Tecnología para hablar con la generación Z

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Fotografía: Pixabay.

Las redes sociales se han convertido en una característica integrada a los estilos de vida de los jóvenes, para desarrollar sus aficiones y pasatiempos.

Luis Ernesto Blanco / 30 de julio 2018


Las dificultades para la comunicación entre generaciones están retratadas en la literatura desde hace siglos. Pero, a una distancia caracterizada por expresiones idiomáticas o gustos culturales como la música o el vestido, ahora se suman nuevas dificultades: los canales que usan los jóvenes para comunicarse, informarse y expresarse son desconocidos por sus familiares y docentes.

La llamada generación Z, nacida entre el último lustro del siglo pasado y los primeros años del XXI, se ha distanciado de los mecanismos de comunicación que se consideraban tradicionales para un adolescente y un adulto joven. No ha sido fácil seguir el ritmo de los cambios tecnológicos. En lo que va del siglo XXI han surgido y desaparecido tecnologías que en algún momento maravillaron y resultaron emblemáticas: discman, fax, beeper, Palm Pilot y, más recientemente, Blackberry, por hablar de dispositivos, hoy son piezas de museo. En lo que respecta a aplicaciones, ya pocos recuerdan las salas de chat, Yahoo, Altavista y Geocities; tampoco el Messenger de Hotmail, Hi5, MySpace y otros pioneros de las redes sociales.

 

Móvil, instantáneo y efímero

En la actualidad, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (Noticias ONU, 2017), cerca de noventa por ciento de los jóvenes de Latinoamérica entre 15 y 24 años son usuarios de internet y casi todos lo hacen con el teléfono móvil. Pero si algo caracteriza las comunicaciones de este segmento es la movilidad y lo efímero. El éxito de redes como Snapchat o Instagram se basa en que buena parte de la información es desechable y no aspira a la posteridad: desaparecerá en 24 horas. Ya los jóvenes ni siquiera son tan amigos de compartir información por correo electrónico y hay indicios de que, aunque sigue reinando, Facebook comienza a parecer una cosa de viejitos. Como señala David Coffey, un experto en tecnología de Cadillac, Míchigan:

Los jóvenes de la actualidad están conociendo a gente extraña, muchos de ellos adultos, en una gran variedad de aplicaciones que abarcan desde la aparentemente inofensiva Musical.ly (que deja a los usuarios compartir videos de sincronización de labios) hasta WhatsApp, y más recientemente Houseparty, un servicio de chat grupal en video. Los adolescentes están guardando fotos atrevidas en la bóveda de algunas aplicaciones y luego intercambiándolas como tarjetas de béisbol (AP, 2018).

Con respecto a la movilidad, en 2016, GSMA, una organización de operadores móviles y compañías relacionadas, vaticinó que el número de personas que utilizan sus dispositivos para acceder a internet en América Latina crecerá cincuenta por ciento para finales de esta década y para el 2020 llegará a 450 millones de usuarios (GSMA, 2016). El estudio señala que los jóvenes pasan más de cuarenta horas por semana conectados a internet. YouTube es la plataforma de contenido a la que más recurren los internautas de la región para entretenerse, informarse y educarse (Tendencias Digitales, 2017).

Ahora, además de los agentes tradicionales de socialización (familia y escuela), las redes sociales tienen un papel fundamental en la manera como los menores adquieren parte importante de sus conocimientos. Los tutoriales en videos, desde tareas cotidianas como cocinar o maquillarse hasta situaciones más complejas como el manejo de herramientas informáticas, son la forma predilecta de adquirir nuevas destrezas. Es un nuevo reto para docentes y centros educativos, percibidos por los jóvenes como anclados en el pasado. No parece que vayan a ayudar mucho medidas como la adoptada por el gobierno francés, que prohibió el uso de celulares dentro de los colegios.

Algunos expertos consideran que es necesario buscar fórmulas para integrar las tecnologías a los procesos de enseñanza y aprendizaje:

Se debe enseñar a los niños formas responsables de utilizar la tecnología. Negarse a exponerlos a la tecnología es irresponsable por nuestra parte. Hay que enseñar los beneficios pero también los peligros y las consecuencias que los dispositivos tienen porque los riesgos del uso de dispositivos móviles no van a desaparecer por la prohibición (Ticenfid, 2017).

Otro factor que no debe ser descuidado es la seguridad y los inconvenientes de que los jóvenes compartan tanta información por las redes sociales. A pesar de las destrezas en el manejo de los dispositivos, no siempre usan contraseñas seguras y se conectan por cualquier wifi desprotegido. Los padres deben prestar atención a lo que hacen, miran y comparten sus hijos en la red, cuyo impacto va más allá de la filtración de alguna foto comprometedora o un momento vergonzoso, como quedó claro con lo ocurrido con Facebook y Cambridge Analytica, y su masiva filtración de datos personales.

 

Referencias

  • AP (2018): «¿Crees que sabes lo que tu hijo hace con su teléfono inteligente o su tableta?». Univisión Noticias. 26 de junio. https://www.univision.com/noticias/salud-mental/crees-que-sabes-lo-que-tu-hijo-hace-con-su-telefono-inteligente-o-su-tableta
  • GSMA (2016): «Los usuarios de internet móvil en América Latina crecerán un 50 por ciento para 2020». Global System for Mobile Communications Association. https://www.gsma.com/latinamerica/es/los-usuarios-de-internet-movil-creceran-un-50-por-ciento-para-2020
  • Noticias ONU (2017): «Las mujeres y los jóvenes son quienes más usan internet en América Latina». 4 de agosto. https://news.un.org/es/audio/2017/08/1420581
  • Tendencias Digitales (2017): «Uso de las redes sociales en Latinoamérica. Datos y reflexiones». Tendencias Digitales. https://tendenciasdigitales.com/redes-sociales-usos-latinoamerica/
  • Ticenfid (2017): «5 razones para permitir a los estudiantes utilizar los celulares en la clase». Observatorio TIC en FID. 5 de abril. http://ticenfid.org/5-razones-para-permitir-a-los-estudiantes-utilizar-los-celulares-en-la-clase/

Luis Ernesto Blanco, profesor de periodismo digital en la Universidad Católica Andrés Bello-