seguro razonablemente preciadas —que cobran apropiadamente los riesgos asegurados— contribuyen al bienestar del asegurador, el asegurado y la economía como un todo. El problema es que, cada vez más, el bienestar de todos depende en buena parte de jugadas de la Fed que no son un tiro al piso.
Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.
Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.
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