Conocidos desconocidos: el impacto del alza de las tasas de interés en la industria estadounidense de los seguros

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Imagen de Oleksandr Pidvalnyi en Pixabay

Se ha documentado con mucho detalle el impacto del alza de las tasas de interés en las instituciones bancarias, pero poco se hablado de las empresas de seguros. A diferencia de los bancos, estas no tienen obligación de reportar el deterioro del valor de sus inversiones en renta fija. Pero, luego de más de una década de bajos rendimientos, han tenido que aumentar su perfil de riesgo.


Desde marzo de 2022 la Reserva Federal (FED) ha subido en diez ocasiones la tasa de fondos federales con el objeto de reducir la inflación en Estados Unidos. En un contexto de tasas al alza, las carteras de instrumentos de deuda a tasa fija pierden valor, debido a que los precios de los títulos valores que los componen se mueven en sentido inverso al de las tasas de interés. Además, el dinero fresco que entra al sistema financiero se coloca a rendimientos mayores.

Hasta el momento se ha documentado con mucho detalle el impacto que el alza de las tasas de interés ha tenido en las instituciones bancarias estadounidenses. Pero poco se hablado de otras instituciones que también son sensibles al movimiento de las tasas de interés: las empresas de seguros.

A diferencia de los bancos, las aseguradoras no tienen obligación de reportar el deterioro del valor de sus inversiones en renta fija cuando suben las tasas de interés. Por ello pueden soportar, sin mayores consecuencias, la volatilidad de precios de los títulos valores al mantenerlos a vencimiento.

Como estas compañías tienen un flujo regular de dinero debido al pago de las primas de las pólizas, captan muy rápidamente el impacto positivo de las tasas de interés, al colocar estos recursos en los mercados de renta fija. Sin embargo, la historia con las compañías de seguros no es tan simple.

Luego de más de una década de bajos rendimientos en los mercados de deuda, las aseguradoras han tenido que hacer importantes ajustes a sus carteras de inversión para compensar los magros retornos que estuvieron vigentes hasta el comienzo del año 2022. ¿Cuáles son esos ajustes? Han tenido que aumentar el perfil de riesgo de los títulos valores incluidos en sus carteras de inversión y poner mayor énfasis en papeles más ilíquidos y en emisores de menor calidad crediticia, entre los que se incluyen bonos de corporaciones privadas e hipotecas sobre inmuebles de uso comercial.

En 2008, justo antes del comienzo de la Gran Crisis Financiera de 2007-2009, estos títulos ilíquidos o riesgosos totalizaban alrededor de 1,2 billones de dólares del balance consolidado de la industria del seguro. Al final de 2021, esa partida de activos de riesgo era de 2,25 billones de dólares, y representaba un 33 por ciento del total de activos del sector.

A diferencia de los bancos regionales estadounidense, que cuando enfrentaron retiros masivos de depósitos se vieron en la necesidad de vender títulos valores (treasuries) a pérdida, las compañías de seguros no tienen demandas de fondos tan poco predecibles. Pero sí necesitan mecanismos para obtener efectivo; para ello usan como colaterales instrumentos de alto riesgo, cuando las circunstancias lo ameritan. Estos mecanismos son muy variados e incluyen las clásicas operaciones de préstamos de títulos valores, los acuerdos de recompra de títulos valores (repos), los valores respaldados por acuerdos de financiación (funding-agreement-backed securities) y los anticipos del Sistema Federal de Bancos Hipotecarios (conocido por el acrónimo FHLBanks).

El FHLBanks es una red de bancos de segundo piso que da liquidez a las instituciones participantes en el financiamiento hipotecario en Estados Unidos, entre las cuales se encuentran las compañías de seguros, que compran títulos hipotecarios para sus carteras de inversión y eventualmente pueden darlos en garantía a esta red para obtener líneas de crédito. Este es el mecanismo de obtención de liquidez más utilizado por el sector de empresas de seguros en ese país.

La banca estadounidense produce información sobre la composición de su cartera de títulos valores suficiente para medir pérdidas potenciales en un escenario de alza de tasas de interés. Este no es el caso de las empresas de seguros, por lo que, a ciencia cierta, no se puede medir el impacto del deterioro de los precios de los títulos ilíquidos o riesgosos con la información pública disponible.

Hay reportes de la FED que reconocen la reducción de la liquidez de las carteras de títulos valores de las empresas de seguros, en particular las que ofrecen pólizas de vida. Pero sus pasivos se han vuelto un poco más exigibles, debido a cambios demográficos y otras razones.

¿Qué sucedería si las aseguradoras tuviesen que enfrentar un incremento súbito del volumen de siniestros? Si se toma como referencia el aumento de la siniestralidad durante la covid-19, estas organizaciones fueron capaces de transformar parte de su cartera de activos riesgosos en efectivo y lograron, según información de la FED, incrementar sus reservas de efectivo en 63.500 millones de dólares.

Lamentablemente no se conocen los detalles de cómo funcionaron estos mecanismos de provisión de liquidez. Esta es una gran debilidad, pues no es posible identificar potenciales talones de Aquiles. Es posible que los productos derivados y las líneas de crédito del FHLBanks tengan un papel estelar en la provisión de tales recursos.

Con el debilitamiento de los bancos regionales, el FHLBanks ha cubierto importantes espacios de financiamiento. Pero este es un organismo de capital privado, aunque patrocinado por el gobierno de Estados Unidos, por lo que en caso de una crisis sistémica en la cual se deterioren los colaterales que entregan las empresas de seguro, podría no tener el músculo financiero necesario para coordinar una estrategia estabilizadora de los distintos agentes económicos a los cuales atiende.

Una eventual crisis del sector de inmuebles comerciales, financiados en buena medida por los bancos regionales —que a su vez se apoyan en el FHLBanks como proveedor de liquidez—, podría mostrar claramente las debilidades de los mecanismos de provisión de liquidez del sector de los seguros. El problema de corto plazo es la opacidad con la que este sector gestiona los mecanismos de obtención de liquidez con su cartera de inversiones como garantía. ¿Afecta el alza de las tasas de interés la solvencia del sector?

Esta pregunta no tiene una respuesta precisa. Hasta que no se modifiquen los mecanismos regulatorios del sector asegurador para llenar los vacíos de información, seguiremos viviendo en lo que el exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, llamó el mundo de los «conocidos desconocidos».


Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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