Cambios de paradigmas financieros debidos a la pandemia

1999
Fotografía: Greg Nunes / Unsplash

Joyce Chang sostiene que la pandemia ha ocasionado cuatro cambios que afectarán a los mercados financieros: caída de la liquidez del mercado de renta fija, aplicación de políticas monetarias poco convencionales por bancos centrales de países desarrollados, escalada del enfrentamiento China-Estados Unidos y desglobalización y expansión del populismo.

Carlos Jaramillo / 6 de agosto de 2020


 

En una época de grandes cambios como la actual, siempre se agradece cuando una persona es capaz de sintetizarlos y brindar a los lectores de la prensa especializada en finanzas un marco de referencia para poner en orden la información que les bombardea constantemente. Este es el caso de Joyce Chang, jefa de Investigación Global de JP Morgan.

Chang identificó cuatro cambios paradigmáticos, acelerados por la pandemia, que tendrán un gran impacto en los mercados financieros en los próximos años. El primero es la caída de la liquidez del mercado de renta fija, ocasionada por cambios estructurales en ese mercado. La reducción de las tasas de interés, producto de la crisis financiera de la década pasada, condujo a una emisión récord de bonos, cuya oferta se expandió de 36 billones de dólares en 2008 a 60 billones en la actualidad.

Con la expansión de los instrumentos de renta fija aumentó también la oferta de los vehículos de inversión que se usan para transarlos; en particular, los ETF que en el mismo período pasaron de 700 millardos de dólares a 6,1 billones. Esta explosión de la oferta sucedió en un momento en el que las regulaciones de la Ley Dodd-Frank de 2010 redujeron la capacidad de los bancos comerciales estadounidenses —los principales intermediarios en la compra-venta de esta familia de instrumentos— de poseer títulos por cuenta propia, al poner un límite a su tenencia equivalente al treinta por ciento del patrimonio de las instituciones financieras.

La reducción de la liquidez en el segmento de renta fija aumentó la volatilidad de los precios de estos instrumentos. Por ello, la FED tuvo que crear a comienzos de la pandemia fondos de inversión para intervenir en los mercados secundarios de deuda, debido a la ausencia de demanda de inversionistas en general.

El segundo cambio paradigmático consiste en la aplicación en los últimos meses de políticas monetarias poco convencionales por los bancos centrales de los países desarrollados. Hasta hace muy poco tiempo, mantener la inflación y el desempleo dentro de unos límites previamente acordados se consideraba la principal responsabilidad de un banco central. Sin embargo, en ambientes de mínima inflación surge la posibilidad de que los bancos centrales usen la política monetaria para preservar la estabilidad financiera del sistema. Muestra de ello es que, en los últimos tres meses, la Reserva Federal ha asignado tres veces más recursos que durante toda la crisis financiera de la década pasada, mediante inyecciones de liquidez en los mercados de deuda. De no existir una estrategia para recoger la liquidez inyectada, este cambio puede entenderse como estructural.

El tercer cambio es el incremento de la lucha por el poder entre China y Estados Unidos. De momento la recuperación de la economía china, luego del confinamiento vivido en el primer trimestre de 2020, es más robusta que la esperada. Todavía está por verse si será aún mayor que la de Estados Unidos, lo que exacerbaría aún más el conflicto. A diferencia de muchos analistas, Chang no cree que las multinacionales se vean en la disyuntiva de escoger entre el mercado chino y el estadounidense.

El mercado chino es muy atractivo: tiene una infraestructura y una oferta de mano de obra calificada a las que difícilmente se puede renunciar. Como ejemplo de ello, Chang destaca que del sistema educativo chino egresan anualmente 1,4 millones de científicos, ingenieros, tecnólogos y matemáticos, profesiones indispensables para producir bienes y servicios de alto valor agregado.

En los próximos años se hablará mucho de la estrategia China + 1; en términos prácticos, esto significa que las empresas no deben abandonar China, pero tampoco depender totalmente de ella. El envejecimiento de la población china, a una tasa mayor que la estadounidense, es un hecho que entra a complicar el conflicto entre estos gigantes de la economía mundial.

El cuarto cambio paradigmático es el de la desglobalización y la expansión del populismo. Si bien hay mucha preocupación por la desigualdad, las olas migratorias y las tentaciones proteccionistas, también existen dudas sobre la capacidad de los gobiernos populistas para responder a la crisis global que la pandemia ha ocasionado. De los cuatro cambios este es el menos claro, y su consolidación dependerá de los actores políticos y sus circunstancias.

La señora Chang cierra su discusión sobre los cambios de paradigmas con consejos prácticos para las carteras de inversión. En líneas generales, recomienda comprar acciones de empresas del norte de Asia que aprovecharían cualquier recuperación temprana de la economía china de los embates de la covid-19. También aconseja aprovechar la inyección de liquidez de los bancos centrales para comprar oro, que es un clásico vehículo de cobertura en contextos de incertidumbre y bajas tasas de interés. Una vez identificados los cambios paradigmáticos, solo queda ajustar nuestras carteras a las nuevas tendencias de la economía global.


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

Suscríbase al boletín de novedades aquí.