Pájaro Tilín: itinerario y trascendencia del Quinteto Contrapunto

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A finales de 1962 Rafael Suárez tuvo la feliz idea de reunirse con cuatro talentosos cantantes, para constituir una de las más trascendentales empresas artísticas que se hayan gestado en Venezuela: el Quinteto Contrapunto.

César Alejandro Carrillo / 30 de agosto de 2019


 

Mucho se ha escrito sobre la importancia que tuvo, tiene y tendrá el Quinteto Contrapunto en el escenario musical venezolano. También se ha escrito sobre algunos de sus integrantes, indiscutibles artistas de primer nivel en la historia musical venezolana. Pero poco se ha escrito sobre el hondo y largo impacto de la obra de Rafael Suárez, artífice de tan legendario conjunto vocal fundado hace ya 56 años. Contrapunto, más allá de lo anecdótico y pintoresco de algunas historias, es la suma de muchos felices factores que coinciden en tiempo y lugar… como en los buenos cuentos.

Nunca fue tan cierto el dicho «todos los caminos conducen a Roma» como cuando Rafael Suárez y Domingo Mendoza se conocieron en 1956, por intermedio de un hijo del poeta Alberto Arvelo Torrealba, cuando este era embajador de Venezuela en Italia. Suárez y Mendoza se encontraban en la ciudad papal por motivos diferentes. Para ese entonces, Suárez cursaba estudios de composición y dirección orquestal en la prestigiosa Academia Santa Cecilia. A partir de ese encuentro surgió una relación de amistad entre ambos músicos, sazonada con frecuentes encuentros en los que improvisaban arreglos a dos voces sobre canciones orientales venezolanas. Ese mismo año, Suárez regresa forzosamente a Venezuela debido al fallecimiento de su padre, lo que trunca temporalmente la estrecha relación de los paisanos y amigos.

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1962

En su delicioso libro Cuentos y recuerdos, Mendoza (2015) relata que en 1958, al regresar a Venezuela, decide concretar una idea que venía acariciando: la creación de un grupo de cinco voces, sueño al que se entregaría «furiosamente hasta lograrlo». Al retornar a Caracas se reúne de nuevo con Suárez para reanudar la amistad, el paisanaje y sus romanas andanzas musicales. Algunos compromisos en el interior del país alejan a Mendoza de Caracas y separan al incipiente dúo. No será sino hasta 1962 cuando Mendoza se encuentre de nuevo con Suárez y le proponga la creación de un quinteto integrado por dos voces femeninas (soprano y mezzosoprano) y tres masculinas (tenor, barítono y bajo). Vale la pena reproducir el relato de Mendoza (2015: 129-130):

Residenciado de nuevo en Caracas y restablecido el contacto con Fucho, reiniciamos los ensayos del tan accidentado dueto, preocupados, ahora más que nunca, por la avalancha de música extranjera y nacional de pésima calidad que, por la radio, contaminaba el ambiente, haciendo de ese medio un foco de divulgación del mal gusto… Fue así como una noche inolvidable cualquiera, llamé a Fucho:

― Compai, necesito hablar contigo ahora mismo. Por favor espérame afuera.

Fui, y me percaté al llegar que lo inusual de la hora se había traducido en sorpresa y podía convertirse en argumento de apoyo para mi propósito, y sin preámbulos, le disparé a quemarropa mi inquietud:

― Fucho, quiero que arregles las canciones que hacemos tú y yo, pero para cinco voces: soprano, contralto, tenor, barítono y bajo. Vengo a proponerte seriamente que hagamos un quinteto, compai, y no puedes decirme que no. Es muy importante y este es el momento. Tenemos que hacerlo, y ya; por eso he venido a esta hora.

― Cónchale, compai, eso no es tan fácil así. ¿Y las otras voces?

― Eso es lo de menos; yo las consigo, por eso no te preocupes.

Fucho se me quedó mirando, se sentó en la acera, y masticando el último bostezo, ensayó una sonrisa, y la alegría de su cara redonda de guaiquerí iluminó la respuesta:

― ¡Cómo no, compaíto! ¡Cuenta conmigo!

Eran las dos y media de la mañana. Se puso de pie, y un abrazo apretado, largo y en silencio, fue la rúbrica del compromiso.

A partir de ese momento, Contrapunto se convertiría en la obra de sus vidas; muy especialmente, de la vida de Rafael Suárez.

Y así, como un parto de medianoche, nació el Quinteto Contrapunto. Lo demás fue comenzar a reclutar a los demás integrantes: Aída Navarro, soprano, Morella Muñoz, contralto, y Jesús Sevillano, tenor. Todos provenían de la cantera del Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela (UCV); con una descollante carrera profesional de solista, en el caso de Muñoz. Suárez provenía de la Coral Venezuela, de la cual era subdirector bajo la tutela del maestro Ángel Sauce. Aída Navarro fue sustituida por Marina Auristela Guanche, quien se mantuvo hasta los últimos días del Quinteto; al igual que Sevillano quien, a partir de 1967, emprendió una importante carrera como solista.

 

1963

Luego de arduos meses de ensayo, el conjunto lanza en diciembre de 1963 su primera producción discográfica, con el sello Polydor: Música popular y folklórica de Venezuela. En esa grabación participaron Aída Navarro, Morella Muñoz, Jesús Sevillano, Rafael Suárez y Domingo Mendoza. Gloris López, como se lee en las notas que acompañan al disco, sustituyó a Muñoz en tres temas: «Maracaibera», «Flor de loto» y «Amalia Rosa». López participó también en los primeros conciertos del conjunto y en algunos recorridos de la primera gira por el interior del país.

La música tradicional venezolana nunca había tenido un tratamiento como el que Suárez le imprimió en sus arreglos; por primera vez, se vestía de pantalones largos y accedía a escenarios que antes le eran ajenos

Un hecho ha escapado a la lupa de la musicología en Venezuela: todas las fuentes consultadas dan fechas erróneas para los discos; excepto el último, publicado en el primer semestre de 1970. Para el primer disco dan como fecha 1962; pero, según el testimonio de Mendoza (2015), fue a finales de 1963. Esto fue refrendado por Gloris López, en entrevista reciente para este artículo:

Comencé en septiembre de 1963. Aída [Navarro], gran amiga y compañera del Orfeón Universitario, me invitó a ir a un ensayo en su casa. Estaban ensayando Pájaro Tilín. Me quedé muda, no podía creer lo que oía. Me citaron. Fucho [Rafael Suárez] me probó y comenzamos los ensayos. Morella [Muñoz] viajó unos cuantos días después. Ya habían grabado casi todo el primer disco y faltaban tres canciones. Era con Polydor.

Otro testimonio que apunta a la fecha correcta es el de Jesús Sevillano, en un micro televisivo de la serie Encuentro con…, muy popular en la década de los noventa (Fundación Bigott, 1997):

El Quinteto Contrapunto fue una obra que causó un hito en la música popular, no solamente en Venezuela sino en toda la América Latina. Lo fundamos conjuntamente con uno de los grandes músicos y extraordinarios hombres que yo he conocido en mi vida como fue Rafael Suárez. Ahí tuvimos una maravillosa experiencia… Contrapunto se fundó más o menos en el año 62, finalizando, y 63.

Una investigación hemerográfica mostró que el diario El Nacional publicó, el domingo 15 de diciembre de 1963, un breve artículo (sin firma) que llevaba por título: «Quinteto Contrapunto grabó selectos aires folklóricos». En el primer párrafo se lee: «El Quinteto Contrapunto, integrado por voces privilegiadas, acaba de grabar un disco que contiene doce canciones típicas venezolanas». El resto de la reseña da constancia de sus integrantes, el repertorio y una foto de la carátula del disco.

Al Quinteto le habría bastado con este único registro sonoro para entrar al Olimpo de los dioses. Por fortuna, logró realizar cuatro discos más. A los novedosos, exquisitos e irreprochables arreglos de Suárez, se sumaban la ejemplar amalgama vocal y la habilidad musical de sus integrantes, factores que otorgaban al conjunto un sentido de fusión hasta ahora inédito. A estos valores hay que agregar que la música tradicional venezolana nunca había tenido un tratamiento como el que Suárez le imprimió en sus arreglos; por primera vez, se vestía de pantalones largos y accedía a escenarios que antes le eran ajenos.

Ese primer volumen, del cual se vendieron más de 50.000 ejemplares en solo unos meses, y las sucesivas presentaciones en público produjeron un verdadero terremoto en el mundo musical venezolano de aquel entonces. ¡Incluso el tema «Maracaibera» llegó a desfilar por el Hit Parade! El conjunto alcanzó una popularidad comparable solo a la de los grupos de música pop. A propósito de este fenómeno, Gloris López recuerda:

Aquello era una locura: ensayos, invitaciones, grabación, promoción, firmar discos, vender discos, presentaciones en sitios culturales. La pequeña gira a Barcelona y Puerto La Cruz, ¡donde casi nos ahoga el gentío! Estudiaba cuarto año de Economía. Además, trabajaba de maestra por las tardes, iba a mis ensayos del Orfeón, ¡qué locura! Era cómico para mí, por ejemplo, tener que salir de clase y esperar que arrancara el bus de la UCV. ¡No me dejaban llegar al patio del rectorado!

 

1964

A propósito de la primera presentación del Quinteto Contrapunto cuenta Mendoza (2015: 119):

El primer contacto real que tuvo el Quinteto Contrapunto con su compromiso, fue el domingo 20 de enero de 1964, cuando se presentó en un hervidero de dos mil personas en La Casa del Maestro, en el Barrio Sucre de Barcelona.

Es muy probable que cuando Mendoza dice «el primer contacto real» se refiera a su primer concierto profesional propiamente dicho, de contacto musical con el gran público y fuera del contexto de una feria o exposición, porque en reseña de El Nacional, del lunes 16 de diciembre de 1963, al día siguiente de la reseña alusiva a la grabación del disco, se da cuenta de un recital que ofrecieron en el Museo de Bellas Artes, en el marco de la VI Feria de Navidad que organizaba la Sociedad de Amigos del Museo de Bellas Artes. Parte de la reseña dice: «Magnífica la interpretación del conjunto vocal, para deleite de la gran cantidad de público que colmó el salón de la Feria de Navidad. Muestras de la canción folklórica fueron ‘Maracaibera’, ‘Amalia Rosa’, ‘Río Manzanares’, ‘La puerca’, ‘Pájaro Tilín’, ‘Sebucán margariteño’ y ‘Gaita margariteña’». En la foto de la reseña se puede apreciar al conjunto formado para esa ocasión por Aída Navarro, Gloris López, Jesús Sevillano, Domingo Mendoza y Rafael Suárez. Según testimonio de Gloris López, esta fue la primera presentación pública del Quinteto Contrapunto.

Hace muchísimos años Contrapunto no solo debió haber sido declarado Patrimonio Musical de Venezuela, sino que su discografía debería estar a la disposición de todo el público interesado

Lo cierto es que, precedidos del éxito de su primer disco, Contrapunto realiza esta presentación en Barcelona, enmarcada en una gira por diversas ciudades y pueblos del interior del país, con la estrategia de crear expectativas en Caracas, donde el conjunto culminaría su periplo. Cuenta Mendoza (2015: 120-121):

Finalmente, cantamos en el Aula Magna de la Universidad Central el 26 de junio de ese mismo año [1964], pero en el transcurrir de esos seis meses, habíamos repasado el país de arriba abajo y de este a oeste con más de cien presentaciones, desde San Félix y Ciudad Bolívar hasta Coro y Maracaibo, y desde Río Caribe y Carúpano, hasta Mérida y San Fernando de Apure. Ningún rincón de la geografía nacional, por apartado que fuera, había escapado de nuestra presencia musical, ratificando así la razón de ser del Quinteto, aunque apenas quedaba tiempo para el disfrute del aplauso generoso y gratificante de cada fin de semana. Las crónicas de prensa de esa época de cruzadas, registran el entusiasmo con que el país nos recibió en cada una de esas fiestas de intercambio de emociones y compenetración mutuas.

La misma pesquisa hemerográfica verificó no solo la fecha del concierto en el Aula Magna, sino también las fechas de los posteriores discos. El jueves 25 de junio de 1964, el día anterior al concierto, El Nacional titula: «Nuevas grabaciones folklóricas del Quinteto Contrapunto». El sumario de la reseña dice: «El brillante conjunto vocal-instrumental, ha editado el segundo disco y ofrecerá mañana un recital en el Aula Magna». El segundo disco —Música popular y folklórica de Venezuela, Vol. 2— también fue fechado erróneamente como de 1963. Su fecha correcta es, entonces, junio de 1964. Vale la pena citar la reseña de El Nacional:

Uno de los fenómenos más importantes que dentro de la creación musical venezolana se ha producido en estos últimos años, ha sido la aparición del Quinteto Contrapunto. Venezuela tiene en esta agrupación una muestra indiscutible de lo que puede hacerse y hasta dónde se llega, cuando quienes realizan los proyectos artísticos, son verdaderos artistas…

El Quinteto Contrapunto ofrecerá mañana un concierto en el Aula Magna. Para quienes lo han escuchado, otro instante feliz en puertas; para quien no lo conozca todavía, la oportunidad de descubrir algo ante lo cual no podrá permanecer indiferente.

A finales de ese mismo año, 1964, se encuentra en las páginas de El Nacional, el jueves 4 de diciembre, un aviso comercial que reza:

Era el tercer disco de Contrapunto —Aguinaldos— fechado erróneamente en 1965. La fecha de lanzamiento debió haber sido noviembre de 1964, dada la fecha de publicación del aviso.

Debido al éxito de sus dos primeros discos, la empresa Polydor también hizo ese año una edición contentiva, en un álbum, de ambos volúmenes. Por ello en el aviso se ofrece un «Album de lujo stéreo». Ningún artista venezolano había logrado que su empresa discográfica, en menos de un año, reeditara sus grabaciones por su popularidad. En el caso del Quinteto no solo ocurrió este fenómeno, ¡sino además por partida doble! En el período que va de diciembre de 1963 a diciembre de 1964, el Quinteto Contrapunto había logrado grabar y publicar tres discos.

Tal fue el éxito del conjunto que en diciembre de ese año fueron merecedores del Guaicaipuro de Oro, en el renglón «Conjunto del año», galardón fundado por el periodista Juan Vené, que por muchos años se otorgaba, por votación de la prensa que cubría la fuente de espectáculos, a lo más destacado de la televisión y la radio. Igualmente, ese mismo año 1964, el primer disco de Contrapunto obtuvo el galardón «La Estrella de Oro» por volúmenes de venta.

La discografía del Quinteto Contrapunto constituye una cátedra sonora en el tratamiento de los diferentes y numerosos géneros musicales venezolanos que Suárez tuvo a bien arreglar

 

1965

El lunes 14 de junio de 1965, El Nacional reseña en sus páginas: «Gira por Europa hará Contrapunto». Además de anunciar que el conjunto realizaría en octubre una gira por diversos países europeos, la reseña da cuenta de lo siguiente: «Anuncian que su tercer (sic) long play saldrá al mercado a fines de julio… El disco contendrá, entre otras composiciones: Mare mare, María Tolete, Fulía de Cumaná, La Bella, etcétera». En realidad era el cuarto disco del conjunto, titulado como los anteriores: Música popular y folklórica de Venezuela. De nuevo, este cuarto volumen fue erróneamente fechado como de 1966. La fecha correcta era julio de 1965.

En reseña del viernes 26 de julio de 1965 El Nacional titula: «Contratan en Alemania al Quinteto Contrapunto. El 6 de agosto se presentará en el Aula Magna». En un párrafo se constata el impacto que el Quinteto había producido en el escenario musical venezolano:

El Quinteto Contrapunto es el fenómeno musical más valioso, dentro de la verdadera elaboración artística, que ha aparecido desde hace algunos años en nuestro país. Toda una revalorización de las canciones folklóricas nacionales, ha sido realizada con un gran sentido del efecto y de la creación. Los resultados expresados a través de cinco voces más la parte instrumental del cuatro para el ritmo, nos ofrecen visiones «nuevas» de viejas canciones. El éxito de estos artistas es internacional.

En 1965 Europa abre sus puertas al Quinteto Contrapunto. Según Mendoza (2015), gracias a un intercambio cultural entre Italia y Venezuela, el conjunto es seleccionado para representar al país en el viejo continente, no sin antes sufrir las sempiternas e indolentes políticas culturales oficiales. El Quinteto pudo sortear los avatares para completar sus pasajes aéreos, gracias a la colaboración de la empresa disquera Polydor y a las gestiones de Armando Córdova, representante de Contrapunto. Además, pudo extender la gira a otras ciudades europeas. Roma, Hamburgo, Londres, Berlín, Praga y Varsovia se rindieron al conjunto en cada una de sus presentaciones, con los más halagadores comentarios y el afecto del público.

Algunos juicios críticos de la época testimonian la calidad y la impronta del Quinteto Contrapunto:

  • «Excelente» (Vicente Emilio Sojo).
  • «Lo mejor que se ha hecho con nuestra música folklórica» (Juan Bautista Plaza).
  • «Un grupo cuya afinación, perfección rítmica y talento interpretativo lo coloca en lugar especial dentro del ambiente musical venezolano» (José Antonio Calcaño).
  • «Indiscutiblemente, este disco es en sí algo inusitado en nuestro medio» (revista Crítica Contemporánea).
  • «La cursilería y el aventurerismo musical están de duelo desde que apareció el Quinteto Contrapunto» (Alí Brett Rodríguez, revista Momento).
  • «Al comenzar los primeros compases se detienen todas las conversaciones para escuchar el disco más extraordinario de los que hayamos escuchado» (diario El Mundo).
  • «He oído al Quinteto Contrapunto en Caracas. La altura artística de este conjunto que se dedica a la música folklórica es extraordinaria, quiero decir única en el mundo. Quisiera que estos cantantes que tanto entusiasman encontraran el camino hacia Europa, allá los recibiremos con entusiasmo» (Helmuth Thierfelder, director de la Orquesta Sinfónica de Hannover).
  • «La perfección, el talento y el entusiasmo del Quinteto Contrapunto me han conmovido, desde ya me considero su más rendido admirador» (Edouard van Remoortel, director de la Orquesta Sinfónica de Chicago).
  • «Lo considero una excelente concepción de la interpretación de la música folklórica» (Eugene Jochum, director de la Orquesta Sinfónica de Berlín).
  • «… es el mejor tratamiento que conozco de la música folklórica» (Julián Orbón, compositor hispano-cubano).

 

1966-1970

Mendoza (2015) cuenta que, en 1966, con la salida definitiva de Morella Muñoz, ingresó Mariela Valladares. Según testimonio de Gloris López, Elvira Yajure también participó como contralto del Quinteto para ese año.

Luego hay un vacío de más de cuatro años, como testimonian las notas al quinto y último disco de Contrapunto —Música popular y folklórica de Venezuela, Vol. 5— editado a comienzos de 1970 por Vida Records. «Después de un prolongado silencio de más de 4 años, retorna “Contrapunto”… La reaparición del Quinteto Contrapunto trae consigo toda la inquietud acumulada en la dilatada ausencia, y este nuevo disco es el modesto saludo del regreso». En la grabación participaron Marina Auristela Guanche, Otilia Rodríguez en el papel de contralto, Jesús Sevillano, Domingo Mendoza y Rafael Suárez. Efraín Arteaga, bajo, ingresó en julio de 1970 en sustitución de Domingo Mendoza, y participó en su primer concierto con el Quinteto a las dos semanas de haberse incorporado. Dice Arteaga, en entrevista para este artículo: «Cuando ingresé a Contrapunto ya había salido Mendoza y el Quinteto había estado inactivo antes de mi llegada». Quedará para otros investigadores identificar las causas por las cuales el conjunto mantuvo tan «prolongado silencio» y tan «dilatada ausencia».

 

1971

Arteaga: «Contrapunto cesó cuando falleció Fucho en septiembre de 1971». Suárez fallece el 30 de ese mes sin haber cumplido los 42 años.

A la inminente disolución de Contrapunto emergen otros conjuntos que recogieron el testigo. Tales son los casos de Quinto Criollo, Serenata Guayanesa y, muy especialmente, el Quinteto Cantaclaro, que contaba con tres excelentes arreglistas entre sus integrantes, quienes a su vez contribuyeron a engrosar el repertorio: Efraín Arteaga, Felipe Izcaray y Federico Ruiz, su director. Pero como Suárez, dedicado por completo a crear una imagen y una identidad sonora propias para Contrapunto, plasmadas en cinco ediciones discográficas, no ha habido otro arreglista que haya tratado la música venezolana de raíz tradicional de la manera como él lo hizo, en calidad y cantidad. Muchas canciones del repertorio de Contrapunto se escuchaban por primera vez fuera del contexto donde se originaron. Y muy probablemente tal cancionero hubiese caído en el pozo del olvido, de no ser por la importante labor de rescate y difusión que enarbolaron como bandera Suárez y Mendoza desde el primer momento.

La discografía del Quinteto Contrapunto constituye una cátedra sonora en el tratamiento de los diferentes y numerosos géneros musicales venezolanos que Suárez tuvo a bien arreglar: golpe larense, danza zuliana, joropo, diversión, vals, corrido, fulía, bambuco, merengue, serenata, aguinaldo, villancico, gaita, guasa, contradanza, canción de cuna, y hasta una tonada chilena y un son cubano. Quizá sin pensarlo, o sin proponérselo, Suárez llevó el oficio de arreglista a un grado de perfección similar al de un compositor serio y cabal. Tanto así que su obra es referencia obligada para quien desee convertirse en buen arreglista. Muchos arreglistas posteriores aprendieron sus primeros arcanos del oficio escuchando los arreglos de Rafael Suárez. Cualquiera de las canciones de Contrapunto está tan magníficamente bien arreglada que, sin lugar a dudas, pueden considerarse versiones corales definitivas.

«Fulía de Cumaná» fue el único tema de Contrapunto que no fue arreglado por Suárez, sino por la excelsa compositora Modesta Bor (1926-1998), quien constituye un caso aparte, pero de igual importancia y significación. Margariteña, al igual que Suárez, Bor hizo lo propio para el Grupo Vocal Arpegio, sexteto vocal femenino fundado en 1966 de corta vida musical y con dos grabaciones a cuestas. De igual modo realizó, durante catorce años, una importante labor al frente del Coro de Niños de la Escuela de Música Juan Manuel Olivares, para quienes elaboró innumerables arreglos que hoy nutren el repertorio nacional de coros infantiles. También formó parte del plantel de arreglistas del mencionado Quinteto Cantaclaro. Modesta Bor prosiguió, hasta sus últimos días, su labor de compositora y arreglista para el movimiento coral venezolano. Desde la cátedra de composición que mantuvo por muchos años en la Escuela de Música José Lorenzo Llamozas alentaba a sus discípulos a emprender la elaboración de arreglos corales como una importante labor venezolanista. Las obras corales originales y los arreglos de Modesta Bor sobreviven, junto con los de Suárez, en el repertorio de los coros venezolanos y, gracias al trabajo editorial de la Fundación que lleva su nombre, con sede en Mérida, se encuentra a la disposición de directores, estudiantes de composición y amantes del género.

Los arreglos de Rafael Suárez, luego de su desaparición física, comenzaron a circular en el ámbito de los coros aficionados de manera casi clandestina. Un repertorio nada complaciente, por sus dificultades musicales y vocales, elaborado específicamente para un exquisito conjunto dotado de las cualidades y habilidades para abordarlo, comenzó poco a poco a engrosar los programas de concierto de coros venezolanos. Este hecho muestra una doble faceta: por un lado, la supervivencia de la obra de Suárez en los escenarios venezolanos y, por el otro, el paulatino crecimiento musical de los conjuntos corales al abordarla. De no ser por el interés que han tenido y tienen los coros venezolanos en trabajar y difundir su legado musical, la obra de Suárez dormiría el sueño polvoriento de las gavetas.

La discografía del Quinteto Contrapunto es de muy difícil adquisición y sobrevive en Internet, gracias al cariño y la dedicación de quienes, amando la obra del conjunto y de Rafael Suárez, se han dado a la tarea de alojar el audio de todos sus discos. Por fortuna, en años recientes, la Fundación Vicente Emilio Sojo inauguró su «Colección de Autores Latinoamericanos» y publicó, en el Volumen I, la integridad de los arreglos corales de Rafael Suárez, todos al cuidado de Miguel Astor, maestro compositor y gran pedagogo, quien se dio a la tarea de compilar gran parte de esas partituras que habían circulado en precarias fotocopias, y transcribir otras directamente de los discos. Esta publicación, que cuenta con dos ediciones (1999 y 2009) es la más popular del catálogo de la Fundación Vicente Emilio Sojo.

Hace muchísimos años Contrapunto no solo debió haber sido declarado Patrimonio Musical de Venezuela, sino que su discografía debería estar a la disposición de todo el público interesado. La memoria de este país es muy frágil. Pero, a pesar de que muchos artistas no son justamente reconocidos, y cuando esto ocurre es a veces muy tarde, hay que decir que Contrapunto es más que un patrimonio. Al margen de cualquier género, es un monumento de la música venezolana, quizá el más importante

El último párrafo del libro de Mendoza (2015: 161) es lapidario: «La muerte de Rafael Suárez interrumpió ese sueño, pero en nuestras manos y nuestro espíritu vivirá el privilegio de la gloriosa obra de sus arreglos, verdadero tesoro musical. Paz a su genio creador».

 

Referencias

  • Astor, M. (2009): Arreglos corales de Rafael Suárez. Colección de Autores Latinoamericanos. Caracas: Fundación Vicente Emilio Sojo.
  • El Nacional: «Quinteto Contrapunto grabó selectos aires folklóricos». Caracas, 15 de diciembre de 1963.
  • El Nacional: «Contrapunto en Bellas Artes». Caracas, 16 de diciembre de 1963.
  • El Nacional: «Nuevas grabaciones folklóricas del Quinteto Contrapunto». Caracas, 25 de junio de 1964.
  • El Nacional: «Gira por Europa hará Contrapunto». Caracas, 14 de junio de 1965.
  • El Nacional: «Contratan en Alemania al Quinteto Contrapunto». Caracas, 26 de julio de 1965.
  • Fundación Bigott (1997): Encuentro con… Jesús Sevillano. Caracas: Fundación Bigott. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=RLFNrQgt7Do
  • Mendoza, D. (2015): Cuentos y recuerdos. Panamá: Articruz.

César Alejandro Carrillo, compositor y director.