Mientras llega el oso

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Fotografía: Pixabay.

Después de casi diez años de crecimiento sostenido de la economía estadounidense, los actores económicos se preguntan cuánta vida le queda a este mercado accionario alcista que comenzó en marzo de 2009.

Carlos Jaramillo / 18 de octubre de 2018.


El índice S&P 500 cayó siete por ciento con respecto a su máximo histórico de 2.920 puntos alcanzado el pasado 17 de septiembre de 2018. Como es natural, después de casi diez años de crecimiento sostenido de la economía estadounidense, los actores económicos se preguntan cuánta vida le queda a este mercado accionario alcista que comenzó en marzo de 2009.

Las correcciones de los mercados accionarios son —como los impuestos y la muerte— inevitables, por lo que se impone repasar algunas ideas para posicionar carteras de títulos valores frente a tales hechos.

El timing no existe

Este término inglés se refiere a tomar decisiones de inversión en el mejor momento posible; por ejemplo, comprar una acción al menor precio y venderla al mayor. Como tal habilidad no está al alcance de los mortales, se sugiere elaborar una lista de títulos valores de interés, que contenga precios a los cuales se estaría dispuesto a comprar y vigilarla cotidianamente. Esto evita sesgar la visión del inversionista, quien cuando ve al mercado accionario desplomarse empieza a pensar que lo hará sin fin, y deja pasar oportunidades de compra irrepetibles.

Durante caídas generalizadas, como las ocurridas la semana anterior, algunos títulos valores se ven castigados por eventos que no tienen impacto directo en su desempeño. Esto se debe a comportamientos de «manada»: la mezcla de transacciones de inversionistas informados y no informados produce volúmenes de operaciones que los intermediarios solo pueden procesar castigando el precio al cual los actores financieros se ven obligados a realizar las ventas de sus títulos valores.

Los inversionistas institucionales, durante estas caídas, necesitan liquidar posiciones para generar efectivo que les permita cubrir pérdidas o reducir apalancamiento. En esos momentos de pánico se venden los títulos más líquidos, no necesariamente los que se liquidarían en condiciones ideales. Así se crean oportunidades de compra «irrepetibles».

No toda caída precede a un rebote

En los mercados alcistas, este es el comportamiento esperado. Y luego de diez años de este movimiento alcista es tentador repetir una táctica que hasta ahora ha sido exitosa. Sin embargo, en la medida en que empiezan a converger tasas de interés al alza con amenazas de guerras comerciales y tensiones políticas en la eurozona, la apuesta de comprar en las caídas para cosechar en el rebote se vuelve menos obvia.

Vigilar el desempeño de otros mercados relevantes

El apetito por la compra de inmuebles en mercados premium crece cuando los agentes económicos se sienten optimistas sobre el futuro. En días recientes, el Financial Times publicó un artículo según el cual la venta de nuevas viviendas en Manhattan había caído 39 por ciento en lo que va de 2018, comparada con el mismo periodo del año pasado. En el caso de inmuebles con precios superiores a tres millones de dólares se ha vendido uno de cada seis viviendas en oferta, mientras que en 2017 se había vendido uno de cada tres.

Cuando el mercado inmobiliario o el de arte muestran cierta ralentización es prudente esperar una pérdida de impulso del mercado accionario. Esto puede indicar que los potenciales beneficios de una subida del precio de las acciones no sean suficientemente atractivos para justificar la compra de nuevos títulos.

No es pecado mantener efectivo

Ahora, cuando las tasas de interés en dólares suben, el costo de oportunidad de una posición en efectivo se reduce. Por lo tanto es táctico mantener estas reservas a la espera de que una corrección permita adquirir títulos de interés a precios de oportunidad.

Tarde o temprano el oso llega

Si bien es verdad que los mercados accionarios alcistas no mueren de viejos, lo hacen porque las condiciones económicas así lo decretan. Eventualmente, un período recesivo aparecerá y con él la oportunidad de comprar títulos valores que en la actualidad lucen caros. Disciplina, una estrategia de inversión bien elaborada y dinero en efectivo son los requisitos para cuando llegue el oso.


Carlos Jaramillo, profesor del IESA.

Este artículo ha sido publicado en alianza con Arca Análisis Económico.

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